Miguel Ángel Schultz
La gira de Xóchitl Gálvez Ruiz por Oaxaca despertó el ánimo entre quienes más allá de los partidos políticos tiene un pensamiento conservador, que lo mismo le da estar en cualquier partido, ya sea el PRD, PAN, Movimiento Ciudadano o Morena e incluso en locales como el Partido Unidad Popular, vinculado al Movimiento de Lucha Triqui, que ha llevado candidatos que se han caracterizado, incluso por tener un pensamiento discriminatorio hacia los propios indígenas..
Es digamos, parodiando la presentación de la Guelaguetza, que todo cabe en el espectáculo, mientras tengan el control político de Oaxaca, que a su vez les permite tener acceso a los recursos públicos y mantener sus canonjías.
Este entorno les permite hablar a nombre de la sociedad civil, así lo hicieron quienes en una primera instancia le organizaron un desayuno, el domingo 23 de julio de 2023, a la aspirante a la candidatura a la Presidencia de la República por el Frente Amplio por México, que pensaron “ordeñar” la presencia de la senadora, cobrando 300 pesitos por asistente, con cupo máximo para 300 personas, a realizarse en el Hotel Misión de los Ángeles, lo que fue rechazado por Xóchilt Gálvez, que advirtió que no se presentaría si cobraban . ¡Vaya torpeza!
En la conferencia de prensa que ofreció en el restaurante Mayordomo, ubicado en la entrada sur de esta capital, se refirió a su amor por Oaxaca y copiando el discurso del presidente Andrés Manuel López Obrador, ofreció amor en vez de odio.
La estrategia es clara, Xóchilt Gálvez, no confronta personalmente con el presidente, sino apuesta a confundir al prometer que va a hacer mejor la cosas y mantener los programas sociales, ello forma parte del disfraz que tiene la oposición.
Mismo disfraz de algunos de sus seguidores en Oaxaca, que lo mismo les dará apoyar a otro aspirante, si no es ungida la senadora como candidata del PAN, PRD y PRI, por el gerente de la oposición, el empresario Claudio X González, financiado por la agencia USAID, a través de la Embajada de Estados Unidos en México, que entre 2021 y 2023 recibió seis millones de dólares, algo así como 120 millones de pesos, para desestabilizar al Gobierno de la Cuarta Transformación.
Qué mejor lugar que Oaxaca para denunciar la supuesta agresión de “reventadores” enviados -dijo- por el dirigente estatal de Morena, Benjamín Viveros Montalvo, aunque no aportó más pruebas que sus dichos, como es su costumbre, por lo que si alguien tiene evidencia del hecho serviría para identificar a los “reventadores”.
Y de nuevo copió el estilo del presidente López Obrador y mandó a los morenistas a tomarse un té de tila y calmarse.
Lo grave de esa agresión de “reventadores” le da elementos al concierto mediático infame que mantienen Joaquín López Dóriga, Héctor Aguilar Camín, Raymundo Riva Palacios y Beatriz Pagés Llergo Rebollar, entre otros que empiezan a crear ambiente de zozobra política al decir que se puede generar un atentando en contra de un opositor, nado sincronizado en medios de comunicación que se da luego de la visita de Xóchitl Gálvez a Oaxaca donde denunció la agresión de los “reventadores” morenistas.
La gira de la ahora panista, que no es panista, pero que forma parte de la banca panista en el Senado de la República, pero que fue de izquierda particularmente trotskista, resultó sólo una promoción de su imagen, vacía de contenido, sin ningún compromiso con los pueblos originarios de Oaxaca, ni un solo posicionamiento en torno a la defensa de sus territorios frente al saqueo de las mineras o los conflictos territoriales que el enlutan al pueblo de México.
Estuvo en Huajuapan donde participó el las ceremonias dedicadas al Cristo Señor de los Corazones, que rememorar el sitio que impuso el Ejército Realista en 1812 a los libertadores independentistas, el sitio más prolongado de la Guerra de Independencia, otra vez Xóchitl fue por la foto, ni una referencia a ese hecho histórico en la construcción del México independiente.
Según ella conoce a Oaxaca como la palma de su mano, pero hay que recordar que en el año 2002 cuando fue directora de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, en la administración del presidente defraudador de la democracia, Vicente Fox Quezada, hoy metido a empresario marihuanero, no hizo nada frente al grave rezago de los pueblos originarios. Cuya delegada la recordamos con su auto Mercedes-Benz estacionado en las oficinas de la Delegación ubicadas en la ciudad de Oaxaca.
En ese año 2002 se registró una masacre el 1 de junio, que dejó 26 personas muertas y dos lesionadas, habitantes de Santiago Xochiltepec, municipio de Santiago Textitlán, que regresaban de trabajar. ¿Qué hizo entonces?, nada, por ello hoy ni se acuerda de los lacerantes problemas de los pueblos originarios, no solo de Oaxaca, sino del país, a los más que llega a decir es que electrificó muchas comunidades, como Zenzontepec.
Su empatía con los pueblos originarios termina en la compra de artesanías para promover la política del mexican curious.
Así es Xóchilt, la que afirma que de niña descalza vendía 600 gelatinas diarias, técnicamente imposible, en una localidad de unos seis mil habitantes, es decir más efectiva en su marketing que la Coca Cola; También ha dicho que empezó su empresa con dinero prestado y a los tres meses tenía contratos por 600 mil dólares.
Que se puede decir Jaqueline Malinali Gálvez Ruíz, hermana de la senadora y aspirante a la candidatura por la presidencia de México por el Frente Amplio por México, apresada hace 11 años e internada en la cárcel de Santa Martha Acatitla en espera de sentencia.
¿Se imagina que un hermano o la hermana del presidente López Obrador estuviera encarcelado por un delito similar?
No se diga ver a la grotesca Xóchilt Gálvez que para ganar popularidad, en un restaurante en Chihuahua, frente a cámaras se introdujo a la boca un postre con la forma de falo y simuló hacer felaciones.
Qué dirán de esa demostración de erotismo las buenas conciencias de Oaxaca, empezando por la dirigente estatal del PAN, Perla Woolrich Fernández.
@MiguielAschultz
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