A diez años del 2006, la historia se repite

La historia se repite
El estallido social del 2006 contó con un respaldo popular impresionante.

Entrelíneas

(II de II)

Miguel Ángel Schultz

La madrugada del 14 de junio del 2006, el Gobierno del Estado ordenó el desalojó del plantón que mantenía la Sección 22 del SNTE en el Zócalo de la ciudad de Oaxaca, operativo que inició por la madrugada, asaltando el edificio sindical ubicado en el número 221 de la calle de Armenta y López, destruyendo los transmisores de Radio Plantón, que pudo transmitir en vivo el operativo policiaco, hasta que enmedio de gritos ésta se cortó.

La embestida policiaca fue brutal, elementos de los cuerpos de seguridad estaban hospedados en el Hotel Marqués del Valle, por lo que ocuparon rápidamente el Kiosco y con ello destruyeron el aparato de sonido, lo que impidió la organización de los plantonistas para repeler el ataque.

Los gases lacrimógenos llenaron la atmosfera de las calles del primer cuadro de la ciudad, los gritos, el ruido que provocaron los policías en su avance entre las tiendas de campañas, las explosiones de los disparos de las bombas de gas y el ruido de la gente corriendo, despertaron a los habitantes del Centro Histórico, que repuestos de la sorpresa, empezaron a abrir las puertas de sus casas para dar amparo a los agredidos, que huían despavoridos sin saber a dónde refugiase.

Fue al salir el sol que las cosas cambiaron, al reorganizarse los profesores, alentados por algunos adolescentes que iban a escuelas particulares, que volteaban las playeras para que no identificaran el nombre de sus colegios, para dirigirse con piedras en las manos hacia el Zócalo de la ciudad. De las casas del Centro Histórico, sus moradores, proporcionaron piedras, palos, botellas, agua, vinagre, refrescos de cola para aminorar los efectos del gas.

Un helicóptero del Gobierno del Estado sobrevolaba el primer cuadro de la ciudad arrojando más bombas de gas lacrimógeno hacia la muchedumbre, que recuperaba metro a metro las calles y echaban a correr a los policías. Para las ocho de la mañana el Zócalo de la ciudad había sido recuperado por los maestros de la Sección 22 y la población que los apoyo y no se irían de ahí hasta el 25 de noviembre de ese mismo año, desalojados por miles de policías federales y estatales.

El gobernador Ulises Ruiz Ortiz en entrevista con Humberto López Lena, cuenta que habló con funcionarios del gobierno federal y que le habían reportado que aviones de la Policía Federal con cientos de elementos llegarían la madrugada de ese 14 de junio a Oaxaca, por lo que tomó la decisión de iniciar el operativo, pero extrañamente la operación fue abortada, por lo que quedó abandonado a su propia suerte.

La Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) fue constituida, entre el 17 y 21 de junio, en el Edificio Central de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO), inmueble que fue bastión del movimiento estudiantil de 1968 y en los años 70 de la lucha popular cuando se fundaron diversos sindicatos y organizaciones populares, algunos de los cuales aún perduran.

Asimismo, el edificio -cuando era el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca- albergó movimientos que han derivado en la caída de diversos gobernadores repudiados por la población: Edmundo Manuel Sánchez Cano (1944-1947); Manuel Mayoral Heredia (1950 – 1952). Y ya siendo universidad la caída de Manuel Zárate Aquino (1975-1977). Todos ellos miembros del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

El estallido social del 2006 contó con un respaldo popular impresionante, a partir de entonces las manifestaciones adquirieron el nombre de megamarchas, si eran miles los que se manifestaban otros miles aplaudían en las calles, mostrando su respaldo y demandando la desaparición de poderes del gobierno de Ruiz Ortiz y su enjuiciamiento.

La respuesta del gobierno fue despiadada, ya que enfrentó a las manifestaciones con grupos parapoliciacos e infiltrados en el propio movimiento, por lo que se registraron actos vandálicos que nunca se aprobaron dentro de la APPO, como la destrucción del Teatro Juárez, el Planetario, el Observatorio de Oaxaca e impedir las festividades de la Guelaguetza, así como quemaron camiones, intentaron incendiar dependencias e incluso se agredió a la propia población.

También, se tomaron radiodifusoras, bajo el control de las organizaciones que las ocuparon. En tanto se instalaron cientos de barricadas, lo que a la larga fue aislando al propio movimiento, cuya base social era extraordinaria, al formar parte de la APPO, los sindicatos más importantes de Oaxaca como el STEUABJO, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud (SANTSS), el IMSS, ISSSTE, FETSE, TELMEX, entre otros, así como organizaciones sociales.

Las escenas violentas inundaron los medios de información nacional y local, en tanto transcurrían las elecciones federales cuyo candidato presidencial del PRD, era Andrés Manuel López Obrador, quien era sujeto de la campaña “un peligro para México”, impulsada por el Partido Acción Nacional y su candidato Felipe Calderón.

La radicalización del movimiento popular de Oaxaca fue el telón de fondo perfecto, para hacer ver al país los nexos de “El Peje” con Oaxaca, aunque de hecho estos no existieron. Situación que se repite hoy en día, al hacerlo responsable de las movilizaciones magisteriales.

Luego del asesinato el 27 de octubre del 2006 del camarógrafo estadounidense William Bradley Roland, en la colonia Calicanto, del municipio de Santa Lucía del Camino. También fueron asesinadas tres personas más ese día, el gobierno federal tuvo la justificación necesaria para actuar con todo su poder y desarticular, el 25 de noviembre el movimiento popular, que dejó un saldo de al menos 30 personas fallecidas y unos 300 detenidos, muchos de ellos llevados al penal de Nayarit.

La APPO en sus orígenes reivindicaba una agenda de respeto a los derechos humanos de todas y todos los ciudadanos, la defensa y preservación del patrimonio cultural tangible e intangible, los recursos naturales, mejores condiciones de vida y de trabajo, un gobierno sustentando en la democracia, la desaparición de poderes de Ruiz Ortiz y su enjuiciamiento. Así como la satisfacción del pliego petitorio de la Sección 22 del SNTE y las organizaciones que se habían sumado al movimiento.

Se nombró una comisión que sostuvo antes del golpe final negociaciones con la Secretaría de Gobernación, con su titular Carlos María Abascal, donde se ofreció quitar el mando de los cuerpos de seguridad al Gobierno del Estado, que siguiera Ruiz Ortiz; se estableciera un fondo de mil millones de pesos para el desarrollo de Oaxaca, de los que 400 manejarían las organizaciones sociales. Propuesta que no fue aceptada y el movimiento del 2006 fue desarticulado.

@MiguelAschulz

oaxacaentrelineas@gmail.com

josé

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