A la opinión pública
A los integrantes de la Asociación de Periodistas de Oaxaca (APO):
El pasado sábado 10 de junio, se llevó a cabo una Asamblea promovida por Cuauhtémoc Blas e Idolina Herrera, integrantes del triunvirato que presidía la Asociación del que formaba parte Jesús Ortiz.
El objetivo de esta Asamblea fue el de enjuiciar a Jesús Ortiz, uno de los tres miembros de la directiva de la Asociación, y acometido por el mismo Cuauhtémoc Blas, quien es propietario y director general de la revista En Marcha e Idolina Herrera, trabajadora jubilada del área de prensa del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO) y quien colabora de forma ocasional en un diario local.
En dicha asamblea a la que asistieron apenas 20 integrantes de la Asociación, también determinaron que yo pidiera licencia temporal a la APO, mientras ocupe el cargo de director de Comunicación Social del Honorable Congreso del Estado de Oaxaca.
Esta propuesta derivó en mí expulsión de facto de la APO, aun cuando soy miembro fundador. El argumento de Cuauhtémoc Blas es que “no se podía estar conviviendo con el enemigo”, como –según su criterio- “somos los funcionarios de gobierno de Oaxaca, dado que el Poder Legislativo –dice- es parte de éste”.
Preciso: Los estatutos vigentes de la APO no sancionan a ninguno de sus miembros por ocupar cargo público alguno; ya que desde el surgimiento de la propia APO, varios de sus promotores ocupaban, ocuparon y ocuparían cargos públicos en el gobierno de Oaxaca, federal o municipal, sin menoscabo de su membrecía y mucho menos de su calidad de periodistas.
Lo insólito del hecho es que no soy el único dentro de la APO, que en este momento es servidor público, como el caso de Abundio Núñez, director de Comunicación Social de Eduardo Bautista Martínez, rector de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO) y dueño del portal E-Oaxaca, quien votó por mi expulsión de facto, con el argumento que él no es funcionario público porque la universidad es cosa distinta al gobierno.
Tampoco se revisó el caso de otros miembros de la APO, que en la actualidad trabajan en oficinas de prensa de diversas instituciones oficiales; aunque se anticipó que también deben pedir licencia temporal, según palabras de Cuauhtémoc Blas López, quien asume la presidencia en un afán protagónico que evidentemente daña a la APO y que anula a los otros miembros de su dirección colectiva.
Sin que tenga que ver con lo gremial en la APO, y por razones profesionales, he tenido discrepancias tanto con el director de prensa de la UABJO (Abundio Núñez), como con el propietario de En Marcha (Cuauhtémoc Blas) por lo publicado en torno a mi persona y sobre el Congreso del Estado.
Sin embargo, no se consideró ni mi carácter de fundador de la Asociación como tampoco que ejerzo mi trabajo periodístico de forma cotidiana en medios de la entidad, siempre con el rigor y la dignidad que merece esta tarea. Lo hago y lo seguiré haciendo, porque soy periodista de tiempo completo.
Aun así, en el breve tiempo en que Cuauhtémoc Blas López reapareció en la APO –a la que antes denostaba-, de enero a la fecha, cuando se hizo dirigente, se han llevado a cabo diversas acciones irresponsables y de desahogo personal de esta naturaleza que, con una aparente legalidad, ha creado condiciones no de unidad del gremio periodístico de Oaxaca, sino de confrontación y revanchismo.
A partir de este hecho se ha levantado una campaña de difamación en mi contra que, de seguir, merecerá la atención legal correspondiente.
Atentamente
Miguel Ángel Schultz