* Las mantienen trabajando y privadas de su libertad a escasos metros del Palacio de Gobierno donde despacha el gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa
PRIMERA DE DOS PARTES
AGENCIA COMUNICA NETWORKS
Veracruz, México.- Opera en Veracruz red de enganchadores de niñas y mujeres indígenas que por medio de engaños, son trasladadas desde los estados de Puebla e Hidalgo para ser víctimas de esclavitud laboral, sin recibir pago alguno y bajo la amenaza de que serán encarceladas si intentan escapar.
Beatriz, una de las víctimas de esta red de explotación laboral y quien es originaria de la comunidad de Xolotla municipio de Pahuatlán, Puebla, narró a COMUNICA NETWORKS que el pasado domingo 1 de junio huyó de sus “patrones”, quienes las obligaban a trabajar de lunes a domingo desde las 6 de la mañana hasta las 2 de la madrugada, sin recibir sueldo.
Reveló que en la misma situación se encuentran por lo menos otras cuatro mujeres indígenas, algunas menores de entre 12 y 15 años de edad que solo hablan Náhuatl y que fueron traídas bajo la promesa de que recibirían un pago de 2 mil 800 pesos mensuales, además de alimentos y vivienda a cambio de preparar comida para venderlos en diferentes zonas de la ciudad de Xalapa.
Bety detalló que en diciembre de 2013, una pareja (María Micaela y Jorge) originaria del estado de Hidalgo que actualmente radica en Xalapa, llegó a su comunidad a buscar mujeres para trabajar en Veracruz, y fue así como la contactaron “pero me dijeron que para que valiera la pena el viaje buscara a otras chicas que también se fueran con nosotros”.
El 11 de marzo de 2014 Beatriz y su amiga Blanca fueron trasladadas a Xalapa Veracruz, e instaladas en una reducida habitación de una casa ubicada a escasos metros del Palacio de Gobierno, donde despacha el gobernador de Veracruz Javier Duarte de Ochoa.
“Cuando llegamos nos dijeron que no teníamos permiso de hablar con nadie, que a nadie le dijéramos nuestro nombre verdadero y que tampoco dijéramos de donde somos. No nos daban permiso de salir, no nos pagaron y nos dijeron que si intentábamos escapar nos iban a acusar de robo y a meter a la cárcel”.
Esta mujer indígena de 26 años de edad que logró huir detalló que durante todo el tiempo que María y Jorge la mantuvieron trabajando, solo le daban de comer “quesadillas” y en ocasiones no tomaba más que un vaso de agua.
La explotación de la que eran víctimas originó que Blanca, amiga de Bety, huyera una mañana con la ayuda de una de las empleadas de un comercio cercano a donde las tenían trabajando. Por ello Bety se armó de valor y también decidió escapar.
Tras relatar su historia, Bety muestra una gran preocupación porque los “explotadores” todavía mantienen recluidas a “Lupita, Reyna, La China y Anayeli”, una de ellas con problemas de lenguaje y otras menores de edad que hablan náhuatl y con dificultad se expresan en español.
“La más chica tiene como 12 años, ella me lo comentó, de ahí sigue una de 15 que tiene una cicatriz grande porque se quemó haciendo comida, ella se duerme estando de pie por el cansancio de tanto trabajo, inclusive los clientes se han dado cuenta”, precisa.
¿Temes por tu vida?, se le cuestiona y responde:
“Sí, porque tengo miedo que me pase algo allá en mi pueblo, a que manden personas a que me hagan daño a mi o a mi familia. Quiero decir principalmente a las autoridades de aquí (Veracruz) que si algo me pasa a mi o a alguno de mis familiares, los únicos culpables que van a llevar todos los cargos van a ser estos sujetos explotadores que se llaman María Micaela y su esposo que se llama Jorge”.
Antes de difundir esta información, COMUNICA NETWORKS intentó por varios conductos poner en conocimiento de los hechos al procurador de Justicia de Veracruz, Luis Ángel Bravo Contreras, sin embargo, no se obtuvo comunicación porque fuentes oficiales argumentaron que el fiscal se encontraba fuera de la entidad.