El día que AMLO no llenó el Zócalo


José Luis CAMACHO LOPEZ, especial para oaxacaentrelineas.-27 de octubre.- No lo llenó. La expectativa se frustró. El Movimiento de Regeneración Nacional apenas logró ocupar buena parte de la explanada central de la plaza de la Constitución, con visibles huecos, para celebrar la “asamblea nacional por la defensa del petróleo y la economía popular”.

Algunos grupos se refugiaban del calor en la bocacalle de Madero. A pesar de que desde el gobierno de Miguel Ángel Mancera vino la orden de adelantar la clausura de la treceava Feria Internacional del Libro para que Manuel López Obrador ocupara el Zócalo, el llenó no fue por completo.

López Obrador justificó los vacíos: “muchos no pudieron asistir por distintas razones. Ayer, por ejemplo, se celebró, con éxito, la asamblea de MORENA en Chihuahua y hoy harán lo mismo militantes de MORENA en Guanajuato y Jalisco. A todos ellos, desde aquí, un saludo fraterno”.

Pero esos vacíos ya habían debilitado a la masa de MORENA. Se respiraban desánimos, se hacían reproches, los comités esparcidos en las 16 delegaciones políticas y los municipios no lograron cumplir la cuota de militantes que les exigieron para desparramar el Zócalo, llenarlo hasta las mismas puertas de Palacio Nacional.

Pasaron los días de gloria, de plaza llena y a reventar, de un Zócalo desbordado de una masa que en 2006 alcanzaba las calles de Cinco de Mayo, Madero, Independencia, 20 de Noviembre y Pino Suárez; miles y miles reventaban el Zócalo de la ciudad de México en ese airado reclamo de “fraude” en las elecciones presidenciales del julio de ese año en las que según ganó – haiga sido como haiga sido- Felipe Calderón. Hace nueve años los gritos del tumulto llegaron a escucharse hasta el Eje Central, la antigua San Juan de Letrán.

Este domingo 27 de octubre en el Zócalo, en “el corazón del país”, como lo llamó el ex gobernador de Zacatecas, Ricardo Monreal, faltaban gritos, mucho ánimo, fibra y músculo para levantar esas huestes de MORENA que a las once de la mañana ya se notaban decaídas por la desmañanada, no obstante el cambio de horario, y por el sol.

Entre esas huestes había algunos despistados que para amortiguar el cansancio de sus cuerpos, se nutrían con bebidas espirituosas, refresco de toronja con tequila.
Mientras, Martí Batres intentaba inyectarles vitamina con los gritos de la trillada frase que apenas lograba corearse: “fuera Peña, fuera Peña…”

Ya no se escuchaba “somos miles y seremos más”. Llenar el Zócalo era el reto de la manifestación del domingo 27 de octubre, después de las manifestaciones en el Hemiciclo a Juárez y en Paseo de la Reforma del ocho, 22 de septiembre y del 6 de octubre. No había espacio para AMLO en el Zócalo, primero por la ocupación de los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación que la invadieron con sus campamentos hasta que en la víspera del 15 de septiembre, para el primer grito del presidente Enrique Peña Nieto, fueron desalojados por la policía federal.

Después tampoco, porque en la plaza de la Constitución se instalaron los centros de recepción de ayudas a los damnificados de los llamados eufemísticamente “fenómenos climáticos” “Ingrid” y “Manuel”. Después que por la treceava Feria Internacional de Libro de la administración del gobierno de Miguel Ángel Mancera. En el gobierno de Peña Nieto, tras el desalojo de los campamentos de la Coordinadora de Trabajadores de la Educación, había cierto temor de que Andrés Manuel López Obrador llenara el Zócalo en su desafío contra la reforma energética.

Temores vanos. Para la “asamblea nacional por la defensa del petróleo y la economía popular” ya no había pretextos, ni los campamentos de la Coordinadora ni los centros de recepción de ayuda a damnificados ni menos los estands de la treceava Feria Internacional del Libro que los editores creyeron sería clausurada el domingo 27 de octubre. Mancera tenía que cumplirle a AMLO, la ocupación del Zócalo ya estaba pactada para MORENA de las nueve de la mañana a las dos de la tarde.

Esta vez escaseaban las mantas, el regocijo, la masa estrechamente abigarrada y desbordada en gritos y porras, estaban ausentes los festivos contingentes de Oaxaca y Veracruz, faltaron las grúas con las enormes pantallas donde se veía la imagen y se escuchaba la voz estridente del líder de MORENA reclamando una consulta a Peña Nieto en las marchas del 26 de septiembre y el 6 de octubre para decidir el futuro de la reforma energética, que concluían en la estatua de Colón.

Pasadas las once de la mañana, cuando ya el calor agobiaba y los vendedores de nieves hacían su agosto, cuando Martí Batres pedía a la masa responder sí estarían dispuestos a entregar el petróleo a empresas extranjeras o de que si vivieran en el siglo XIX hubieran vendido Texas, y se escuchaban gritos de un desganado ¡noooo!, en el centro de la plaza los cuatro hijos de una humilde señora de Chimalhuacán ya los había derrotado el cansancio, dormían sobre la plancha de la plaza.

Otros, ancianos, intentaban mantenerse erguidos, de pie, para escuchar atentos los incendiarios adjetivos de los discursos de Batres y Monreal contra los autores de la reforma energética: traidores, peleles, dirigentes de chatarra, vende patrias, salinistas, déspotas ilustrados, iluminados, corruptos, dueños del país, arrogantes, poseedores de la verdad absoluta que “mueven” al país hacia el despeñadero, o la moderada perorata de Ana Gabriela Guevara, la corredora olímpica que ocupa una curul en la Cámara de Senadores.

Para colmo durante el discurso de López Obrador, a unos minutos del mediodía, todas las campanas de Catedral las pusieron vuelo, repicaban con tal fuerza que la voz del líder de MORENA se escuchaba apagada con los estruendosos tin… tan, tin..tan…

En diversos momentos, una animadora intentaba inyectar dosis de entusiasmo a esa disímbola masa que empezaba a diluirse por la asoleada, una masa que apenas lograba reunir fuerzas para de repente gritar a coro: “Fuera Peña, Fuera Peña…” Y la voz de la locutora, complacida, añadía: “esta es la voz de indignación que se escucha en todo el país…”

Monreal, diputado del Partido del Trabajo, acusó a los autores de la reforma energética y fiscal “PRIAN y sus aliados”, de buscar “desmadrar a México” y advirtió que por todos los medios a su alcance se opondrá a “esta salvajada que son las contrarreformas fiscal y energética”.

Pero ya dando por hecho que las reformas serán aprobadas en el Senado, Monreal anunció que se prepararían “para hacer de las elecciones federales del 2015, un gran referéndum sobre las contrarreformas laboral, financiera, telecomunicaciones, fiscal y energética de este gobierno”.

Según Monreal “el gobierno no se atrevió a aumentar el IVA ni a cobrar impuestos a alimentos y medicinas, gracias a la presión y a la denuncia sistemática que desde hace un año hicieron MORENA y Andrés Manuel López Obrador desde esta tribuna y en todo el país”.

Menos beligerante, López Obrador en su discurso exhortó “respetuosamente” a los senadores del Partido Acción Nacional y del Partido de la Revolución Democrática a que, “con absoluta independencia, como verdaderos representantes populares, construyan una alianza con el compromiso de votar conjuntamente en contra de las dos reformas, la fiscal y la energética”.

López Obrador dijo que en manos de los representantes del PAN y del PRD en el Senado, “más los votos de los senadores del PT y del Movimiento Ciudadano” estaba “la decisión final” en el Congreso para el futuro de la reforma energética.

El líder de MORENA anunció que sus militantes harían un cerco pacífico alrededor de las Cámaras de Senadores y Diputados cuando se discutiera la reforma energética para manifestar su oposición a las reformas constitucionales de los artículos 27 y 28 constitucionales, que de concretarse “México cedería el sector energético y la soberanía nacional a intereses extranjeros”.

Poco antes, López Obrador había solicitado, “lo más pronto posible” a los senadores detener la reforma energética hasta que se llevara a cabo una consulta ciudadana, modificando el marco legal para que se realice “y que su resultado tenga carácter vinculatorio”.

Otra de sus peticiones las dirigió a los miembros de MORENA: que no vieran “Televisa porque manipula la información, oculta la verdad y es un instrumento dedicado en exclusiva a favorecer intereses de la cúpula del poder económico y político” y también advirtió en tono de censura que daría “seguimiento a los medios de comunicación para observar si respetan el derecho a la información”.

Cuando López Obrador terminó su discurso, buena parte de esa masa de jóvenes, ancianos, hombres maduros, madres con pequeños hijos, sindicalistas del Sindicato Mexicano de Electricistas, trabajadores universitarios, militantes del Partido del Trabajo, miembros de los comités de Morena de las 16 delegaciones políticas del Distrito Federal y municipios del Estado de México, había empezado a dispersarse, tomar camino hacia el Metro Zócalo y hacia los transportes que los habían trasladado al Zócalo.

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