Rosendo Ramírez Sánchez
Primera de tres partes

Viniendo estas declaraciones del Rector, es preciso hacer una reflexión acerca de lo que quiso decir, pues corresponde únicamente a los trabajadores decidir el rumbo de sus organizaciones y no es una prerrogativa de quien funge como patrón.
Con este propósito es importante considerar qué papel pretende jugar el rector y qué futuro les espera a los sindicatos en la Universidad, si se toma en cuenta la sumisión que ha caracterizado a las sucesivas administraciones universitarias, quienes han mantenido una actitud de aceptación tácita de la política neoliberal del gobierno federal instrumentada a través de la Asociación Nacional de Universidades e Institutos de Educación Superior (ANUIES) y del gobierno estatal.
En particular, la administración que encabeza Rafael Torres Valdez carece de un proyecto propio de Universidad y se ha plegado totalmente a las políticas antiuniversitarias ajenas a la casa de estudios.
Es indudable que la actual administración está conduciendo a la UABJO hacia su privatización, pues en busca de una supuesta “excelencia académica” incrementan las cuotas de inscripción, reducen la matrícula, incrementan los costos de exámenes y de todos los trámites burocráticos: cartas de pasante, certificados, títulos, retiro de documentos, etc.
Hoy ingresar a la UABJO cuesta, mínimamente, más de $ 10,000.00 en las carreras de plan semestral y quienes no tienen para pagar estas cantidades, simplemente no pueden ingresar. En consecuencia, esta política lleva a la institución a ser una institución elitista en la que no pueden ingresar los que no pueden pagar.
En estas condiciones la administración de Torres Valdez y sus operadores, la familia Martínez – Helmes, han querido controlar a la Universidad con la finalidad de aterrizar el proyecto de privatizar a la institución y no han escatimado esfuerzos para tratar de controlar a las escuelas, facultades e institutos en la UABJO sin importar lo que cueste; con este propósito, el secretario particular de Torres Valdez, Eduardo Martínez Helmes, maneja la caja chica en la Universidad y dispone discrecionalmente de los recursos, sin rendirle cuentas a nadie.
