Miguel Ángel Schultz
Oaxaca se mantiene como una de las entidades del país con el menor número de fallecimientos por Coronavirus, apenas con 38 hasta este viernes 8 de mayo de 2020 por la noche, lo que resulta ya para algunos un milagro, y con apenas 217 casos confirmados -de acuerdo con el Comunicado Técnico Diario del Nuevo Coronavirus- desde el inicio de la pandemia el pasado mes de febrero a la fecha.
Estos resultados positivos, de ser cifras maquilladas, comprometen el futuro del gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat Hinojosa, por el contrario, si son verídicas, estará garantizada su continuidad en el poder en el escenario político nacional.
Por lo pronto Susana Harp Iturribarría, senadora ahora con licencia, fue designada por el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, para que lo apoye a atender la política de salud del Gobierno Federal en Oaxaca. Así lo anunció en su conferencia mañanera de este viernes 8 de mayo. Al igual que en Oaxaca, también nombró a mujeres, representantes de su Gobierno en los estados de Morelos, Guerrero, Veracruz, Puebla y Tlaxcala.
Es decir que la misión encomendada a Susana Harp por la Presidencia de la República, tiene un enorme significado político, porque siendo la pandemia un tema de primer orden, el tema de la salud pública no ha sido el de la ahora senadora con licencia, por ser cantante y cercana a la artesanía y al arte popular. Sobre todo porque de todas las nombradas, fue en quien puso énfasis.
Ahora bien, la información que da López Obrador, sin proporcionar cifras, en nada concuerda con las que da a conocer el Gobierno de Oaxaca del número de enfermos y muertos por la pandemia en una entidad marcada por la pobreza. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) la colocaba como el tercer estado más pobre de México.
De acuerdo con su informe InfoPobreza 2018, el Coneval reportó que el 66.4 por ciento de la población de Oaxaca padece pobreza, que la coloca sólo arriba de Guerrero con el 66.5 por ciento y de Chiapas que su población es considerada pobre en un 76.4 por ciento.
En Oaxaca, el sistema de salud pública está colapsado, tiene en su haber más de 70 hospitales, clínicas y centros de salud sin funcionar al cien por ciento porque no cuentan con el equipamiento hospitalario, ni medicamentos, por ello resulta increíble que en una entidad con estas características, el Covid-19 registre uno los menores índices de morbilidad, donde sólo han muerto 38 personas como reportan las autoridades oaxaqueñas, desde el inicio de la pandemia en febrero pasado en el país.
Por si fuera poco, la esperanza promedio de vida en Oaxaca en el año 2015 era de 76 años para las mujeres y 70.1 para los hombres, lo que significaban dos años menos en ambos casos al promedio nacional.
Dentro de las principales causas de muerte se encuentran, en ese orden, la diabetes, tumores malignos, cerebrovasculares, del aparato digestivo, bronquitis, neumonía y otras enfermedades del aparato respiratorio, hipertensivas e isquémicas del corazón, alcohólica del hígado, desnutrición y otras deficiencias nutricionales, que al combinarse con el Coronavirus resulta mortal.
El presidente afirma constantemente que son los médicos, los expertos y los científicos quienes elaboran la estrategia para enfrentar al Coronavirus, sin embargo, el secretario de Salud y director General de los Servicios de Salud de Oaxaca (SOS), Donato Augusto Casas Escamilla, no es médico, tiene una maestría en Administración por la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO).
Murat Hinojosa ha tenido hasta el momento cuatro titulares del sector salud en su Gobierno que inició el 1 de diciembre de 2016, con Gabriela Velásquez Rosas en la Secretaría de Salud hasta abril de 2017, fue sustituida por Celestino Alonso Álvarez; quien a su vez es relevado por Juan Díaz Pimentel y actualmente Casas Escamilla, desde febrero del 2018.
Basta revisar los medios de información para darnos cuenta del desastre que impera en el sector salud de Oaxaca, las tomas de las oficinas de la Secretaría de Salud y de hospitales, es una constante, así como el paro de actividades, y de los fallecimientos por mala atención ni se diga.
Los señalamientos de corrupción un escándalo, que incluso llegaron a salpicar al presidente el pasado 20 de marzo en el hospital de Tlaxiaco, que por alquilar equipo hospitalario el evento fue pospuesto, y que finalmente se llevó a cabo el 1 de abril, al que tuvo que regresar López Obrador para inaugurar.
Por ello, el nombramiento de Susana Harp tiene múltiples lecturas, pero todas políticas, por lo pronto llega con dos fortalezas, que es mujer y que no tiene fama de corrupta, aunque para muchos no canta mal las rancheras, sin lugar a dudas, su designación vino a mover el escenario político de la entidad y a ser para muchos y muchas una piedra en el zapato.
@MiguelAschultz
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