* Ofrecerá dos funciones especiales, el 5 de agosto a las 17:00 y 20:00 horas, en el Palacio de Bellas Artes
Ciudad de México.- En el marco del 77 aniversario de su fundación y el Bicentenario de las Relaciones México-Estados Unidos, y después de varios años de ausencia de los escenarios mexicanos, la legendaria Limón Dance Company estará en el país para ofrecer una función especial con apoyo de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal).
El programa incluye las obras Danzas mexicanas, un trabajo de José Limón recientemente rescatado; Suite from a Choreographic Offering, pieza que el coreógrafo sinaloense dedicó a su maestra Doris Humphrey; y el estreno en México de Madre migrante, de Raúl Tamez, a partir de Tonantzintla (1951), de José Limón, el cual se llevará a cabo el sábado 5 de agosto, a las 17:00 y 20:00 horas, en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes.
Este evento está encaminado a rendir tributo a las raíces mexicanas del bailarín y coreógrafo universal, José Limón, así como un reconocimiento a la herencia prehispánica de México y un homenaje a la población migrante de este país, donde participarán 12 integrantes de Limón Dance Company, bajo la dirección artística de Dante Puleio, su titular.
La presencia de la compañía en México se debe a la conjunción de esfuerzos de la Secretaría de Cultura Federal y del Inbal, a través de la Coordinación Nacional de Danza (CND), y en colaboración con la Comisión México-Estados Unidos para el Intercambio Educativo y Cultural (Comexus), el Festival Internacional de Danza Contemporánea de la Ciudad de México y Fomento Educacional, AC.
El subdirector general de Bellas Artes del Inbal, Héctor Romero Lecanda, celebró la presencia en México de Limón Dance Company, una de las compañías más icónicas del mundo, que lleva el legado de José Limón, quien es –dijo- uno de los más grandes bailarines y coreógrafos mexicanos que ha trascendido fronteras.
“La compañía está celebrando 77 años y estará en el Palacio de Bellas Artes, recinto en el que recibimos a los mexicanos de excelencia artística y cultural. Nos da mucho gusto que este festejo se realice en el marco del Bicentenario de las Relaciones México-Estados Unidos”.
En el Inbal apoyamos totalmente esta presentación y qué mejor que con la participación de Raúl Tamez, quien también ha trascendido fronteras y ganado premios muy importantes y ahora también se presenta una coreografía suya. Se trata, entonces, de una presentación que seguramente será memorable.
Por su parte, la directora de Programas en la Comisión México-Estados Unidos para el Intercambio Educativo y Cultural, Renée González de la Lama, agradeció la colaboración de las instituciones de cultura mexicanas, así como de Fomento Educacional, organismo que –subrayó- patrocina la parte educativa de la estancia de Limón Dance Company en México.
En ese sentido, informó que tres instructores y los 12 bailarines de la compañía que estarán en México ofrecerán una semana de capacitación intensiva a 70 talleristas de los Semilleros Creativos de la Secretaría de Cultura Federal, a través del programa Limón por Kids, talleristas que atienden a miles de niños y adolescentes vulnerables en todo el país, dijo.
González de la Lama agradeció a la mesa directiva de Comexus que en el marco del bicentenario propicie “recuperar la vocación cultural de la comisión, interrumpida durante más de 20 años y mencionó que las becas Fulbright-García Robles que otorga han sido durante décadas instrumento fundamental en las labores de diplomacia pública que buscan acercar a ambos países”.
Asimismo, externó su beneplácito por la presencia de Limón Dance Company en México, ya que el bailarín y coreógrafo mexicano, José Limón “es un ejemplo de la polinización cruzada que siempre ha existido entre EU y México en materia cultural. Él salió de México con sus padres a los siete años y se formó en Estados Unidos. Sin embargo, sus raíces mexicanas estuvieron siempre presentes en la mayor parte de sus coreografías y se mantuvo estrechamente ligado a México. Ambos países son de migrantes que han alimentado y enriquecido las culturas de los dos países”.
Por su parte, el director del Festival Internacional de Danza Contemporánea de la Ciudad de México, el bailarín y coreógrafo, Raúl Tamez, contó que estando en Eslovenia se encontró con alguien de la Limón Dance, quien le comentó que buscaban talentos para trabajar con la compañía. Vieron videos de su trabajo y al poco tiempo tenía un acuerdo para trabajar con ellos.
Mencionó que el programa será muy especial porque incluye una obra de José Limón, Danzas mexicanas, que no se ha bailado porque se había perdido en aquellos tiempos (1939) en que no había registro videográfico. Dante Puleio la analizó y reconstruyó, en ella José Limón hace una revisitación de momentos que marcaron el devenir de México, pues se refiere a indígenas, conquistadores y revolucionarios. La obra es algo inédito.
Dijo que, por su parte, él habla en su coreografía, “de la masacre, de lo opuesto”, en la que lamenta que de las más de 60 lenguas oficiales en México “no hablemos ninguna y que nos preocupe poco nuestra herencia prehispánica”.
Y aprovechó para hablar de la relación México-EU y de los migrantes que mueren en el desierto, pero culmina con algo festivo que es un son jarocho, porque “somos un país que festeja y sigue en lucha”.
La música aquí -informó- es mexicana, de los Cardencheros, de Cojolites, de Juan Pablo Villa, Lila Downs y de los cantos tzotziles de adoración e invocación. Además, agregó, hay una deconstrucción de danza como la del Venado y la de la Pluma, con la idea de retomar todo eso que antes ya se hacía en México.
Por último, comentó que “este programa marcará una gran diferencia y hará que los mexicanos nos sintamos orgullosos de nuestros creadores y que también la danza contemporánea mexicana tenga sus héroes, y no solamente en la danza clásica”.
El Inbal realiza actividades a través de convenios con agrupaciones nacionales y extranjeras con la finalidad de dar a conocer las diferentes expresiones artísticas y culturales en recintos mexicanos, lo que permite el fortalecimiento de los derechos humanos a la cultura.