Miguel Ángel Schultz
El sábado por la mañana cientos de personas con brocha en mano, escobas, cepillos, cubetas de pintura, agua, jabón y portando cachuchas, playeras o camisas con el logotipo de dependencias gubernamentales, se dieron a la tarea de pintar muros, ventanas, cornisas o lo que se les pusiera en frente, también se acomidieron a lavar banquetas y hacer de todo para que la ciudad quedara “como nueva”, este acto, al que dieron el nombre de “Segundo Tequio por Oaxaca 2018”, fue encabezado por el gobernador del estado, Alejandro Murat Hinojosa.
Al lado del mandatario estatal se encontró el presidente municipal de Oaxaca de Juárez, José Antonio Hernández Fraguas, quien se congratuló de la iniciativa del gobernador, que a su decir nos permitirá recibir con los brazos abiertos a los turistas que nos visitarán con motivo de las fiestas de la Guelaguetza, a celebrarse lunes 23 y 30 de julio.
Llama la atención que el ejército de acomedidos ciudadanos y ciudadanas participantes en esta actividad hayan sido, principalmente, funcionarios públicos de los dos órdenes de gobierno, así como centenas de empleados gubernamentales, sin que hayan acudido a la convocatoria los habitantes del Centro Histórico de Oaxaca, a los que les valió sorbete el llamado “Segundo Tequio por Oaxaca 2018” (palabra de origen náhuatl que se asemeja a la de gracias en inglés: Thank you). Sin mencionar a los habitantes de las 13 agencias con las que cuenta el municipio de Oaxaca de Juárez.
Particular dedicación pusieron a borrar los grafitis y pintas que se encontraban en los muros de la ciudad donde se expresa el rechazó a los gobiernos de Enrique Peña Nieto y de Murat Hinojosa, pasando desde luego por Hernández Fraguas; por lo que más que tequio pareció un acto de censura.
Ya que las espantosas pintas de la propaganda de los bailes organizados por poderosas empresas del espectáculo barato permanecieron intactas, a pesar del mal aspecto que dan al Centro Histórico e inmediaciones del Auditorio Guelaguetza. Pareciera que Hernández Fraguas padeciera de daltonismo, ya que con la finalidad de “cuidar la belleza” del Centro Histórico de Oaxaca manda a desalojar las plazas públicas de artistas plásticos y retirar esculturas, pero las pintas de propaganda pasan desapercibidas.
Luego de la actividad de las hordas laboriosas, las paredes de la ciudad quedaron rechinando de limpio, sin muestra alguna de inconformidad en contra de las autoridades provenientes del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que en los pasados comicios del domingo 1 de julio, no perdieron la camisa porque no la traían puesta.
Y por si queda alguna duda, un
Nos queda la duda de cuánto costó está faramalla, porque vimos aparte de bolsas de detergente, cubetas de pintura, escobas nuevas, cajas con tortas y cerros de botellas de agua. ¿No hubiera sido más fácil repartir ese dinero entre los que ocupan, viven o habitan el Centro Histórico para que ellos mismos hicieran el remozamiento de su facha y calle?.
El trabajo comunitario gratuito para una obra de beneficio común es una costumbre ancestral en Oaxaca, que incluso está reconocido por la Constitución Política del Estado, que en su artículo 12° expresa que: ”Las autoridades de los municipios y comunidades preservarán el tequio como expresión de solidaridad según los usos de cada pueblo y comunidad indígena”; artículo que también, líneas arriba precisa que: “En el Estado nadie podrá desempeñar trabajos personales, sin la justa retribución y sin su pleno consentimiento, salvo el trabajo impuesto como pena por la autoridad judicial”.
@MiguelAschulz
