Hasta siempre.. Despiden compañeros a Luis Carlos

(Fuente M. Orquiz/A. Villegas El Diario)
 

Por segunda ocasión en poco menos de dos años, los trabajadores de El Diario tuvieron que salir a las puertas de la empresa para despedir con lágrimas y aplausos a otro de sus compañeros asesinados.

Ahora, la carroza fúnebre llevó hasta el cruce de la avenida Paseo Triunfo de la República y Juvenal Aragón el ataúd en tono verde que contenía el cuerpo del fotógrafo Luis Carlos Santiago Orozco de 21 años, quien fue asesinado el pasado jueves por un sicario en el estacionamiento de un centro comercial.

Igual que en noviembre del 2008, cuando le quitaron la vida a José Armando Rodríguez Carreón “El Choco”, periodista que cubría la fuente de seguridad pública en esta casa editora, sus empleados se vieron forzados a remontar el abatimiento generado por el nuevo hecho de sangre para brindarle un aplauso a quien se desempeñó como reportero gráfico durante los pasados cuatro meses.

Durante el acto, el temor por la inseguridad que priva en la ciudad se hizo presente en el estado de ánimo de los manifestantes en duelo porque, dijeron algunos, tienen miedo de resultar afectados en cualquier otro ataque, como ya ha ocurrido con algunas personas inocentes.

“¿Y ahora, quién sigue?”, preguntó una de las trabajadoras después de comentar lo que declaró Blanca Martínez, viuda de “El Choco”, acerca de que mientras las autoridades omitan atrapar a los responsables de matar gente en Ciudad Juárez se seguirán cometiéndose crímenes similares.

Muchos de los que ayer despidieron a Luis Carlos hicieron lo mismo con José Armando hace poco más de 22 meses.

Cuando tocó decirle adiós a “El Choco” ya estaba bien entrado el otoño y el clima era fresco. Ayer, con el verano todavía encima, los rayos del sol calaron en la humanidad de quienes se plantaron al mediodía en el estacionamiento frontal de El Diario para realizar el póstumo homenaje al compañero caído.

Sin embargo, tanto en noviembre del 2008 como este sábado, hubo algo en común: el gran dolor por despedir a un compañero al cual le fue arrebatada la vida sin que mediara justificación alguna.

La carroza que contenía los restos del fotógrafo inmolado se estacionó justo donde se aparcó la que transportaba el cadáver de Rodríguez Carreón, cuyo nombre y fotografía están ahora expuestos en el frente del edificio en una de las mantas que se utilizaron en los innumerables actos para exigir castigo a quienes lo asesinaron afuera de su casa.

“Exigimos Justicia para El Choco… Sin Periodistas no hay Democracia” son las leyendas que se pueden leer en el afiche.

Pronto, otra propaganda similar lo acompañará con la misma exigencia de justicia, ahora para Luis Carlos.

Mientras, el personal y directivos de El Diario sobrellevan el pesar que genera enfrentar la pérdida de otro de sus compañeros en circunstancias violentas, esas que se han apoderado de las calles de la ciudad y que tienen a los ciudadanos en vilo.

Los aplausos que los empleados de El Diario le brindaron a su compañero, víctima de homicidio, estremecieron a los testigos involuntarios del acto luctuoso, ya que algunos clientes llegaron a las oficinas en los momentos en que se le hacía el sencillo pero sentido homenaje a Luis Carlos.

“Pobrecito, es el muchacho que mataron, qué triste… ¿hasta cuándo va a parar esto?”, dijo una mujer que se detuvo en la puerta de la empresa cuando notó el movimiento que se estaba dando en el exterior.

Por algunos minutos, el cuerpo del novel pero apasionado fotógrafo del área de Información General permaneció en el lugar que fue su refugio diurno en los últimos seis meses, a donde llegaba temprano para irse tarde, según fueran las necesidades de cobertura del día.

Luego, el cortejo fúnebre emprendió su camino al camposanto para depositar los restos de Luis Carlos, los que fueron acompañados por decenas de familiares, amigos y compañeros.

A la vez, los trabajadores de El Diario que laboraban a esa hora regresaron a sus escritorios a continuar con sus labores diarias.

Mientras, la pregunta que nació poco después que los asesinos le quitaron la vida al reportero gráfico quedó en el aire y en la conciencia de quienes atestiguaron la vida y muerte del veinteañero: “¿A quién pedir justicia?”.

¡Hasta siempre, Luis Carlos

Lo despiden amigos y familiares

“¡Luis Carlos ¡Luis Carlos”, gritaron y seguido de aplausos se despidieron por última vez, familiares, amigos y demás personas presentes en el funeral del joven periodista.

Quisieron recordarlo como fue en vida: bromeando, pues mencionaron algunas anécdotas en las que el buen humor del neófito en fotoperiodismo los hizo reír.

Pese a ello, la angustia no dejó de estar presente en los que acudieron al entierro, pues unidos en un abrazo, familiares, amigos y colegas fueron a despedirlo, además algunos de ellos se hincaron e inclinándose hacia donde fue enterrado le dijeron: “te quiero carnal”.

Antes de despedirlo en el cementerio Jardines Eternos, al mediodía se llevó a cabo una misa en la capilla de Mausoleos Luz Eterna, donde unidos por un abrazo los presentes se lamentaban por la muerte del joven.

Durante la ceremonia, amigos de Luis Carlos se observaban unos a otros, como tratando de explicarse la tragedia ocurrida la tarde del jueves; nunca dejaron de mostrar su consternación ante este hecho.

Compañeros de diferentes medios de comunicación también acudieron a despedir al joven, en signo de solidaridad con el gremio; además estuvo presente Blanca Martínez, viuda de José Armando Rodríguez Carreón “El Choco”, quien se unió a la despedida.

El sacerdote que dirigió la ceremonia trató de dar palabras de consuelo a quienes sufren esta pérdida, para lo cual leyó un poema en el cual se mencionaba que todo, incluida la vida, nos es prestado.

El religioso pidió por el perdón de los homicidios a los familiares, exhortó además a los presentes a tomar una actitud de esperanza y solidaridad.

“Pedimos justicia para Luis Carlos, no solamente para él, para El Choco y por la muerte de muchos otros”, dijo.

Al finalizar la ceremonia religiosa el eclesiástico mencionó: “Dios también exige justicia”.

Luego, amigos y familiares cargaron el ataúd de Luis, en el cual ‘descansa’ desde ayer, para transportar su cuerpo hacia el panteón Jardines Eternos, a donde lo acompañaron hasta que la tierra lo cubrió totalmente.

Sollozos, lágrimas remando por las mejillas de los asistentes y “disparos” de las cámaras fotográficas y de video, se hicieron presentes durante varios minutos.

Sin embargo, el momento más crítico fue cuando los empleados del panteón comenzaron a descender el féretro para después cubrirlo de tierra, bloques y cemento, pues Jessica, novia de Luis Carlos, exclamó en repetidas ocasiones: “¿porqué me lo quitaron, porqué él?”. Al final, le lanzó algunas rosas en señal de despedida.

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