* Alfredo Bringas, Miguel González, Raúl Tudón y Ricardo Gallardo, integrantes del Ensamble de Percusiones, recibieron un reconocimiento del Inbal por su trayectoria y compromiso con las nuevas generaciones
Ciudad de México.- La Secretaría de Cultura del Gobierno de México, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) y la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México celebraron el 30 aniversario de Tambuco Ensamble de Percusiones de México (Alfredo Bringas, Miguel González, Raúl Tudón y Ricardo Gallardo) en el Palacio de Bellas Artes.
Desde el inicio de su presentación, este reconocido ensamble mexicano fue recibido con ovaciones del público que llenó la Sala Principal, en un escenario colmado de instrumentos de percusiones que dan cuenta de la trayectoria musical que Tambuco ha consolidado en tres décadas.
Gallardo, director artístico, fue guiando al público de la importancia para la música de percusiones, cada una de las obras que a lo largo de dos horas ejecutaron en este especial concierto, en el cual apreciaron Liquid City de la compositora Gabriela Ortiz, además de recordar la amistad con Mario Lavista que se vio reflejada en la impecable ejecución de la obra Danza isorrítmica.
Fue también el percusionista invitado Diego Espinosa, quien acompañó al ensamble en la interpretación del estreno de la obra Kyoto, del compositor Ioannis Psathas.
Tambuco volvió al máximo recinto cultural para ofrecer un concierto emotivo, lleno de alegría y ritmos. Lucina Jiménez López, titular del Inbal, reconoció que Tambuco “ha forjado la escena de la música moderna y contemporánea en México, así como en los más de 40 países con quienes ha dialogado en sus diversas presentaciones, compartiendo al mismo tiempo sus conocimientos con las nuevas generaciones”.
Asimismo, dijo que a lo largo de estas tres décadas la agrupación musical se comprometió con una misión enorme “y la han cumplido con creces, abrirle el escenario a todos esos lenguajes que encuentran en la percusión una manera propia de componer, de ‘hablar’ y una manera propia de hacer latir los corazones como lo que acaban de hacer hoy una vez más.
“Cada vez que Tambuco suena, es irrepetible la manera como lo hacen, y tienen una gran cualidad, más bien muchas, pero quiero resaltar una que es muy poderosa: No solo han puesto en la escena la música de grandes compositoras y compositores mexicanos y latinoamericanos, sino que le han dado la vuelta al mundo y siempre que dan la vuelta al mundo dialogan con muchos creadores; muchos instrumentos que incluso tienen formas y orígenes culturales diversos, y ellos siempre encuentran la manera de hacerlos hablar de otra forma, en otras sutilezas y tesituras, en otras maneras de hacer música y conectarse con los corazones de una humanidad que han logrado atravesar por cuatro continentes”.
En este sentido, Jiménez López afirmó que “estamos ante cuatro grandes músicos, cada uno desarrollando su propio estilo y lenguaje, capaces de una alquimia verdaderamente sorprendente. Son capaces de ponernos en escena y ponernos a temblar el corazón, ponernos a entender ese pulso de la vida, finalmente es lo que significa lo que hace Tambuco, han sido capaces de traspasar fronteras, culturas, tradiciones culturales, musicales, colores, matices, pero al mismo tiempo encontrando en la música ese lenguaje único que hoy celebramos, porque Tambuco lo hace posible”.
Tras escuchar obras de Steve Reich, Rüdiger Pawassar y John Psathas, así como de los mexicanos Gabriela Ortiz, Javier Álvarez, Héctor Infanzón y Mario Lavista y de una larga sesión de aplausos, Jiménez López entregó un reconocimiento al ensamble integrado por Alfredo Bringas, Miguel González, Raúl Tudón y su director artístico Ricardo Gallardo.
Por su parte, Gallardo agradeció a la titular del Inbal, así como al público, el formar parte de su historia en estos años. Y reconoció el trabajo de los compositores que han colaborado para dar vida al Ensamble.
El concierto abrió con “Liquid City”, de Gabriela Ortiz, primer movimiento de su obra “Liquid Borders”, escrito por encargo del percusionista, director y autor Steven Schick, que busca evocar el contexto urbano al que numerosos habitantes del campo mexicano emigran en busca de una mejora de vida.
Posteriormente se apreció “Metro Chabacano”, de Javier Álvarez, estrenada en 1991 para la instalación Centinelas del desierto, en la estación del Metro del mismo nombre; para terminar la primera parte del concierto, el ensamble mexicano presentó Mallet Quartet del pionero del minimalismo musical Steve Reich.
En la segunda parte inicio con “Sculpture in Wood”, de Rüdiger Pawassar, obra que da vida a una diversidad de armonías, ritmos y melodías de jazz; posteriormente el público escuchó “Kyoto”, de Ioannis Psathas y cerró con “Danza Isorrítmica” compuesta por Mario Lavista -con la colaboración de Ricardo Gallardo.
El Ensamble Tambuco ha recibido reconocimientos como el premio Japan Foundation Award of Arts and Culture, máxima distinción del Gobierno japonés, así como varias denominaciones a los premios Grammy, entre otros.