Miguel Ángel Schultz
Enorme preocupación ha causado al Gobierno de Estados Unidos la estancia en México del Alberto Fernández, presidente electo de Argentina, quien luego de su victoria electoral viajo al país para reunirse con el presidente Andrés Manuel López Obrador, lo que representa la construcción de un eje entre América del Norte y América del Sur, que es la herramienta necesaria para lograr el fortalecimiento de nuestras naciones para alcanzar la independencia económica de los capitales estadounidenses y gozar de soberanía plena a través del desarrollo económico.
La preocupación del vecino del norte -uno los países más poderosos del mundo-, se expresa en las declaraciones de invadir México para terminar con las bandas armadas de narcotraficantes, las cuales él armó. El presidente Donald Trump considera que el Gobierno es un fracaso en el combate a la delincuencia, luego de la fallida captura del Ovidio Guzmán López, hijo del Joaquín “El Chapo” Guzmán. Así como la brutal masacre de integrantes de la familia LeBarón, hechos en los que nuestro vecino del norte es corresponsable.
Además este jueves 7 de noviembre la Organización de las Naciones Unidas (ONU) condenó a México, por su política migratoria, cuando la ONU, no ha dicho nada sobre el enjaulamiento de niños migrantes o las matanzas y muertes provocados por su supresmasismo blanco, ni por la brutal represión en Ecuador y Chile o ante la destrucción por incendios forestales provocados de la selva de la Amazonia. Falta que la ONU apruebe bombardeos como la ha hecho con Siria o invasiones como las aprobadas contra Irak o Libia.
La ONU tampoco condena la bestial represión en España en contra de los independentistas catalanes o el bloqueo inhumano de Estados Unidos hacia Cuba y Venezuela. Se mantiene muda ante la actitud criminal de la Unión Europea, con su política migratoria hacia los países africanos.
Por tradición, los presidentes argentinos tienen en su agenda viajar en primera instancia a Brasil, sin embargo el Gobierno de extrema derecha que hoy mal gobierna al gigante americano, con Jair Bolsonaro, hizo que esta tradición se haya roto y que el mandatario electo Fernández haya determinado venir a la nación Azteca.
México y Argentina juntos encuentran el oxígeno que requieren para consolidar sus propuestas de gobiernos de izquierda o populista, como le llaman quienes quieren desprestigiar al socialismo como sistema de Gobierno.
Alberto Fernández ganó la elección presidencial de su país el pasado 27 de octubre, al lado de Cristina Fernández viuda de Kirchner, llegó a México el sábado 2 de noviembre, por la brevedad del tiempo transcurrido de haber ganado la presidencia y su viaje, representa una potente señal que le quita presión de los gobiernos que buscan su fracaso, ya que tiene ante sí el enorme reto de sacar a Argentina de la bancarrota en la que la dejó Mauricio Macri, por seguir los dictados del Fondo Monetario Internacional, que lo endeudo con 57 mil millones de dólares, con una paridad de su peso frente al dólar de 59.60.
Coincidentemente, el pasado martes 5 de noviembre arriba a nuestro país Rafael Correa, ex presidente de Ecuador, viaje que le representó un recorrido de nueve mil kilómetros, porque tuvo volar de Bruselas donde vive, hospedándose en el mismo hotel que Alberto Fernández, por lo que es imposible pensar que no se reunieron, que su encuentro fue obra de casualidad y que no se hayan reunido con López Obrador o que hayan conversado únicamente de la comida mexicana.
Rafael Correa tiene la intención de presentarse como candidato a la presidencia de Ecuador en los próximos comicios a efectuarse en febrero del 2021, a lo que el actual mandatario ecuatoriano Lenin Moreno, a quien se le incendio el país con las recientes protestas, pretende aplicarle la receta brasileña a Correa y meterlo a la cárcel, como hicieron el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva que está en prisión desde hace año y medio, lo que le impidió participar en las elecciones.
El encuentro de estos personajes muestra que México de nuevo es líder de los países de la América indígena e hispano hablante, por lo que la presión seguirá aumentando en contra del Gobierno de López Obrador, por lo que veremos que la violencia se va a incrementar en el país.
Ante ello, estamos obligados a seguir construyendo desde abajo el país que queremos porque no todo corresponde hacer al presidente, quien tampoco tiene un cheque en blanco para gobernar, más cuando junto con él llegaron viejas prácticas del neoliberalismo de gobernar y de una cauda de oportunista que representan el riesgo de volver al pasado.
@MiguelAschulz