Entrelíneas
Miguel Ángel Schultz
Una tragedia sin paralelo se registró en el penal de Topo Chico, localizado en la zona urbana de Monterrey, donde fueron sacrificados 49 internos y 12 más resultaron heridos, algunos de gravedad, cuyo estado de salud es reservado. Esta masacre se originó, dicen las autoridades, por la pugna del control del penal de dos grupos rivales, que terminó con la vida no sólo de los sacrificados, sino también con el mito del Bronco, Jaime Rodríguez, como un mandatario eficiente, más que los emanados de partidos políticos, por ser el primer gobernador en país que llega a un gobierno de un estado, el de Nuevo León, sin partido, lo que es un hecho inédito en México.
Estos acontecimientos prueban entre otras cosas que el sistema de justicia está podrido; que se está en la llamada guerra contra la delincuencia, sin hacer crecer el sistema penitenciario del país. En Oaxaca es obligado a revisar la situación que prevalece en los penales, porque un hecho así puede registrarse también aquí; no hay que olvidar que el 17 de marzo de 1997, siete presos pierden la vida y 57 resultan heridos en un motín en el penal de Santa María Ixcotel, sin que hubiera ninguna consecuencia por estos hechos para las autoridades responsable.
En Topo Chico cientos de personas se presentaron a las puertas del penal, desde la madrugada de ayer, para demandar información de sus seres queridos; porque a pesar de ser delincuentes, criminales o inocentes en espera de ser juzgados, son seres humanos, que los unen lazos de afecto, pero sin información a más de 12 horas de ocurrida la matanza, por lo que se suscitaron enfrentamientos con la policía, que resguardaba el penal de Topo Chico, por la incapacidad de las autoridades tener conocimientos de los hechos ocurrido, en las primeras horas de ayer dentro del penal y por lo tanto dar cuenta a los familiares de los presos.
Es lamentable que el gobernador de Nuevo León, no haya tomada las medidas necesarias para prevenir la carnicería, ya que había todo los síntomas que un hecho así podría ocurrir, más aun cuando este penal tiene un sobrecupo de más del cien por ciento, donde se registra esclavismo sexual de algunas de las internas, donde es un autogobierno quien tiene el control y porque el “Bronco”, dio por terminado el convenio para que el Ejército continuara a cargo de la seguridad en los penales de Nuevo León y aquí están las consecuencias.
Es bien cierto que Jaime Rodríguez, tomó protesta como mandatario apenas el pasado 4 de octubre, pero eso no lo exime de su responsabilidad, como gobernador de Nuevo León. Tampoco se explica porqué razón, presos de altísima peligrosidad, como los que se supone tenían la plaza de Monterrey se encontraran en ese penal desde que fueron detenidos Juan Pedro Saldívar Farías, alias el ‘Z-27’ y Jorge Iván Hernández Cantú, apodado ‘El Credo’. Líderes de los grupos delincuenciales “Los Zetas” y “Cártel del Golfo”, presos en ese penal desde el año 2010 y 2012 respectivamente.
Asimismo, El Bronco en rueda de prensa, en Monterrey a los medios de aquella ciudad, no les permitió, ninguna pregunta, no así a los llamados medios nacional a los que incluso estuvo informando constantemente su versión de los hechos, lo que lo hace ver como un mandatario, que repite los mismos vicios de políticos emanados de partidos políticos.
Hay recordar que Jaime Rodríguez fue diputado del Partido Revolucionarios Institucional (PRI) en el año de 1992; también diputado local en 1997 y Presidente Municipal de García 2009 al 2012. Para su elección como gobernador renunció al PRI, al postularse como candidato independientes en las elecciones del 7 de junio, del año pasado.
Ahora las autoridades de Nuevo León se empeñan en afirmar, que todo lo ocurrido es responsabilidad del pasado, que los hechos son por la disputa del control de bandas de criminales, pero nada podrá exculpar la responsabilidad de los hechos al Bronco. Acontecimientos que también demostraron, más temprano que tarde, que los políticos independientes, están peor que los emanados de los partidos, que en nuestro país resultan un cáncer necesario porque sin éstos, pareciera que el remedio resulta peor que la enfermedad.
@MiguelAschulz