El partido Revolucionario Institucional tiene su origen en el año de 1928 cuando el entonces presidente de México, Plutarco Elías Calles anuncia el 1 de septiembre, de aquel año, que se terminó la época de los caudillos y empezó, la era de las instituciones, lo que representa la gestación de un partido político vetusto, que tiene 86 años.
El Revolucionario Institucional es un caso único en la historia de los partidos en México, al ser el PRI un partido que perdió el gobierno de país en el año 2000, logrando reconfigurarse para volver al poder con Enrique Peña Nieto en el año 2012.
Así de nueva cuenta con el poder presidencial en sus manos el PRI, siendo un partido, como diría su fundador Plutarco Elias Calles, de instituciones, en Oaxaca volvió a meter orden entre sus devastadas filas y ahora se prepara para regresar al gobierno de Oaxaca, que perdió el año 2010.
El gobierno llamado del Cambio, que preside Gabino Cué, un político que fue miembro destacado del PRI, no ha podido con el paquete más por cuestiones de choque de intereses de los grupos que lo conforman, que por falta de capacidades personales, es común oír la frase entre los ciudadanos en las calles de Oaxaca que “estábamos mejor cuando estábamos peor”.
El PRI tiene claro que el presente año es de preparación para las elecciones federales del año 2015, que se efectuaran en el marco de la reforma política, que permitirán las reelecciones de diputados y senadores, por lo que la lucha por las candidaturas será sin miramientos y porque todos quieren.
En ese se sentido en Oaxaca ésta por definir a su dirigencia estatal, con una formula única, que encabeza Héctor Anuar Mafud Mafud, como presidente del comité estatal y Liz Acosta, como secretaria general.
Por ello el próximo 23 de marzo se emitirá la convocatoria para elecciones internas del tricolor para ese cambio de dirigencia, lo que para algunas y algunos son puras simulaciones, pero para los priistas es cubrir los trámites legales, para tener una dirigencia, que le permitan meter orden entre sus filas y reagruparse luego de las desbandada que dejó la derrota que le infringió Gabino Cué y sus aliados, hace ya poco más de tres años.
Para juzgar al PRI hay que ver a los otros partidos que cogobiernan Oaxaca, observar cuan democrática a autoritaria es su vida interna.
Así nos encontraros que el PRI, no es ni peor ni mejor que los otros partidos, sean este el Partido de la Revolución Democrática (PRD), el Partido Acción Nacional (PAN), sólo para mencionar a los principales.
Pero lo más delicado es que estás fuerza agrupados en los partidos gobernantes, carecen de propuesta política y se han dedicado prácticamente a extorsionar a su aliado y gobernante Gabino Cué, que lo tienen sometido a una presión política sin precedentes, que se ve obligado a decir a todo si pero no a decir cuándo.
En ese sentido hoy resulta que muchos electores se encuentran arrepentidos por haber votado por una coalición política, que junto a los ángeles y a los demonios, y que no han sabido gobernar y que las carencia que hoy existen en Oaxaca, siguen siendo las mismas.
No se entiende porque estás condiciones precarias del pueblo de Oaxaca, que se reflejan en ya en nueve partos de mujeres que han tenido que parir en la calle a las puertas de las clínicas y hospitales.
De una obra que es un paso a desnivel que se tardó poco más de dos años cuyo costo prácticamente se elevó un cien por ciento y que terminó consumiendo 240 millones de pesos, sin que represente una solución vial para la maltrecha capital oaxaqueña.
El gobierno de Gabino Cué ha tenido en sus tres años presupuestos históricos, que este año suman alrededor de 83 mil millones de pesos y ni ha así han podido sacar el toro de la barranca y los adeudos a proveedores está presente, al igual que esperan beneficiarios de los programas gubernamentales.
En tanto seguiremos observando como el PRI en Oaxaca, se apresta a volver al poder para el 2016 retorno que estará en manos de los electores, que están hartos, agotados del actuar de las fuerzas políticas a las que la sociedad oaxaqueña les dio el poder para sepultar al PRI, que hoy parece está por regresar.