Los tricolores ya no espantan ni con el petate del muerto
Miguel Ángel Schultz
Si el coordinador de la fracción parlamentaria del PRI en la LXI legislatura federal, Héctor Pablo Ramírez Leyva, tenía duda sobre el saldo del encuentro de su partido, el jueves 10, con el gobernador, el mandatario estatal Gabino Cué se encargó de aclararle la interrogante desde Huajuapan de León y hacerle ver qué este encuentro fue un clavo más para el ataúd del PRI en Oaxaca.
La reunión con el gobernador fue para el Partido Revolucionario Institucional (PRI) la entrega de las armas sin lograr ningún acuerdo de fondo, que les permitiera salvar su futuro político, ya que a partir de los próximos días empezarán a encarcelar a funcionarios de Ulises Ruiz, es decir irán contra ellos más como grupo que estuvo en el poder que como priistas.
Este lamentable traspié de los priistas se empezó a gestar, desde el momento mismo en que fue echado Eviel Pérez Magaña como coordinador de los diputados del PRI en la Cámara Baja, precisamente por Héctor Pablo, que en ningún momento ha pensado en su partido y menos en Eviel, que es la viva imagen de la derrota luego de perder las elecciones al gobierno del estado.
Todo ello al no haber entendido la dimensión del fracaso electoral del PRI, cuyo sustento lo tenía por tener el gobierno en sus manos y no precisamente por ser un partido vigoroso, arraigado en el ánimo de la población, que descargó su malestar, primero en las calles en el 2006, después en las urnas y que se ha ido alejando cada vez más de lo que fue el tricolor; por eso fue un garrafal error estratégico haber llevado a Eviel Pérez Magaña a la presidencia de su partido.
El otro actor de esta prolongada agonía es el también diputado federal, autollamado “presidente con licencia” del Comité Directivo Estatal del PRI, Jorge Franco Vargas, que con inusual efectividad desbarrancó al gobierno de Ulises Ruiz y después al PRI en Oaxaca y por si fuera poco, lo sigue enterrando pensando tal vez que llegará así al senado de la República en el 2012 y que se presentó al desayuno con Gabino Cué, sin que se atrevieran a cerrarle la puerta.
Entre risas, el ejecutivo le hizo ver a Héctor Pablo, desde Huajuápan, que va actuar legalmente contra quienes estuvieron al frente de los rubros de la obra pública, de salud y de educación del gobierno y lo hace precisamente dos días después del famoso encuentro con los legisladores priistas, cuyas diferencias se ahondan cada día más.
Por lo pronto, el mandatario dejó entrever que va por el que fuera Secretario de Obras Públicas, Armando González Bernabé (Eviel tiene fuero, se quedará para después); en salud contra quien fuera jefe de los servicios administrativos de la Secretaría de Salud, José Yuri Arias Cruz (Martin Vásquez tiene fuero local) y del sector educativo, en la mira está Cipriano Flores Cruz (por lo pronto no puede tocar a Abel Trejo, por los intereses que lo ligan a la Sección 22 del SNTE).
La estrategia de espantar con el “petate del muerto” ya no funciona, pero a pesar de ello, los que se quedaron con lo que fue el PRI en Oaxaca, insisten en ponerla en práctica, dejando de lado un ejercicio político que aportaría más al cambio verdadero, ya que una oposición con propuesta obligaría al gobierno a trabajar en serio por el futuro de Oaxaca y a no estar repitiendo los vicios del pasado.
Por ejemplo, lo de las audiencias públicas como un ejercicio democrático deja mucho que desear, fue una práctica que se inició con Pedro Vásquez Colmenares, se volvió práctica populista común del gobernador Heladio Ramírez y siguió con el gobernador Diódoro Carrasco que le bajó el ritmo, pero el ejecutivo que le siguió, José Murat, fue desapareciendo y Ulises Ruiz de plano eliminó.
Ahora se habla con el gobernador pero no da soluciones a los problemas que ahí abordan al menos que sean parte de uno de los grupos en el poder; la represión a las manifestaciones de inconformidad ahí están presentes y el “cuatachismo” así como la ineficiencia administrativa sigue siendo el pan nuestro de cada día y a veces hasta peor, que con el gobierno de Ruiz Ortiz, peor porque este no presumía de democrático.
Tan es así que la audiencia pública número tres, que debió efectuarse el miércoles 2 en el Istmo de Tehuantepec, se supone que en Ixtepec, fue a dar hasta Huajuápan, simplemente porque no tenía condiciones Gabino Cué de llevarla a cabo en el Istmo, sin enfrentar serios conflictos.
Además que se hizo casi de manera clandestina, con invitaciones de última hora y eso no precisamente habla de la eficiencia republicana del llamado gobierno del cambio, al que le urgen acciones mediáticas como esos “baños de pueblo” para detener el desencanto que empieza a despertar ya en los que votaron por él.