José Luis Camacho López, especial para oaxacaentrelineas. Fue el Día de Juárez. Después de doce años de gobiernos de Acción Nacional, la ceremonia de su natalicio del 21 de marzo fue restaurada al mediodía por el presidente Enrique Peña Nieto en el Hemiciclo a Benito Juárez. Por la tarde, cientos de masones reclamaron que el oleo del Benemérito de las Américas, que Vicente Fox sacó de Los Pinos en diciembre de 2000, sea devuelto a la residencia presidencial.
El óleo de Juárez, pintado por Enrique Delanuey en 1889 está basado en un original de Tiburcio Sánchez de la Barquera realizado en 1858. El óleo fue usado por última vez en Los Pinos por el presidente Zedillo. En la pintura, que se encontraba en una de las oficinas de Los Pinos, la imagen del presidente Benito Juárez está de pie portando la banda presidencial, apoya su mano derecha sobre la Constitución de 1857 y a su espalda se observa la silla presidencial.
Santiago Creel, quien fuera secretario de Gobernación de Fox colocó la pintura de Juárez en una de las paredes del salón Adolfo Ruiz Cortines, del Palacio de Covián, donde aparentemente permanece.
Peña Nieto, después de su viaje a Roma, su primer acto al regresar fue montar una guardia ante el monumento a Juárez, el mandatario que en el siglo XIX separó los asuntos de la iglesia de los del Estado, declaró el carácter laico del poder público en México y postuló que los funcionarios mexicanos deben vivir en la honrosa medianía y estar alejados “de meter mano en las arcas públicas”.
El monumento de estilo neoclásico al estilo de los paraninfos griegos de doce columnas, construido durante el gobierno de Porfirio Díaz en 1910 para la celebración del centenario de la Independencia, al centro levanta una escultura de un impoluto Juárez escoltado por dos figuras emblemáticas que representan la patria victoriosa y la justicia, bajo la cual está la leyenda “Al Benemérito Benito Juárez. La Patria.”
La ceremonia presidencial fue breve. Menos de diez minutos para que el presidente Peña Nieto y la mayor parte de los miembros de su gabinete y representantes de los poderes legislativo y judicial, montaran una guardia en el monumento a Juárez.
En el libro de visitas, Peña Nieto escribió: “El legado de don Benito Juárez perdura y alienta nuestro compromiso de construir una sociedad en el que todos los derechos que consagra nuestra Constitución alcancen a todos los mexicanos”.
Ya por la tarde, cuando el sol dejó de caer, grupos de masones encabezados por Manuel Jiménez Guzmán se reunieron a continuar la recuperación de la ceremonia oficial del nacimiento de Juárez.
Jiménez Guzmán celebró que Peña Nieto regresara la ceremonia republicana juarista al Hemiciclo de la Alameda Central de la Ciudad de México. “Juárez representa la unidad de la nación”, dijo al elogiar la decisión presidencial de acudir al mediodía a rendir tributo al presidente Juárez, con quien “nace el Estado de Derecho mexicano”.
Acompañado por familiares de Juárez, Jiménez Guzmán auguró que en esta administración presidencial “la educación seguirá siendo laica, democrática y científica” e igualmente demandó mantener la separación de los asuntos del Estado de los eclesiásticos y la no intervención del clero en los asuntos políticos y partidarios.
“La república laica debe prevalecer”, dijo Jiménez Guzmán, quien consideró que no debe haber ninguna reforma al artículo 24 de la Constitución que se discute en legislaturas estatales después de ser aprobada en el Congreso de la Unión en el 2012 a propuesta de un diputado del PRI.
La reforma considerada innecesaria por académicos, organizaciones masónicas y partidos de izquierda, que aún se discute en legislaturas estatales, propiciaría una ruptura del Estado laico. La reforma a ese artículo constitucional dice que “toda persona tiene derecho a la libertad de convicciones éticas, de conciencia y de religión, y a tener y adoptar en su caso la de su agrado” y establece “el derecho de participar, individual o colectivamente, tanto en público como en privado en las ceremonias, devociones o actos de culto respectivo”.
No debe haber reforma del 24, insistió Jiménez Guzmán al hablar de una escalada contra el Estado laico en la ceremonia efectuada en el hemiciclo para recordar el 207 aniversario del natalicio del presidente Benito Juárez.
En las discusiones sobre esta reforma en el Congreso del año pasado dividió a los legisladores. Los defensores de la reforma, priistas y panistas, argumentaron que con la reforma se respetaría todas las formas de pensar, mientras los opositores, legisladores de izquierda y del PRI, advertían que los conceptos introducidos en la reforma, cómo “convicción ética”, representaban un verdadero peligro para el sistema jurídico mexicano y señalaban que la reforma beneficiaba a la iglesia católica al darles mayores espacios de influencia política.