* Han nacido más de 10,000 niñas y niños en prisión en México en la última década; Actualmente viven en cárceles del país 500 menores
* Hay más de 500 mil niñas, niños y adolescentes que visitan a sus madres y padres en prisión con pocas áreas libres de violencia exclusivas para las y los menores
* Exigen crear políticas públicas que salvaguarden la seguridad e integridad de las infancias en contacto con el sistema penitenciario del país
Ciudad de México.- Un año ha transcurrido desde el hallazgo del cuerpo del bebé Tadeo en el basurero del penal de San Miguel, Puebla. A 365 días, la autoridad dio carpetazo al detener a elementos de la Secretaría de Seguridad y custodios, así como la detención de dos mujeres sin dar más detalles.
Con base en lo anterior surgen algunas preguntas como: ¿Qué pasó con el bebé Tadeo?, ¿Cómo pueden desenterrar de un cementerio a un bebé y trasladarlo de un estado a otro sin que nadie lo note?, ¿Cómo pueden ingresar muerto el cuerpo de un bebé a un centro penitenciario y abandonarlo en el basurero?.
Tras un año de silencio acompañado de indiferencia, “nos volvemos a colocar frente a la incapacidad y deshumanización de nuestras instituciones de Gobierno como la ausencia de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) como máxima autoridad en la promoción y defensa de los derechos humanos del país”.
Asimismo, hasta ahora no se sabe de las acciones de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Puebla. Dentro de estas inconsistencias destacan los funcionarios detenidos y vinculados a procesos sin claridad por parte de la Secretaría de Seguridad y la Dirección del penal; pretendiendo cambiar con ello la realidad de nuestras cárceles. A un año, permanecen más dudas que certezas.
Desde Reinserta no seremos cómplices en olvidar el caso del bebé Tadeo, ni el de ninguna infancia en contacto con nuestras cárceles. Son medio millón de niños y niñas que las visitan cada fin de semana para convivir con su papá o mamá privados de la libertad.
“No podemos continuar mirando para otro lado sin políticas públicas y programas dirigidos a ellas y ellos. Seguimos sin que haya protocolos de ingreso, presupuesto destinados para que las cárceles cuenten con espacios físicos adecuados para su estancia, ni programas especiales para regular sus visitas”.
Actualmente en el país hay 500 menores viviendo en las cárceles, donde es trascendental segregar a pederastas y agresores sexuales de la población general donde los menores conviven todos los días. En suma, nuestra infancia está expuesta y en peligro.
Por ello, una vez más, como sociedad civil organizada que trabaja para transformar la vida de niñas, niños y adolescentes marcados por la violencia en México, Reinserta exige a las autoridades completa transparencia del caso. No olvidamos el caso del bebé Tadeo, que hoy representa a todos esos menores cuyas vidas están en riesgo por la indiferencia del Gobierno y la sociedad.