109 Aniversario de la Defensa Patriótica del Puerto de Veracruz. Versión estenográfica.

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Amigas, amigos, mexicanas, mexicanos, cadetes de la Heroica Escuela Naval Militar, marinos de la Armada de México:

Es muy importante recordar fechas históricas como la que nos congrega el día de hoy. Hacerlo significa darle su justa importancia a la historia, que es la maestra de la vida. Conmemorar el día de hoy la defensa del puerto de Veracruz y de México es también recordar la importancia estratégica que ha tenido el puerto de Veracruz en todas las luchas para hacer realidad nuestra independencia y hacer valer nuestra soberanía.

Recordar aquí que, celebrada la independencia de 1921, ante la insistencia de los españoles que seguían pensando en que continuaríamos como una colonia de su país y se resistían a abandonar nuestro territorio, aquí en frente, en San Juan de Ulúa, Pedro Sainz de Baranda, en 1825 terminó de consumar la independencia de nuestro país.

También aquí en Veracruz se resistió cuando nos invadieron de manera alevosa los estadounidenses en 1846, 47, cuando con mentiras, pretextos, nos dieron un gran zarpazo para arrebatarnos más de la mitad de nuestro territorio. Aquí se defendió esa primera intervención estadounidense.

Posteriormente, también, aquí en Veracruz se hizo frente a los invasores franceses que llegaron a este puerto pretendiendo también convertirnos en colonia, y por las ambiciones de Napoleón III y la acción traicionera de un grupo de conservadores de México, que fueron a Europa en busca de un príncipe y de una emperatriz.

En esa ocasión nos invadieron, en total, 30 mil soldados franceses. En ese entonces era el ejército más poderoso del mundo, y desde que llegaron a las costas del golfo de México enfrentaron la resistencia de los mexicanos.

Por aquí también salieron cuando triunfó la República, y se tuvieron que ir porque triunfó el movimiento liberal encabezado por el mejor presidente que ha habido en la historia de México, Benito Juárez García.

Y también, aquí en Veracruz, se volvió a enfrentar a invasores estadounidenses, que es el motivo por el que estamos este día en este histórico puerto.

Aquí no sólo marinos, cadetes, también muchos ciudadanos veracruzanos, incluso extranjeros, defendieron esta plaza con su vida y se rechazó la ocupación estadounidense. Lograron transitoriamente apoderarse de parte de nuestro territorio, pero luego tuvieron que abandonar México.

De manera muy especial esa intervención de 1914 se quiso justificar, sosteniendo el gobierno estadounidense que lo hacían para evitar que el gobierno dictatorial de Huerta contara con armamento que venía procedente de Alemania y que venían los marinos estadounidenses a enfrentar al traidor de Huerta que había asesinado de manera cobarde, había mandado a asesinar a Francisco I. Madero, Apóstol de la Democracia. Sin embargo, en ese entonces, ni Venustiano Carranza ni otros revolucionarios aceptaron que se nos ayudara, entre comillas, para deshacernos del tirano, del chacal Victoriano Huerta. Ahí quedó escrita una lección de lo que es la Independencia de México, no queremos ayudas de ningún gobierno, de ninguna potencia del extranjero en esas condiciones, ni en ninguna.

En ese entonces era Estados Unidos, gobernado por un demócrata, Woodrow Wilson, y era secretario de Marina un hombre progresista, Joseph Daniels, que después, cuando la expropiación petrolera, como ha habido sido el jefe en la Marina de Franklin Delano Roosevelt, cuando éste llega la presidencia de Estados Unidos lo nombra embajador en nuestro país, y él ayuda mucho cuando el general Cárdenas toma la decisión, histórica, también, de expropiar el petróleo.

Pero, aun así, Wilson, con Daniels, con Roosevelt, con buenas intenciones, fingidas o reales, no se aceptó la invasión de 1914, aunque dos, tres meses después tuvo que abandonar el país Victoriano Huerta.

La enseñanza mayor es que somos libres, somos independientes, y nosotros tenemos que arreglar, los mexicanos, nuestras diferencias, sin intervención de ningún país, de ninguna potencia, de ninguna hegemonía. Somos libres y somos soberanos.

La segunda lección es que, en nuestros días, que se habla en Estados Unidos de intervenir y de enfrentar a la delincuencia organizada, a los narcotraficantes dándoles un trato de terroristas y que por ese motivo van a venir a «ayudarnos», a «apoyarnos» para enfrentar a la delincuencia organizada, también desde aquí, desde el puerto de Veracruz les decimos y que se oiga bien y que se oiga lejos: no aceptamos ninguna intervención.

Nosotros tenemos capacidad suficiente para enfrentar a la delincuencia organizada, no queremos intervencionismo, no queremos ayuda, entre comillas, de nadie. Nos ha costado mucho el hacer valer nuestra soberanía y aunque se trate, repito, de buenas intenciones, son asuntos que sólo nos corresponden a los mexicanos.

Por eso hago un llamado a todos los integrantes de las Fuerzas Armadas de México para que le sigamos dando toda la importancia que tiene el garantizar la seguridad pública en nuestro país, que toda la disciplina, el profesionalismo, la integridad, la honestidad de marinos, de soldados de México se ocupe, mejor dicho, que se siga ocupando para que en México haya paz y tranquilidad, que podamos seguir reduciendo los índices delictivos, los homicidios, los feminicidios, los robos, la extorsión, el secuestro, que se recupere por entero, por completo la paz en nuestro país. Eso es lo fundamental, lo prioritario.

Durante mucho tiempo, antes de que llegáramos al gobierno, no era posible que las Fuerzas Armadas ayudaran en tareas de seguridad pública, no lo permitía la Constitución y no podíamos apoyarnos en cerca de 400 mil elementos del Ejército y de la Marina, mujeres y hombres con experiencia, disciplina y profesionalismo. Se logró una reforma a la Constitución y ahora es posible legalmente el que nos ayuden marinos y soldados de México en esta importante tarea de garantizar la seguridad en nuestro país. Por eso también se creó la Guardia Nacional, y todos juntos, de manera coordinada, como lo venimos haciendo.

Y aquí también aprovecho para mandar el mensaje de que se van a quedar con las ganas de vernos divididos. Ya desde hace bastante tiempo hemos cerrado filas y sólo tenemos como propósito la protección de nuestro pueblo, con convicciones, con mística. No nos vamos a dividir, estamos unidos y estamos fuertes para enfrentar a las mafias del poder, tanto en México, como las mafias del poder del extranjero, todos juntos. Esa es la prioridad, la seguridad de nuestro pueblo.

Y también ayudar, cooperar, con el gobierno de Estados Unidos, enfrentar juntos el problema que tienen del consumo de drogas, sobre todo la pandemia por el uso del fentanilo. Cooperación, no subordinación. Claro que sí vamos a ayudar, porque somos vecinos y queremos mantener una política de buena vecindad; además, es algo que tiene que ver con los derechos humanos, es algo que tiene que ver con la fraternidad universal. Son, para aclararlo bien, dos prioridades a dos niveles:

Primero, la seguridad pública en el país. Todos los recursos, todos los esfuerzos, todas las voluntades, todos nosotros para garantizar la paz y la tranquilidad en México.

Y, segundo, cooperar para enfrentar el tráfico de drogas y que no lleguen esos químicos dañinos a Estados Unidos para que no les afecten esas drogas, sobre todo que no causen la muerte, y mucho menos, como está sucediendo, de miles de jóvenes. Vamos a ayudar en esa tarea, pero, insisto, repito, reitero: cooperación sí, subordinación no.

Vamos a actuar de esta forma en el tiempo que nos queda y estoy seguro que, si continua el proceso de transformación, esta política se va a mantener vigente.

En el caso de que se requiera defender el territorio, defender nuestra soberanía, no debemos de olvidar que ya, como lo mencionó el almirante Ojeda, son otros tiempos. México tiene mucha autoridad moral, tiene el respaldo de la mayoría de las naciones del mundo y cuenta con la fuerza de la razón y cuenta con la fuerza del pueblo, con la fuerza de la opinión pública. Ningún gobierno extranjero se atrevería a poner un pie en nuestro territorio. De todas maneras, si lo hicieran, no van a defender a México sólo los marinos y los soldados, vamos a defender a México todos los mexicanos.

Termino. Cadetes de la Heroica Escuela Naval Militar:

Si tengo que recomendarles cómo servir mejor a la nación, a nuestro pueblo, les pondría de ejemplo que en tiempos de guerra no dejen de pensar en Pedro Sáinz de Baranda, no dejen de pensar en el cadete Virgilio Uribe, no dejen de pensar en el teniente José Azueta. Y si se trata de tiempos de paz, como ahora, no dejen de pensar en el ejemplo del secretario de Marina, el almirante José Rafael Ojeda Durán, leal a las Fuerzas Armadas de México, leal a la Armada, leal al pueblo, leal al gobierno democrático, un hombre recto, íntegro, honesto. Ese es un referente para ustedes, que están en proceso de formación.

Y nunca, nunca, jamás olvidar lo que decía Vicente Guerrero: ‘La patria es primero’.

Muchas gracias.

Miguel Ángel

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