* La dirección musical estará a cargo de Omar Sosa y del acordeonista tunecino Zouheir Gouja, con la dirección artística de Ikbal Hamzaoui; sábado 31 de agosto
* El concierto se lleva a cabo en el marco del Decenio Internacional de los Afrodescendientes (2015-2024) y por el 90 aniversario del recinto cultural más importante de México
Ciudad de México.- Como parte de las actividades conmemorativas del 90 aniversario del Palacio de Bellas Artes, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) presentará el concierto El son jarocho y el stambeli, un diálogo entre Túnez y Veracruz, a cargo de la agrupación veracruzana Mono Blanco y de LeoMbri, quienes estarán acompañados del pianista español, de origen cubano, Omar Sosa; del percusionista venezolano Gustavo Ovalles y del músico puertorriqueño Pablo Hernández.
En conferencia de prensa virtual, la titular del Inbal, Lucina Jiménez López, señaló que este concierto dialoga alrededor de las influencias y las vigencias que tenemos de esta herencia musical entre Túnez y Veracruz, incluso más allá de Veracruz, porque el trayecto de la influencia musical pasa también por todos los espacios por donde el son jarocho ha transitado.
Y agregó que el trabajo de Mono Blanco -reconocido en el Palacio de Bellas Artes al cumplir su 45 aniversario- es un ejemplo de cómo un grupo de música es capaz de conectar entre los portadores de la memoria y las juventudes.
Expresó que este concierto es importante en el sentido de vincular a las generaciones que han crecido tanto en el son jarocho como en la práctica de muchas de las expresiones de ascendencia africana que a veces no las tenemos identificadas.
Y se refirió al caso de la exploración con el Magreb, “con un país que tiene una potencialidad tremenda y que se suma a un planteamiento del Inbal en el marco de este Decenio, de que había que sumarse a la lucha contra el racismo y contra la discriminación”.
También mencionó que en 2015 Naciones Unidas lanzó la iniciativa del Decenio Internacional para la Afrodescendencia y puso énfasis sobre todo en la protección de los derechos de las personas de ascendencia africana, hablando sobre todo de la necesidad de reconocer su aporte y la preservación de su patrimonio cultural de una manera contemporánea.
El Instituto, con el Gobierno del Estado de Guerrero, creó el Festival Afromexicano que existe por un Decreto que fortalece su permanencia. “Este Festival Afromexicano nació y se ha desarrollado dos años ya en Cuajinicuilapa, es decir, en la población negra del estado de Guerrero, donde tenemos un trabajo que es muy interesante, recordó.
Mencionó que no aún no se ha reconocido suficientemente a Mono Blanco, “porque cuando hace su primera música fusión de su Huapango Project, estaba experimentando con otra instrumentación y abriendo una composición propia, incluso vinculada, pero no necesariamente ligada al son jarocho, aunque esa era su raíz.
“Y el hecho de que hayan caminado en esa dirección les abrió a muchas de las músicas tradicionales de México la puerta a una contemporaneidad híbrida, y esa hibridación hoy se expresa en la apertura de este reconocimiento que Mono Blanco hace en Túnez con esas raíces de África que no habíamos valorado. De nuevo Mono Blanco nos abre el universo para reconocernos en esa hibridación que somos”, puntualizó.
Asimismo, agradeció a la directora artística de este concierto, porque “nos enriquece en México y, sin lugar a dudas, contribuirá a que hagamos a un lado el racismo y la discriminación de las músicas tradicionales, que a veces han sido miradas desde otros ángulos que no son desde la fuerza que realmente tienen y representan”.
Y reconoció a Ikbal Hamzaoui por su presencia y todo el trabajo y el amor con el cual ha realizado toda esta investigación que va de lo académico a la vida artística comunitaria, ese tipo de enfoques nos interesan mucho, porque animan a la vinculación y el reconocimiento de las influencias musicales que tenemos entre nuestros pueblos.
Por último, mencionó que a diferencia de otras formas de expresión musicales, en otras zonas de África mantiene su espíritu de resistencia, porque ahí anidan la práctica de las lenguas tradicionales pero también contemporáneas.
Al tiempo de que encierra una relación más comunitaria y no tan asociada al mundo de la espectacularidad con la que estamos acostumbrados a ver a África. “eso es algo que a mí me interesa subrayar, porque entonces el concierto tiene un doble valor… Tiene muchas capas desde donde se puede apreciar. Entonces estaremos en posibilidad de escuchar lenguas que usualmente no las conocemos, pero que sin lugar a dudas contribuyen también a un entendimiento del mundo.
Una celebración memorable
A su vez, Gilberto Gutiérrez Silva, fundador y director de Mono Blanco, consideró que este encuentro tiene muchas lecturas “Hace 45 años la tradición del son jarocho estaba en riesgo y empezamos a hacer algunas cosas que dieron resultado y que ha llevado al son jarocho a donde se encuentra hoy. “El fandango va esparciéndose por el mundo y uno de mis sueños ha sido que este regrese a África”.
Después de recordar su encuentro en el centro de Veracruz con la directora Ikbal Hamzaoui, afirmó que el son jarocho y la música tunecina son géneros parecidos en sus estructuras rítmicas y representan un encuentro con el pasado entre Veracruz y Túnez, así como de sus raíces milenarias. “Es llevar nuestra investigación al mundo de lo real”.
Afirmó que la presentación que realizarán ahora en el Palacio de Bellas Artes será una celebración memorable, porque implica los 90 años de este recinto y la década dedicada a esta afrodescendencia que se ve reflejada en nuestras vidas, en la música, en la comida y en las palabras.
“Son, dijo, dos géneros en los que por momentos se amalgama todo, porque hablamos del gran espacio cultural que es el Caribe al que pertenecemos los jarochos”.
En su momento, Ikbal Hamzaoui, directora artística del concierto, externó su agradecimiento de celebrar este encuentro entre Veracruz y Túnez, una idea que empezó al escuchar por primera vez el son jarocho cuando estudiaba en París y le pareció algo parecido al género de stambeli.
“Esa idea creció y empecé el trabajo de campo en Veracruz en 2010, cuando conocí a Gilberto y le hablé de mi investigación. “Los dos géneros musicales que se ofrecerán en el concierto guardan muchas conexiones y se podrá ver como parte de los diálogos entre los instrumentos”, agregó.
Subrayó que a lo largo del concierto se tocarán piezas propias del son jarocho y del stambeli, pero también lucirán los dos instrumentos juntos, además de que habrá solos y muchas improvisaciones, con instrumentos como el acordeón, además de diálogos en español y el dialecto árabe. Gracias por esta oportunidad de presentarnos en el Palacio de Bellas Artes. Se me enchina la piel de saber que se están abriendo puertas”.
El concierto tendrá lugar en el marco del Decenio Internacional de los Afrodescendientes (2015-2024), proclamado por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas.
Entre las piezas que interpretarán, el sábado 31 de agosto a las 19:00 horas, en el Palacio de Bellas Artes destacan: El cascabel (son jarocho tradicional), Ali Tango-Malika-Doudou Brahim-Bahryet (stambeli tradicional); El Siquisirí (son jarocho tradicional); Baile zapateo stambeli (con el acompañamiento de Leona Gombri percusión venezolana; con arreglo de Omar Sosa), El mundo se va a acabar (Gilberto Gutiérrez Silva); Arbia- mama zahra – ya wli allah (stambeli tradicional), Canción del Tajín (Gilberto Gutiérrez Silva), Sarkongari (stambeli tradicional) y Sidi Marzûg-El toro zacamandu (stambeli tradicional-son jarocho tradicional).
Se podrán adquirir los boletos directamente en las taquillas del Palacio de Bellas Artes, así como en Ticketmaster. Precios: Luneta 1: $1,035.00; Luneta 2: $825.00; Anfiteatro bajo: $620.00; Anfiteatro alto: $410.00 y Galería: $205.00. Aplica descuento de 50 por ciento para adultos mayores con credencial del Inapam.