Entrelíneas
Miguel Ángel Schultz
Oaxaca a 27 Oct.- La dirigencia de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) sigue en la línea de reivindicar sus demandas gremiales a través de la protesta callejera, pues para ello es una organización sindical que lucha por sus prestaciones. Sin embargo, estás acciones lejos de revitalizar su movimiento lo siguen alejando más de la población, al impedir a ésta transitar libremente por las carreteras para realizar sus actividades cotidianas, que por pequeñas e insignificantes que nos parezcan, merecen respeto.
Pareciera que la policía no tuviera la capacidad y la determinación para desbaratar el cerco impuesto, desde el lunes, a las instalaciones del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), por los maestros de la 22, pero ello no es así. Es más, en estos bloqueos no se queda encerrado Moisés Robles, titular de la dependencia, que junto con sus directivos están fuera de esas instalaciones cercadas que siguen operando con una guardia de 80 empleados de confianza, que reciben la orden de permanecer en sus puestos.
La policía no son solamente los uniformados que vemos en las calles, estos son los peones que obedecen a un mando y cumplen órdenes, ejecutan un plan cuyo objetivo es sin duda desarticular al Movimiento Democrático de los Trabajadores de la Educación de Oaxaca (MDTEO), empujado por su dirección al desastre.
Así lo demostró cuando determinó boicotear las elecciones federales en junio; realizar bloqueo de calles, carreteras, centros comerciales, el aeropuerto y las estaciones de servicio para impedir la distribución de gasolina en la ciudad de Oaxaca.
Esas acciones simplemente les abrieron las puertas de par en par a los contingentes de las fuerzas federales, Ejército y Marina que llegaron no solo por tierra sino por vía aérea y hasta en barco, aunque suene a chiste. Esa noche del miércoles 3 de junio pasado, a diferencia del 2006, no hubo cohetones, ni repique de campanas, ni enfrentamientos con las fuerzas federales, muy por el contrario, si bien no hubo fiestas populares, si hubo alivio para la mayoría la población.
Siempre la provocación y el radicalismo actúa en favor de lo que se dice combatir y las condiciones en las que están ahora los maestros es prueba de ello. Hay que recordar el desbocamiento del conflicto del 2006 y como se apagó toda esa simpatía de la sociedad hacia esa insurrección pacífica popular, que se convirtió en un movimiento violento que actuó incluso contra la ciudadanía que lo apoyaba. Una frase pintada en los muros de la ciudad lo resume: Mueran los burgueses del Centro Histórico.
Lo anterior, cuando que decenas o tal vez cientos de personas abrieron las puertas de sus casas, para que los maestros se refugiaran esa noche del fallido desalojo del 14 de junio del 2006 y posteriormente aportaron alimentos.
No se comprende por qué la dirección de la 22, que preside Rubén Núñez y Francisco Villalobos insiste en conducir a sus bases al despeñadero, porque así se ven los acuerdos de los paros, que no son más que faltas que provocarán descuentos entre sus agremiados, que en su mayoría no tienen esos sueldos ostentosos que ellos sí tienen, que siempre niegan poseer pero nunca prueban que no los reciben.
Será en esta quincena que se aplicarán los primeros descuentos, luego de años que eso no había ocurrido, si bien se habían aplicado pero luego de más movilización les resarcían su dinero las autoridades, por lo que finalmente no pasaba nada. Pero ahora está claro que no será así, por la sencilla razón que el país no es el mismo y las condiciones por lo tanto, han cambiado y se espera que solo por las faltas del 2 y 12 de octubre los descuentos representen 70 millones de pesos.
No todos los maestros pueden hacer lo que hizo Francisco Villalobos en un video que se filtró, donde se le oye decir a su pareja sentimental, que le mande 300 mil pesos ahí nomás para el gasto.
Por cierto hay que recordar un 27 de octubre como ayer, pero del año 2006, se registró un enfrentamiento entre pobladores del municipio de Santa María Coyotepec, donde se encuentra el cuartel de la Policía Estatal y funcionaba la oficina alterna del entonces gobernador Ulises Ruiz Ortiz, que dejó un saldo de dos personas muertas, el maestro Emilio Alonso Fabián y el comunero Esteban Zurita López. El maestro fue recordado con una manifestación en San Pedro Pochutla de donde era originario y del comunero, tal vez solo su familia se acordó de él.
Por resultados trágicos como éstos bien haría la dirección de la 22 cambiar de estrategia y potenciar su lucha vinculándose con la sociedad, que lo puede hacer, para alcanzar un cambio de fondo, no solo pensar en lo inmediato y únicamente en demandas gremiales.
@MiguelAschulz