Por Horacio Corro Espinosa

Muchas son las formas que cada persona usa y se las ingenia, para conseguir o descubrir los pasos en que anda su amada o amado, o lo que es lo mismo, cada quien mata las pulgas como puede.

Unos son los que se ubican en los sitios más oscuros, para desde ahí, vigilar el comportamiento de la novia o del novio. Otros son los que se jalan un tipo de diablito del teléfono fijo, para escuchar todas las conversaciones.

Muchos de ustedes se han de acordar todavía, cuando José Murat era gobernador de Oaxaca, quien localizó debajo de una mesita de teléfono un par de caimancitos y un cable que iba a sepa dónde. En esa ocasión dijo que había una conspiración en su contra a través del teléfono, y aseguró que se utilizaba un sistema moderno y de largo alcance, pero calificó el hecho de “primitivo y arcaico”. ¿Se acuerdan de eso? Es de risa, ¿verdad?

La cosa es que desde siempre ha estado presente la neurosis, la ambición, el miedo y la maldad política, lo que ha provocado el espionaje del adversario, del enemigo y a veces hasta del “amigo”.
Siempre ha habido gente que se presta para meterse en la vida privada de los ciudadanos. Hace años, en el medio periodístico, se usaban los caimanes; después llegaron las mamilas, me refiero a unos como chuponcitos que se colocaban en el auricular para grabar las llamadas telefónicas. En el medio informativo siempre se han empleado montón de artefactos para grabar la conversación con la persona entrevistada. Desde luego que se puede hacer, siempre y cuando lo permita el interrogado, al menos eso dice la ética profesional y el sentido común. Pero como siempre, nunca va a faltar el trabajo sucio e innoble de los que sin decir ¡aguas! hacen lo que no se debe realizar.

Con lo de los audioescándalos oaxaqueños, se aprecia que es un trabajo de bajo costo y que pudo haberlo hecho cualquier persona que con un poco de habilidad, pudo haberle robado el contenido del celular al hoy ennoblecido amigo del gobernador, cuando por descuido o ignorancia lo dejó sin clave de acceso y es por eso que cada día nos enteramos de cómo maneja el Gobierno del Cambio la política oaxaqueña.

Cuando escuché el audio del glorificado Jorge Castillo con Luis Ugartechea, me acordé inmediatamente de cuando Paco Reyes, (Precandidato del PAN al Municipio de Oaxaca) caminaba por los pasillos de la Cámara de Diputados de San Lázaro, en el D.F. El había ido a entrevistarse con los diputados federales para que le dieran su apoyo a la candidatura por esta ciudad. Antes de entrar a hablar con Eufrosina Cruz Mendoza, se metió al baño, y ahí se estuvo un buen rato. Se acomodaba el pelo, el cuello de la camisa, en fin, no dejó escapar un detalle en su vestimenta y en su persona. Terminó, y se dirigió a la oficina de la diputada. Entró sonriente y saludador con todos. Después de unos 8 ó 10 minutos de hablar con ella, salió con sus ojos bien tristes y se fue. Yo ya no quise seguirlo.

Tiempo después, me enteré que Eufrosina le dijo: pues dile a Luis Ugartechea, que yo no voy a darle mi apoyo para ti. Mejor que se lo vaya a pedir a la sonorense María Dolores del Río Sánchez, a quien le fue a ofrecer la senaduría por Oaxaca, es seguro que ella, ahora le devuelva el favor.

¡Qué mala suerte del Paco Reyes!, tocó puertas por todos lados para buscar apoyos, con la recomendación de Ugartechea, desde luego. Pero bastó que Jorge Castillo, le echara una llamada al presidente de Oaxaca, para ordenarle que soltara a su pupilo de la mano, y apoye la jugada Bernardo Vázquez Colmenares.

Lo que es la política, ¿no? Si no fuera por los audioescándalos ni nos hubiéramos enterado de cómo llegó Bernardo a la precandidatura por el PAN.

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