Entrelíneas
Miguel Ángel Schultz
La agresión que sufrió la fotoperiodista Citlalli Cid por integrantes de la Sección 22 del SNTE-CNTE, despertó no solo la indignación de los comunicadores de Oaxaca, sino también la solidaridad, pocas veces vista, de los trabajadores de los medios de información, incluso nacionales, cansados de tantos agravios sufridos en la entidad por ejercer el derecho a la información y a la libertad de expresión.
Más aun cuando en Oaxaca se han registrado asesinatos de periodistas, que son minimizados por las autoridades de gobierno, al ser estos trabajadores de medios, cuyas sedes están en otras entidades del país o por ser éstos considerados alternativos, sobre todo de las radios llamadas comunitarias o piratas.
Independientemente de otras formas “sutiles” de represión, con las que se pretende el control de los medios de comunicación, por ejemplo el Ejecutivo y el Legislativo, adeudan pagos de publicidad de al menos tres meses; no se invita a los eventos oficiales a los periodistas incomodos o se hace la selección de preguntas al gobernador, en la conferencia de prensa, entregadas por escrito a Miguel Ángel Muñoz, titular de la Coordinación de Comunicación Social del Gobierno del Estado.
En el caso de la fotoperiodista -en el séptimo mes de embarazo- fue insultada y agredida físicamente el pasado sábado 16 por maestras que consideraron que no debía tomar fotografías de la reinstalación del plantón magisterial, en la primera calle de Guerrero, a una cuadra del Zócalo de la ciudad de Oaxaca.
A Citlalli Cid le exigieron que les entregara su equipo fotográfico, a lo que se negó, por lo que se tuvo que refugiar en una tienda Elektra, amparada por una mujer que pasaba por el lugar de los hechos y la introdujo en el comercio, donde la recibieron y bajaron las cortinas para protegerla.
Ahí estuvo por espacio de 30 minutos, hasta que unos 50 miembros de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y de la Coordinador Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), amenazaron con destruir el local, si no la sacaban de ahí, pero para su suerte llegaron otros periodistas más que lograron contener la agresión.
Ante la agresión, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) al día siguiente del hecho -domingo 17- le ofreció el respaldo necesario a Citlalli Cid, además cuestionó que las autoridades de seguridad del Gobierno del Estado no hayan acudido al llamado de auxilio solicitado por los periodistas. En tanto la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO) fijo su postura hasta ayer, miércoles 21.
Sin embargo, esta no es la única agresión que se registra por parte de integrantes de la Sección 22 del SNTE–CNTE, en los últimos meses tan bien lo han sido, el 20 de julio en Nochixtlán trabajadores de TV Azteca; el 21 de julio, agredieron al fotoperiodista Mario Jiménez Leyva, del diario Noticias, en la Plaza de la Danza; el 1 de agosto acosaron a Ismael García, corresponsal de El Universal, en inmediaciones del Cerro del Fortín. En Puerto Escondido el 31 de agosto tomaron una radiodifusora y retuvieron a los trabajadores.
Este tipo de acciones cuestionan de fondo la legitimidad de la defensa que realiza la Sección 22 del SNTE-CNTE, de los derechos humanos y de la libertad de expresión, pretendiendo aplicar a los periodistas criterios sectarios y maniqueos, con un tufo profundamente reaccionario.
Sin embargo, es necesario señalar que estas no son la únicas agresiones a los periodistas en Oaxaca, ya que de acuerdo con un boletín de prensa emitido por la DDHPO se documentó que “el tipo de agravio registrado con mayor frecuencia fue la agresión verbal, con 30 casos, de los cuales 22 fueron amenazas, y de éstas, tres fueron amenazas de muerte”.
“Le sigue en orden de frecuencia la intimidación, con 22 agravios. De acuerdo con la información obtenida, en 19 ocasiones se despojó o hubo el intento de despojar a las y los periodistas de su equipo de trabajo. Se supo igualmente de 14 casos probables de detención ilegal o arbitraria, retención ilegal o privación ilegal de la libertad. Registramos igualmente 12 agresiones físicas, con o sin lesiones”, detalla la institución.
La Defensoría añade que “en 60 por ciento de los casos (74 agravios) fueron señalados como agresores solamente dos tipos de actores: agentes de seguridad (35%) y organismos gremiales (25%). Conforme a las cifras del organismo, en 43 de los agravios los agresores fueron identificados como agentes de diversas corporaciones policiacas –sea de la Secretaría de Seguridad Pública de Oaxaca (27), de alguna policía municipal (26) o de la Policía Federal (15)”.
“La Defensoría considera especialmente graves los señalamientos hacia policías municipales, por los que el organismo investiga agravios a periodistas consistentes en detenciones ilegales, tortura y ejecución extrajudicial”.
En orden de frecuencia, agrega el documento, siguen los agravios por parte de integrantes de centrales sindicales, que ascendieron a 31 en lo que va del año; de ellos, en 25 fueron señalados diversos participantes adscritos a la CNTE, y en otros seis, a la Confederación de Trabajadores de México (CTM)”. Hasta ahí el documento emitido apenas ayer 21 de septiembre por la DDHPO.
Cómo se puede documentar, la situación de los trabajadores de los medios de comunicación es grave, por lo que nadie puede quedar indiferente a la agresión de la fotoperiodista Citlalli Cid, menos la Sección 22 del SNTE-CNTE, a cuyos integrantes se les adjudica está arbitrariedad, por lo que deben corregir lo que tenga que corregir y transformarse en los garantes de la libertad de expresión y del derecho a la información de la sociedad.
También para fortuna de todos, las mujeres periodistas en Oaxaca han iniciado un proceso de organización, que esperemos sea de largo aliento y que más allá de este hecho, pueda llegar a aportar luces en el ejercicio periodístico de Oaxaca, hoy que tanto se requieren ante el derrumbamiento de una alternativa de gobierno que no resultó lo democrático que se esperaba.
@MiguelAschulz