JUICIOS SUMARIOS

Nuevas provocaciones

Porfirio Santibáñez Orozco
Connatos de violencia
Se ‘pactó’ un incremento de un peso quedando la nueva tarifa en $ 5.50

UN dinosaurio herido es capaz de todo con tal de permanecer en el poder a través de los suyos o de evitar que quienes lo quitaron tengan éxito. Los hechos del 18 y 19 de agosto perpetrados en la capital de Oaxaca por fieles y seguidores del dino obedecen a una lógica y tienen un claro propósito. Los dos, lógica y propósito, están sin embargo peleados con el sentido común.

La lógica es crear conflictos para ver qué resulta. En una de esas el conflicto crece, se logra crear una fachada de ingobernabilidad que le permita al congreso local tener el argumento jurídico que necesita para asumir poderes extraordinarios, decretar un estado de excepción y sustraer a la entidad del rumbo a la transición que lleva.

¿Suena descabellado?. No lo es porque en la dinámica de los derrotados que siguen siendo la primera fuerza política del estado cualquier cosa que puedan inventar de aquí al primero de diciembre para no entregar el poder es buena.

El propósito no es uno ni está fijo, porque saben que no tienen el control de las variables más importantes de esta trama. Conocen los límites y las posibilidades del escenario en el que se mueven; por eso hasta el momento mueven sus hilos en torno a dos posibilidades cuya concreción depende del rumbo que tomen los acontecimientos.

Si la situación se complica y encuentran las condiciones para imponer un estado de excepción, tendrán el contexto y los recursos necesarios para agredir legalmente a una sociedad que esta vez no quiso votar por ellos; por lo menos en la cantidad en la que lo requerían.

Si llegado el mes de diciembre no pudieron imponer el estado de excepción y tienen que entregar el gobierno a quien se los arrebató, desde ahora se proponen entregar un estado en ruinas, una entidad que no se pueda levantar en seis años o más para regresar al cabo de ese tiempo con la cantaleta de siempre: los únicos que saben gobernar son ellos.

Cuando los jóvenes de la APPO empezaron a detener camiones en protesta contra el inminente alza de tarifas de transporte urbano, el martes 17, sacaron a sus porros para impedir cualquier movilización de protesta. Luego cambiaron de táctica, al ver que la gente se negaba a pagar el incremento porque no estaba autorizado como lo declararon algunas autoridades.

En sí misma, la propuesta de elevar la tarifa de $ 4.50 a $ 7.00 era una provocación de los camioneros que se fueron a fondo cuando bloquearon los cruceros más importantes de la capital del estado y la paralizaron parcialmente.

Más tarde siguió la simulación de una mesa de negociación en la que finalmente se ‘pactó’ un incremento de un peso quedando la nueva tarifa en $ 5.50 en las unidades nuevas y $ 4.50 en las unidades viejas que ya no deberían andar circulando.

Mientras todo ello transcurría en los entretelones de esta trama, en la calle los conatos de violencia individual y colectiva fueron apareciendo aquí y allá, como si estuvieran programados.

El líder sindical del SUTCOBAO Tomás Matus Matus fue asesinado en pleno día a las puertas de su casa. En el barrio de Jalatlaco un presunto atracador de jóvenes indefensas fue colgado de los pies por vecinos del lugar quienes advirtieron a las autoridades que colgarán del cuello al próximo que atrapen. Una marcha de la APPO del miércoles 18 fue apedreada y llevó al enfrentamiento entre appistas y porros que se inició en la glorieta de ‘Cinco Señores’ y terminó en las inmediaciones del panteón general. Policías de todos los niveles estatales se atrincheraron en el ‘Paseo Juárez’, ‘El Llano’, para lo que pudiera ofrecerse. Y sigue la mata dando. Abundaremos…

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