PUERTO PRÍNCIPE.- Hace un par de semanas que los Cascos Azules de la ONU y la Policía haitiana tienen una preocupación más en la cabeza: muchos haitianos han comenzado a creer que el cólera fue introducido en el país por la mano de los extranjeros y se está incrementando la hostilidad hacia ellos.
Esta semana en la ciudad sureña de Jacmél dos periodistas canadienses fueron rescatados de una multitud enardecida, que los acusaba de haber introducido el cólera en el país.
La pareja se había desplazado al lugar para reportar cómo las autoridades sanitarias estaban evacuando el cuerpo de un hombre muerto por la enfermedad, cuando fueron cercados por un grupo armado con piedras, que intentó matarlos a pedradas e intentó incendiar el coche en que desplazaban, con ellos dentro.
De nada sirvieron los buenos oficios del chofer haitiano que los acompañaba. La multitud no entendió de razonamientos y durante 45 minutos vivieron la situación más difícil de sus vidas hasta que llegó una patrulla policial que escenificó un falso arresto para protegerlos y tranquilizar a la multitud.
Una semana antes, en otro poblado al este de Puerto Príncipe, otro periodista francés fue atacado del mismo modo e herido en la cabeza por una piedra.
Ha sido evacuado.
Cuando el surto de cólera surgió en la zona de Artibonite, al centro del país a inicios de octubre, los haitianos acogieron la enfermedad con plena indiferencia sin tener conciencia de lo que les estaba sucediendo, de cómo sus vecinos se desplomaban muertos sin razón aparente.
Desconfianza
Pero con el pasar del tiempo, las campañas de prevención gubernamentales y el uso de la enfermedad con fines políticos por parte de los diversos candidatos, comenzaron a volcarse hacia los extranjeros como posibles responsables de la introducción del cólera en el país.
Los primeros atacados fueron el contingente de los Cascos Azules de Nepal, acantonado en la zona de Artibonite.
Inicialmente, tanto Naciones Unidas como el Gobierno del presidente René Prevál negaron que los nepalíes estuvieran involucrados, pero cuando se supo que los años 2009 e inicios del 2010, hubo dos surtos de cólera en Nepal con las mismas características y cepa que el de Haití, las autoridades terminaron reconociendo el origen de la enfermedad, pero de una forma enigmática. Oficialmente, el surto llegó de Asia, no de un país en específico.
Los haitianos no conocían el cólera. El último caso fue en los años sesenta, y el enfermo era un tripulante de un barco que se encontraba anclado en el puerto de la capital haitiana.
Violencia callejera
Lo cierto es que en la últimas semanas, por ignorancia popular o estimulado por los partidos políticos, se incrementó la violencia callejera contra las tropas de Naciones Unidas, en general. Hace una semana decenas de estudiantes salieron a la calle en Puerto Príncipe y se enfrentaron a los Cascos Azules con gritos de “regresen a casa”.
Hubo momentos de gran violencia, de llantas incendiadas en plena calle y disparos de balas de goma.
El lunes, un periodista del diario español EL MUNDO tuvo suma dificultad en fotografiar los grupos de haitianos que se juntaron en plena calle, frente a un televisor, para asistir al partido del Barça contra el Real Madrid.
Lo expulsaron de dos lugares a los gritos de “no queremos cólera aquí” y en un tercer lugar, las fotos y el reportaje fueron hechos con mucha discreción y bajo la protección de un policía, también aficionado al Barça.
De momento, las autoridades no quieren hablar del asunto. Después de todo dependen de la comunidad internacional para prácticamente todo. En privado argumentan que el asunto no es serio, tanto que hasta el momento no hay informes de que miembros de las Ong’s hayan sido atacados y ellos, además de los Cascos Azules, son los que más contacto tienen con la población en todo el país.
Sólo el fin de semana pasado, por las elecciones, la Cruz Roja Internacional encerró a sus miembros en su campamento y los prohibió de salir a la calle. Otras Ong’s prefirieron enviar a sus integrantes a pasar los dos días a la vecina Republica Dominicana, previniendo una posible violencia electoral.
Hasta el momento, el cólera ha dejado una estela de 7 mil 37 muertos y más de 50 mil 500 enfermos. Y sigue extendiéndose.