* Que el país sea sede de este proceso de negociación, es un reconocimiento a la confianza que se le tiene en la región
Ciudad de México.- La aceptación de la propuesta para que México sea sede del diálogo entre representantes del Gobierno de Nicolás Maduro y la oposición venezolana, encabezada por Juan Guaidó, es un reconocimiento a la confianza que se le tiene en nuestro país en la región latinoamericana, afirmó el senador Ricardo Monreal Ávila.
En un artículo que publicó en su página oficial, el coordinador del Grupo Parlamentario de Morena destacó que el que México sea sede de esta nueva mesa de diálogo, también es un reconocimiento a su trayectoria en diversos ejercicios de reconciliación entre grupos políticos de distintas naciones.
“Las expectativas de los resultados del próximo diálogo venezolano en México son altas y positivas; No hay más que la interlocución conciliatoria para ello. Hago votos para que se den las condiciones que activen la confianza y la comprensión entre las partes”, expresó.
Expuso que este encuentro tiene a su favor un amplio compromiso de la comunidad internacional, el visto bueno de Estados Unidos y el diálogo, como única vía, hacia un proceso de negociación que coadyuve a salir a Venezuela de la crisis que enfrenta.
Lo anterior, dijo, “nos obliga como comunidad internacional a mostrar solidaridad con el pueblo venezolano y a confiar en la asistencia del Reino de Noruega y el acompañamiento de los demás actores, en una nueva mesa de diálogo que inyecta esperanza, después de varios años de desgaste para la sociedad del país sudamericano.
El futuro, continuó Monreal Ávila, se vislumbra alentador, incluso si tomamos en cuenta que algunas de las recomendaciones perfiladas en el informe “Negociando un retorno a la democracia en Venezuela” de la Oficina de Washington para América Latina (WOLA) y el Instituto de Paz de Estados Unidos parecen estar en curso.
Esto es, integrar un conjunto más amplio de actores; contar con el Ministerio de Relaciones Exteriores de Noruega como facilitador de las negociaciones; partir de una agenda básica; conversaciones confidenciales; participación de Estados Unidos; permitir el acompañamiento de garantes u observadores y evitar mensajes contradictorios.
De esta forma, asentó el líder de la mayoría legislativa en el Senado de la República, el diálogo que se llevará a cabo en el país representa una posibilidad de avance hacia el acuerdo.
América Latina es capaz de abonar de manera positiva a las condiciones requeridas para una negociación basada en el común acuerdo. De manera paralela, esto sienta las bases de posibles acuerdos que impacten en otros desafíos regionales y que den la oportunidad de unir esfuerzos entre nuestros pueblos, apuntó.
Monreal Ávila también explicó que el contexto de política exterior del país, no sólo ante la coyuntura de Venezuela, se ha encauzado bajo los principios de no intervención y autodeterminación de los pueblos, que dicta nuestra Constitución.
El Gobierno mexicano está convencido de que así se sentarán las bases para “iniciativas encaminadas a que las sociedades de cada país encuentren, en ejercicio de su soberanía, una solución pacífica a sus conflictos, por medio del diálogo e incluyendo a todos los actores involucrados”.
En apego a estos principios y de acuerdo con el llamado de la Organización de las Naciones Unidas, México desea una reducción de las tensiones internas en el país hermano.
Históricamente, enfatizó, México ha participado en célebres experiencias de conciliación, que le han ganado un reconocido papel a nivel internacional. En 1983, los gobiernos de Colombia, México, Panamá y Venezuela se reunieron en la isla Contadora, con la intención de impulsar una iniciativa de paz en Centroamérica.
El denominado Grupo Contadora recibió en ese entonces el respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU, y con el Grupo de Apoyo (Argentina, Brasil, Perú y Uruguay), Naciones Unidas y la Organización de los Estados Americanos logró la gestión del acuerdo de paz entre los presidentes de los países centroamericanos en la cumbre de Esquipulas II, en Guatemala.
Además, en la siguiente década, nuestro país colaboró y fue sede para lograr los acuerdos de paz en Guatemala, con miras a poner fin al conflicto interno guatemalteco.
De igual forma, en 1992, la Ciudad de México fue sede de la firma, entre el Gobierno de El Salvador y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), de los Acuerdos de Paz de Chapultepec, que marcaron la culminación de ocho años de diálogo.
El artículo, titulado “El diálogo como mediador”, se puede consultar en el enlace: https://ricardomonrealavila.com/el-dialogo-como-mediador/