Por Tao
Al sabio Tao le llegó un correo del cielo hacia donde la maistra Elba dirigía su humilde mirada durante su aparición como primodelincuente, tras la rejilla de prácticas. El correo decía: “”Elba no está sola la acompaña una larga lista de favores, arreglos, tráfico de influencias a lo largo de muchos años”.
El sabio se acordó del artículo de Carlos Loret de Mola donde narraba los detalles de la captura de la maistra en el aeropuerto de Toluca, sobre todo cuando en tono soberbio y desafiante le decía al ministerio público la detuvo: “ustedes no saben la que les voy a armar”.
Pero Carlitos, ese sagaz reportero de Televisa se equivocó. Él creía que la maistra iba a incendiar el país con manifestaciones de maestros en las calles asaltando edificios públicos.
No, no, decía el sabio moviendo su pequeña cabeza, Elba no es así, ha sido temeraria, hacía esperar hasta una hora a Ernesto Zedillo cuando era secretario de Educación, pero tampoco come lumbre y menos ahora que recomendó a sus hijas una palabra desconocida en su familia: humildad. “Aprendan esa palabra, y si no la entienden busquen un diccionario apropiado”, les decía.
A lo que la maistra Elba se refería cuando dijo “ustedes no saben la que la que voy a armar” era porque guarda en su bolsillo una la larga lista de nombres, nombres y nombres de políticos, periodistas, escritores, intelectuales, funcionarios, diputados, senadores, gobernadores, empresarios que han recurrido en auxilio de sus favores y que tienen una cola tan larga y fétida que llega hasta el infierno de Dante.
A eso se refería la maistra. Por eso el sabio piensa que la guerrera está velando armas en caso de que la humildad no le funcione.
