JUICIOS SUMARIOS

Tregua de muertos

Tregua de muertos
El miércoles 3 de noviembre regresaremos a nuestra dura realidad

Porfirio Santibáñez Orozco

Llegó el frío de octubre que nos invade cada fin año y que siempre trae con él la tregua de muertos con su carga de señales, signos y símbolos que nos dan identidad y alimentan nuestra vida común.

Nuestra fiesta de difuntos tiene muchos significados; éste año en particular será el equivalente de una victoria cultural porque parece que nuestros fieles difuntos vencieron el intento de los mexicanos con alma gringa de imponernos el haloween como fiesta nacional.

Esta fiesta de calaveras en la que ya estamos, es una buena oportunidad para salir de la rutina, hacer algo distinto a lo que estamos acostumbrados y convivir con nuestros cercanos.

La festividad de muertos es una oportunidad para recordar con gozo y melancolía a todos los que se fueron, independientemente de cómo se hayan despedido y de matar simbólicamente, por medio de versos, a los políticos que no se portan bien.

Son, también, algunas horas dedicadas a la reflexión sobre lo que ha sido nuestra vida y un tiempo que nos permite imaginar cómo nos recordarán los que se queden cuando nos vayamos. ¿Cómo será nuestra calavera, si la llegamos a tener?

Son, además, un marco propicio para darle rienda suelta al pequeño demonio de nuestra gula y saborear sin sentimientos de culpa el chocolate, el pan de yema, las calaveritas de dulce y la fruta de nuestros altares.

Incluso son una gran oportunidad, para los que pertenecen al club de Baco, de empinar sabrosa y desesperadamente el codo sin que nadie se sienta ofendido aunque al otro día o en los siguientes se tengan que pagar las consecuencias.

Es un tiempo para la convivencia armónica, la charla amena y los chistes en familia; seguramente muchos recordarán con una risa en los labios la lista de apodos de vecinos, familiares y amigos como el de aquel al que le decían “El Pan de Yema” por su enorme cuerpo ventrudo y redondo sosteniendo una cabecita muy pequeña.

Es una estación para la tolerancia, el recogimiento y el respeto, la paz espontánea y un regreso a ciertos orígenes que ojalá se prolongaran indefinidamente.
Lamentablemente esta tregua no durará mucho porque a partir del miércoles 3 de noviembre regresaremos a nuestra dura realidad con un gobierno en descomposición que ya no vemos las horas de que termine, una larga estela de injusticias por reparar, una cadena de atrasos por remontar y una moneda que sigue estando en el aire, la cual todavía no sabemos de qué lado va a caer. Abundaremos…

PD: Acababa de terminar esta colaboración cuando me enteré de que dos porros más fueron sacrificados; parece que para los amigos del mal no hay tregua. Las dudas siguen: ¿Quién fue? ¿Por qué lo hizo? ¿Son dos testigos menos? ¿En qué lío se metieron estos difuntos? ¿Qué carajos está pasando? ¿Cuándo terminará todo esto?.

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