Con la intervención Conejo rojo en el Museo de Arte Moderno, Gabriela Gutiérrez Ovalle modifica la percepción del espacio

* La muestra reúne 16 lajas de tela teñidas, la cual será inaugurada este sábado 19 de octubre, en el edificio principal del recinto

Ciudad de México.- Conejo rojo es el título de la intervención de la artista Gabriela Gutiérrez Ovalle, la cual será inaugurada este sábado 19 de octubre en el Museo de Arte Moderno (MAM), del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL).

La intervención de sitio específico consiste en 16 lajas de tela teñidas y tratadas con cola de conejo, un pegamento natural que se utiliza para fijar el pigmento.

La artista desarrolló este conjunto de grandes lajas de tela de lino, las cuales primero sufrieron un proceso de exposición al medio ambiente: a la humedad, a la luz, al aire, que generaron una serie de cambios físicos y materiales en las mismas y que, cuando son tratadas con la cola del conejo, material que se ha utilizado durante siglos en pintura, las telas se ponen rígidas.

Gutiérrez Ovalle hace una combinación de este fijador con un pigmento color rojo, un tono que utiliza en otras obras para generar estas grandes lajas con las cuales construirá una intervención espacial en el edificio principal del MAM.

“Lo interesante de la intervención -detalló Brenda Caro, jefa de Curaduría del MAM- es un juego en el que las telas adquieren cierta cualidad, casi corpórea, como una suerte de piel. Es interesante este juego entre los elementos orgánicos que derivan del colágeno del conejo, con la combinación de las fibras vegetales del pigmento natural y cómo crean otro tipo de piel hecha a través de la pintura”.

Algo que también caracteriza el trabajo de Gabriela es que hace una reflexión muy acerca de las posibilidades que tiene la pintura como medio para abrirnos otra idea de la espacialidad, de la corporalidad y de la materialidad.

“Es una pieza visualmente impactante, que nos devuelve algo importante en el medio pictórico: que la pintura, más allá de la visualidad -que es algo con lo que solemos asociarla- es también materia, pigmentos, fibras y fijadores, etc.”, agregó Caro.

La pieza está montada en alto, en una intervención que modifica la percepción del espacio. Al transitar entre las lajas hay una interacción del espectador con el espacio que se ve modificado.

Originalmente, el planteamiento fue para el programa de intervenciones en el Jardín Escultórico del MAM, pero por la naturaleza de la pieza se ubicó en el espacio interior, en el umbral entre el edificio y la salida al jardín, una especie de pieza liminar entre uno y otro espacio, lo que conecta con la idea del jardín como una extensión del espacio museográfico.

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