Texto: Joel F. Gálvez Vivar
Fotos: Karol Joseph Gálvez López
Yucuñuti de Juárez, Tezoatlán de Segura y Luna, Huajuapan, Oax., 19-feb-2016.- Cuentan los oriundos, que a muy temprana hora, don Feliciano Díaz, montado en el lomo del asno, al transitar en las faldas del cerro que forma parte de la gran serpiente (Yucu co´o), escuchó que le silbaban insistentemente, el buen hombre desmonto del jumento, para ir en auxilio de algún paisano que pudiese haber sufrir algún percance.
Los mayores afirman, que para aquél cristiano fue grande la sorpresa al contemplar el rostro de un crucificado pendiente de la cruz que formaban las ramas de uno de los miles de encinos, que abundan en ese paraje, precisamente de ahí procedían los silbidos.
Instantes después el nativo, prosiguió su camino con el propósito de que si a su regreso seguía ahí colgado de las ramas del frondoso encino, además de que si, le sobraba agua le rociaría a las ramas, por si acaso tuviera sed el hombre de color moreno claro.
De vuelta a casa, don Feliciano Díaz contó lo sucedido a su familia, quienes obvio, no le creyeron, al siguiente día volvió al monte a cortar palma; es entonces cuando los hechos del día anterior se repitieron, sólo que ahora con conocimiento de causa, entre el nativo y el crucificado, ya sin temor acudió al encino, y vio otra vez la imagen del crucificado, y así sucesivamente le ocurrió en cada ocasión que pasaba por ese paraje.
El yucuñutense optó por dar aviso a las autoridades del poblado, quienes tampoco le dieron importancia, fue así que en diversas ocasiones, el hombre se encontró con el personaje incrustado en las ramas del encino, hasta que el 1 de mayo de 1912, decidió junto con otros vecinos voluntarios cortar el crucifijo aquel, para enseguida en compañía de una banda de música de viento llevarlo al pueblo. A su paso por el panteón del poblado se hizo pesado y los cargadores ya no lo pudieron trasladar al templo, dejándolo entonces recargado del pretil de piedras que está cercado el camposanto, ahí permaneció por varios días el pesado madero de encino.
Tiempo después lo llevaron al atrio de templo, colocándolo en las gradas de la puerta, poco a poco se fueron ilustrando las mentes de los paisanos, además de la devoción hacia el aquel crucifijo, que le revelará el anciano que les narró paso a paso lo que le sucedió durante el transcurso de su aparición.
Los pobladores tomaron el acuerdo de llevar el encino con un escultor de imágenes, es así como se le dio forma y figura a la sagrada imagen, que hoy es venerada bajo la advocación de ‘San Sebastián Mártir’, cuya festividad anual es celebrada cada 20 de febrero, y el 20 de enero se destinó para la realización o hechura de labranza de ‘cirios’ que es utilizada durante la misa del día de la festividad.
* Breve historieta que cuentan los mayores
Los oriundos sostienen que la persona a quien le sucedió y que vivió en carne propia y contó como testimonio verbal tales acontecimientos históricos, es decir fue a quien se le apareció el hombre crucificado de las ramas del encino aquel, se trata de don Feliciano Díaz, quien fuese abuelo de don Perfecto Díaz, conocido como ‘Pani’, un pueblerino que vivió más de 110 años de vida, y hace aproximados 17 años de fallecido y con él, se fue la verdad, sobre la imagen de San Sebastián Mártir, que año con año es venerada por los nativos.
Al santuario llegan cientos de miles de peregrinos y devotos del santo patrón, cuya fe y devoción se ha extendido en todo el territorio nacional y hasta en el extranjero; específicamente en Estados Unidos, tan es así que este sábado 20 de febrero del 2016, en Los Ángeles, Estados Unidos de Norteamérica, tiene lugar en grande la festividad con misa y eventos profanos que organizan los yucuñutenses residentes en el vecino país del norte.
Con ‘Pani’ se fueron los múltiples secretos y anécdotas de la milagrosa imagen, creo que ni los suyos tuvieron tiempo de plasmar una verdadera leyenda o historietas sobre tales hechos trascendentales en la historia de este noble gironcito de la patria mexicana que es Santa María Yucuñuti, nombre original de la población.
A diferencia de otras imágenes de este santo milagroso, en otros pueblos del estado de Oaxaca, como Totontepec de Morelos, distrito de Zacatepec, Mixe; San Sebastián Nicananduta, distrito de Teposcolula; San Sebastián Tecomaxtlahuaca, distrito de Juxtlahuaca; San Sebastián del Progreso, San Sebastián del Monte, distrito de Huajuapan, aquellos tienen características idénticas, es decir modelos similares, mientras que la imagen que poseen los yucuñutenses presenta una belleza indescriptible, ésta esta encarnada al encino, cuyos antebrazos están extendidos sobre la cruz del madero (encino).
Otra diferencia es que la festividad anual se desarrolla cada 20 de febrero y el 20 de enero está destinado para la labranza de cirios para la gran festividad, fecha en que la cofradía recauda de entre los pobladores y los pueblos circunvecinos recursos económicos y en especie, además de que, ofrece comida para todo aquel que aporte su cooperación, tradición que fue propuesta por Miguel Vásquez Zamora, cuando fungió como mayordomo y aceptada por la población; En los otros poblados se festeja el 20 de enero.
Los principales del pueblo señalan que después de quedar terminada la imagen, ésta no quería estar estable en el templo, sino que cada mañana, amanecía en el panteón municipal, fue cuando acordaron colocarle sobre el hombro izquierdo un ángel, quien es el que lo sostiene firme y estable en el altar mayor del templo en Yucuñuti, que antes también era conocido como Santa María Yucuñuti.
* Anécdota
Entre las anécdotas que los nativos consideran como milagros o sobresalientes de San Sebastián Mártir, destacan hechos asombrosos, como cuando alguien tan sólo con el pensamiento, decía que la imagen era solo un encino, al instante se quemaba su choza, porque en aquel entonces habitaban en chozas de palma seca y carrizo, altamente peligrosos con la lumbre. Así narran emocionados y orgullosos de su imagen sagrada, una reliquia a cuya sombra protectora se encomiendan los nativos día a día y sobre todo los migrantes; son entre otros de los sucesos que calaron en la conciencia de los aborígenes, pero que hoy son orgullos herederos de una gran reliquia, histórica cultural, que forma parte de su esencia y de su idiosincrasia.
Inclusive se llegó a decir que cuando una mujer ya viuda o soltera parió o daba a luz un hijo (madre soltera) que el producto o sea el nuevo ser era ‘hijo de San Sebastián’.
Yucuñuti se encuentra a escasos diez kilómetros, al poniente de la cabecera municipal de Tezoatlán de Segura y Luna, perteneciente al distrito de Huajuapan, en la región Mixteca, a diez minutos en vehículo sobre la carretera recientemente pavimentada.
Aquí la humildad, benevolencia y hospitalidad de los nativos hacen sentir al visitante y peregrinos cómodos, ante la devoción y la fe que envuelve a ‘San Sebastián Mártir’, brotado de un encino, allá en las faldas del cerro, cuyo tronco aún se conserva, porque es parte de la historia y esencia de los lugareños, que consideran sagrado, ese concepto le encuentran los peregrinos al pisar el paraje de referencia, porque ahí nace la fe, y la devoción a ‘San Sebastián Mártir’.
La autoridad municipal, en coordinación con las fuerzas vivas de la comunidad, reciben a visitantes y feligreses para adorar y venerar a su santo legítimo de madera, que tan sólo al contemplar su rostro y sus ojos, obtendrán múltiples favores y milagros que se le pueda pedir a tan preciada imagen; además de que muchos tanto propios como devotos, dan testimonio fidedigno de los muchos y amplios favores, milagros que han obtenido al llegar al aposento de San Sebastián Mártir.