Catorce obras de arte sacro virreinal robadas en diversas entidades del país y 180 piezas arqueológicas (36 de ellas falsas o sin valor) que se recuperaron en lo que va del año, fueron presentadas hoy como resultado de tres cateos realizados en Jalisco, Distrito Federal y Tlaxcala.
El primero de ellos se llevó a cabo en febrero, en Tlaquepaque, Jalisco, donde fueron recuperados tres óleos de gran formato que se exhibían en una galería. Las obras se titulan El Nacimiento de la Virgen y La Adoración de los Reyes Magos, del siglo XVIII, que fueron robadas en septiembre de 2008 del templo de Santa Matilde, en Pachuca, Hidalgo. También se recuperaron los cuadros titulados Las ánimas del purgatorio, Oración en el Monte de los Olivos y una Virgen de Guadalupe, los tres de la época virreinal.
En la misma galería se aseguraron también tres esculturas de entre 80 y 107 centímetros de altura, que representan a los Reyes Magos, probablemente de los siglos XVII o XVIII, robadas en Izucar de Matamoros, Puebla en 2001; así como una talla en madera policromada denominada Cristo del Perdón, del siglo XVIII, robada en 2008 en San Agustín Tlaxiaca, Hidalgo.
Posteriormente se dio con el paradero de una pintura denominada Virgen de Guadalupe con San Joaquín y Santa Ana, que data al parecer del siglo XVIII y que fue robada el 3 de febrero de 2009 del templo de San Gabriel Ometoxtla, en el municipio Juan C. Bonilla, Puebla, misma que había estado expuesta para su venta en dicha negociación, en Tlaquepaque, Jalisco.
Un segundo cateo fue realizado en julio, en la delegación Iztapalapa, en el Distrito Federal, donde fue asegurado un lote de 174 piezas arqueológicas, de las cuales 32 son falsificaciones que pretenden recrear rasgos prehispánicos de Mesoamérica. Así mismo se identificaron dos cantos rodados sin valor cultural y dos objetos que no comparten características con las culturas asentadas en territorio mexicano.
Por lo anterior, además de investigarse el robo, venta y extracción ilegal del país de bienes culturales, se suma el de falsificación de piezas arqueológicas.
En el domicilio de Iztapalapa se localizaron también dos pinturas al óleo, una de ellas titulada Virgen de Guadalupe, también robada de San Gabriel Ometoxtla, en el municipio Juan C. Bonilla, Puebla y la otra denominada La muerte de Jesús, sustraída el 21 de enero de 2009 del templo de Santa María Tlacatecpa, en el municipio de Contla, Tlaxcala.
Especialistas en restauración y conservación del INAH señalaron en su dictamen que las obras pictóricas son auténticas, que por sus características materiales y formales datan del siglo XVIII y corresponden a las sustraídas de los templos anteriormente mencionados.
También se encontraron textiles (tres casullas, dos capas pluviales, un paño de hombros, dos mitras y un mantel) libros antiguos del siglo XVIII (misales en latín), tres esculturas de madera policromada, una de ellas identificada como Cristo sangrante; un fragmento de pintura denominado La Virgen, y cinco fragmentos de un túmulo funerario, todos del siglo XVIII.
El tercer cateo fue realizado en el mismo mes de julio en un inmueble en la colonia San Benito, en Apizaco, Tlaxcala, donde se decomisaron seis piezas de origen prehispánico y diversos objetos religiosos, como una tesela de piedra, una máscara de obsidiana, una figura antropomorfa de jadeíta y cuentas, un Misal Romano, una pintura al óleo sobre madera denominada Divino Rostro y un libro de rezos del siglo XVIII, entre otros. Todos estos objetos están depositados en el Museo Regional de Tlaxcala para su custodia.
Los especialistas del INAH establecen que cada una de estas obras prehispánicas y coloniales tiene un valor histórico porque son representativas de la época en la que fueron creadas; sus materiales son característicos de una temporalidad histórica; y en caso de las obras de arte sacro, tienen un indiscutible significado cultural y religioso para las comunidades que representan, para las cuales el valor de estos objetos es inestimable.