Los miles de baches y los cientos de toneladas de basura y lodo que se encuentran acumulados en la capital del estado de Oaxaca empañan totalmente el ambiente festivo que deberíamos tener y son dos de los saldos más a la vista del gobierno que se va, tanto el estatal como el municipal, ambos pertenecientes al mismo partido.
Ya lo dijo el todavía titular del poder ejecutivo: no hay dinero para reparar las calles de la capital y habida cuenta de que falta muy poco para que termine el sexenio, tampoco dispondrá del tiempo que le permita hacer las reparaciones que la ciudad está necesitando urgentemente.
Señales de necedad, estulticia, impericia, abandono, negligencia y un mal cálculo, los baches se encuentran casi por todas partes y han convertido a la mayor parte de las calles de la capital del estado en vías difícilmente transitables que cuando no están llenas de lodo y hoyos peligrosos para autmovilistas y transeúntes, dejan montones de tierra que se levantan como polvareda por el paso de miles de vehículos.
De la basura ni hablar; por todos los rumbos de la ciudad permanecen desperdigados montones de bolsas de plástico que estan ahí desde hace muchos días por los cambios de titular que ha tenido el ayuntamiento de la capital del estado, por la incapacidad de sus titulares y por las presiones de grupos de colonos asentados en las cercanías del tiradero de basura, quienes han cerrado los accesos al lugar, como en otras y reiteradas ocasiones, para que el tiradero municipal de basura sea cambiado de lugar.
El servicio de limpia no se ha podido brindar regularmente, también, porque distintas autoridades municipales, invadidas por el nefando virus del neoliberalismo, se han empeñado en demostrar que el servicio de limpia del ayuntamiento de la ciudad de Oaxaca de Juárez no sirve, no funciona, y que por lo tanto hay que dejar que de esas tareas se encarguen empresas privadas que teóricamente funcionarán con eficiencia.
En cambio, la mayor parte del centro histórico ha tenido un trato privilegiado de autoridades estatales y municipales, fue rehabilitado recientemente con una inversión suntuaria que no se necesitaba; en ese lugar la basura que sus habitantes tiran por las noches en bolsas es recogida rápidamente por brigadas especiales y se permite el paso de vehículos cuando no hay marchas, plantones ni han sido bloqueadas las entradas a la ciudad.
A pesar de que las más diversas voces ciudadanas se opusieron a la remodelación del centro histórico y sugirieron destinar esos fondos a obras que eran muy necesarias en las colonias marginales de la ciudad, los gobiernos estatal y municipal no hicieron el menor caso; siempre les valió queso la opinión ciudadana, ellos se dedicaron a hacer las obras porque eso les permitía, según la voz popular, justificar los millones de pesos que desviaron a la compra de votos para seguir al frente del estado.
En el fondo, al parecer, la Oaxaca de hoy es una ciudad devastada, abandonada a su suerte porque en el año 2004 no votó a favor del tirano y sus corifeos y en el 2010 le volvió a asestar un golpe definitivo a sus sueños de implantar un maximato en el estado; posiblemente los ahora derrotados tricolores vieron a la ciudad de Oaxaca como levantisca y desobediente y por eso le han dado el trato injusto que ha recibido dejando que sus calles y servicios públicos estén hechos un desastre. Abundaremos…
