Por Horacio Corro Espinosa
Para el 12 de agosto de 2017
El tema de los taxistas siempre está presente en los periódicos o los noticiaros de radio o televisión. En esos medios nos encontramos encabezados como los siguientes: Mujer asesina a taxista que intentó violarla. Acribillan a taxista mientras comía. Frena árbol a taxista. Taxista arrastra en carretera a perro. Asalto armado a taxista. Algunas veces convierten al taxista en Superman con este tipo de encabezados: Taxista se vuela el rojo y atropella a ciclista. Taxista vuela hasta el fondo del barranco. Taxista vuela a 96 kilómetros por hora.
La verdad, no siempre los taxistas originales son los causantes de todos los problemas que hay en la ciudad. Algunos aseguran que quienes más causan molestias son los taxistas fayuca, los taxistas piratas, los patito, esos que circulan sin permiso alguno pero hacen el servicio de recolección de personas para conseguir su sustento diario.
Así como hay taxistas buena onda, también los hay sus contrarios. En ocasiones, si un taxista te ve sufriendo a medianoche porque se te ponchó la llanta del vehículo, se paran y te echan la mano. A un amigo mío que lo asaltaban en la oscuridad de la noche, un taxista les echó el vehículo encima y estos huyeron. En otra ocasión, cuando un tipejo golpeaba a una mujer, un taxista se detuvo y el cobarde huyó. Siempre hay muchas historias, buenas y malas, de los taxistas.
Me gustaría tener la memoria de los ruleteros. Ellos no olvidan calles, rumbos, sitios, lugares ni atajos. Conocen todos los vericuetos para llegar a donde el pasajero necesita acudir.
Mucha gente asegura que los taxistas tienen muy desarrollado el sentido de orientación. Ellos, sin saberlo, poseen en el interior de su cerebro un Google maps natural, y de una de esas chompetas extrajeron la aplicación que todos usamos en nuestro celular para llegar a cualquier sitio.
Pero no solo son aplicaciones de ubicación, sino también reseñadores del clima, pues cada que te quieren hacer plática comienzan a hablarte del calor, de las lluvias, de los fríos… y si se dan cuenta que ese tema no te interesa, te hablan de los encharcamientos, del caos de la ciudad, o de los baches, de la inseguridad, o de los plantones, o las marchas, o de las personas malhumoradas, en fin. Ellos siempre tienen tema.
Todas esas pláticas casi siempre desembocan en el tema político. Los argumentos políticos, por naturaleza, siempre son apasionantes, y por lo mismo, el taxista deja de concentrarse en su camino y pone sus ojos sobre su interlocutor. Sin ver, sabe en qué momento girar el volante para esquivar el bache que es un viejo residente en ese lugar. Sabe cuánto dura cada alto, pero esa chamba se la deja a su subconsciente quién dos segundos antes del verde del semáforo mete el clutch para seguir su camino.
Una vez me tocó abordar un colectivo donde la conductora era una mujer bastante joven, a quien se le notaba el esfuerzo que le ponía para meter hasta el fondo el clutch, pues era bajita de estatura, pero buena manejadora.
Hoy en día no sólo ejercen este oficio los taxistas, porque ya hay damas en esta actividad. A todas y todos los taxistas de la entidad oaxaqueña, ¡felicidades!, aunque sea dos días después de la celebración de su día.
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