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Miguel Ángel Schultz
Es necesario recordar que la ciudad de Oaxaca fue una de las cunas del sindicalismo independiente de la década de los 70s del siglo pasado en el país, de los que sobreviven precisamente el Sindicato Independiente de Trabajadores “3 de Marzo”, que dio muestras de su capacidad de movilización el mes pasado, que fue el único camino que tuvieron para hacer respetar sus derechos laborales frente un Gobierno que, aunque de Morena, fue peor que cualquier priista o panista que ha tenido Oaxaca de Juárez, por lo que tiene que ser llamado a cuentas García Jarquín.
También de esa época viene el Sindicato de Trabajadores de la UABJO y la insurgencia magisterial de donde emerge la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), que representa un bastión de la insurgencia magisterial.
Tampoco se debe olvidar a aquellos jóvenes que en su momento optaron por la lucha armada en los años 60s y 70s del siglo pasado que militaron en la Liga Comunista 23 de Septiembre; así como en la Unión del Pueblo, en el Partido de los Pobres, de Lucio Cabañas; la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria de Genaro Vásquez Rojas; en la Fuerzas de Liberación Nacional o del Partido Proletario Unido de América (PPUA), cuyo dirigente Florentino Salazar fue asesinado en San Pedro Yolox Oaxaca, en marzo de 1979. Muerte que se suma a los cerca de mil 700 jóvenes que se levantaron en armas, a través de unas 30 organizaciones clandestinas que fueron aniquiladas a través de la guerra sucia emprendida por el Gobierno de México.
Felipe Edgardo Canseco Ruiz, quien es su suplente viene de la lucha armada, preso por pertenecer al Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del Pueblo, junto con Felipe Martínez Soriano, ex rector de la UABJO, hermano de Martínez Neri, acusados los dos felipes del asesinato de dos guardias del periódico La Jornada, el 2 de abril de 1990, en la ciudad de México.
La movilización popular y la lucha electoral llevaron al Gobierno del PRI a ceder espacios de poder demandados por la sociedad, logrando también contener la guerra sucia de aquellos años.
De estos hechos hay que hablar abiertamente para reconocer a aquellos que han arriesgado su existencia y su libertad, porque es indispensable recuperar la memoria y no ser vergonzantes de los procesos libertarios que se han vivido para evitar seguir dando paso al chantaje político.
La misma historia personal de Martínez Neri habla de ello; hermano del doctor Felipe Martínez Soriano, que fue identificado desde el Gobierno como integrante de la vía armada, a través de la Unión del Pueblo, por lo que fue encarcelado. En contraste, Martínez Neri llega al Gobierno de la ciudad de Oaxaca por la vía de las urnas, cuando en aquellos, no tan lejanos años, una parte de la izquierda no consideraba válida la vía electoral para la toma del poder.
Este ejemplo de vida arroja luz sobre la profundidad de la transformación que vive el país y que representa López Obrador, que implementa programas estratégicos desde Oaxaca para México, como el proyecto transoceánico.
Las carreteras a las regiones del Istmo y la Costa, que tendrán su impacto en el sur del país, muestran que el presidente de México le da importancia a Oaxaca, también lo prueba el haber venido, hasta ahora en 27 ocasiones, que no lo hizo ni Benito Juárez cuando fue presidente.
La atención que da López Obrador a Oaxaca, debe ser un activo que debe interpretar Martínez Neri para sumarse al proyecto de la Cuarta Transformación desde el sur del país.
No se trata que tome un garrote y se dedique a perseguir a todo lo que huela a “fifis” o “reaccionarios conservadores”, sino que construya desde una buena administración que empieza por asumir los principios básico de la Cuarta Transformación para ser parte de la alternativa ideológica, alejada del pragmatismo político que por lo visto quiere ganar la partida y lo ha convencido, a través de sus “aconsejadores”, por ejemplo que su obra eje será el circuito interior metropolitano, en vez de poner atención a la falta de agua del municipio de Oaxaca Juárez y los conurbados, solo por poner un ejemplo.
Por lo pronto y si quiere realmente emprender un proyecto metropolitano desde la izquierda debe respetar y no devorar a los municipios conurbados, lo que se ha venido haciendo históricamente, y debe empezar por pagar el adeudo que tiene el Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez con el municipio de San Andrés Huayapam, por el Panteón Jardín, deuda que dejó la mediocre administración de García Jarquín; Municipio vecino que tantos servicios ambientales aporta a la ciudad, pero que recibe muy poco a cambio.