JUICIOS SUMARIOS: Hay que tomarle la palabra

Porfirio Santibáñez Orozco
Gobernador electo de Oaxaca
Hay que tomarle la palabra

Al recibir su constancia de mayoría, el domingo 11 de julio, el ahora gobernador electo Gabino Cué Monteagudo ha vuelto a reiterar, en un lenguaje directo y transparente, los compromisos que está asumiendo con los habitantes del estado que le tocará gobernar, a partir del próximo primero de diciembre.

Como la campaña ya pasó y él ha dejado de ser candidato, no se trata de promesas sino de compromisos que ya habían sido expresados con anterioridad pero que ahora, por la nueva condición de gobernador electo en la que se encuentra, tienen una resonancia mayor.

Cué Monteagudo ha repetido nuevamente que no buscará desquitarse de quienes, se entiende que desde el gobierno del estado, le obstruyeron con trampas, en el 2004 y el 2010, su acceso a la gobernatura; pero también ha insistido, para ponerle límites a su ofrecimiento de reconciliación, en que su gobierno castigará la impunidad y la corrupción. Muy probablemente el ciudadano de a pié mascullará: ojalá sea cierto.

Otra de las expresiones que ha vertido y que ha sido recogida puntualmente por diferentes medios de información, nacionales y locales, es que no gobernará con el hígado, que tiene la cabeza fría y el corazón ardiente, con lo cual uno puede interpretar que se está comprometiendo a no dejarse llevar por la ira ni el resentimiento y que, por el contrario, va a pensar bien las decisiones que su gobierno tomará para encauzar y, si se puede, resolver los problemas del estado.

Uno de los compromisos mayores, sin embargo, es el resumido en la frase ‘para que haya paz tiene que haber justicia’ ya que da a entender que los reclamos de la gente de Oaxaca están en primer lugar, deben atenderse cuanto antes; para que el estado vuelva a su normalidad se tienen que resolver muchos de los agravios que han recibido durante largos años habitantes de agencias, colonias, pueblos, municipios y hasta regiones enteras del estado.

Es algo inusitado escuchar que, al referirse al ejercicio del presupuesto, un gobernador electo diga que el dinero del pueblo es del pueblo y que hay que cuidarlo, pero suena todavía un poco más bizarro el compromiso de que el poder del gobierno no estará, nunca más, al servicio de una familia, de una clase y mucho menos de un partido; Cué ha reiterado que su compromiso no tiene color y que su apellido es México.

¿Estoy dejándome seducir por uno de los valores más apreciados de la cultura priísta, el del culto a la personalidad? ¿Estoy sugiriendo implícitamente que con Gabino Cué se van a resolver todos los problemas del estado? No, ni en sueños; por el contrario, creo que si todos estos pronunciamientos suenan bien, son políticamente adecuados para el momento que estamos viviendo, habrá que conceder, muy ampliamente, el beneficio de la gracia que todo gobierno entrante debe recibir.

Lo interesante aquí y el reto para todos será comparar estos compromisos con las realidades que se presenten a partir del 1 de diciembre. Es magnífico que haya ese tipo de deslindes, planes y hasta ofrecimientos generosos a la hora de la victoria; pero así como no se trata de idolatrar tampoco se puede prejuzgar ni exigir imposibles.

Más allá de lo que signifiquen estas frases, solo hay que tomarlas imparcialmente como puntos de referencia; se trata de ver si como habla hoy actuará después. Abundaremos…

josé

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