OAXACA.- Autoridades salientes y electas de la región Loxicha aseguraron que el Ejército Popular Revolucionario (EPR) en esa zona es cosa del pasado.
Así, el presidente de Bienes Comunales, Óscar Valencia García, descartó las acusaciones que hizo hace unos días el representante de la agencia de San Francisco Loxicha, Jesús Almaraz, quien aseguró que el grupo guerrilleo podría resurgir en esa región a consecuencia de la corrupción e impunidad que imperan en la actualidad.
Por su parte el presidente electo de San Agustín de Loxicha (cuna del Ejército Popular Revolucionario) Flavio Pérez Pérez, negó de igual forma la presencia del grupo insurgente en la sierra sur.
Con ello, descartó un posible brote de violencia por conflictos poselectorales.
Ante esta situación y luego de que se presentara ante los medios de comunicación como el próximo munícipe de la región, Pérez Pérez dijo que su gobierno trabajará por el bienestar de los habitantes de la población.
“Nosotros vamos a trabajar por lo nuestro ya que en la región no queremos más violencia y conflictos entre hermanos”, aseguró.
El funcionario descartó que se dé inició a una auditoria a la administración de Jesús Martínez Mendoza, puesto que aseveró que eso se lo dejará a las instancias correspondientes.
“En mi gobierno no se buscará la confrontación, no es facultad del presidente realizar una auditoría, eso lo puede hacer cualquier ciudadano, pero sí revisaremos lo que nos dejan las autoridades que salgan”, explicó.
“Gobernaré hasta donde el presupuesto me lo permita” ahondó.
En ese sentido, dijo que atenderá los trabajos de electrificación y alcantarillado que hacen falta en la región y que no buscará enfrentamientos con la administración saliente.
Ante ello, se le cuestionó acerca de una posible negociación para que llegara a ganar las elecciones, a lo que contundente respondió que Loxicha lo eligió y que trabajará para su pueblo.
Asimismo, se dijo seguro de que la violencia ya no regresará a la entidad, “ya que en los pasados comicios la decisión de la población se vio reflejada”.
Loxicha ha sido uno de los escenarios de ajusticiamiento más sangrientos del país, sobre todo después de 1996, cuando el EPR operó dos alzamientos: uno en la Crucecita Huatulco y simultáneamente en Tlaxiaco, en agosto de ese año.