* La política social puso al ser humano en el centro de la atención
* El desarrollo social, alejado de intereses partidistas, personales o de grupo
Sinaloa, Sin.- Durante la administración del Presidente Felipe Calderón Hinojosa, la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) ha destinado más de 267 mil millones de pesos para atender en materia de salud, alimentación y educación a las familias más pobres del país, mediante los programas de Apoyo Alimentario y el de Desarrollo Humano Oportunidades.
El titular de la Sedesol, Heriberto Félix Guerra, informó que la inversión realizada representa 2.3 veces la que se hizo en el sexenio anterior (116 mil 400 millones de pesos), y 18 veces la de 1997 a 2000.
En gira de trabajo por el estado de Sinaloa, destacó que en esta Administración la política social ha puesto al ser humano en el centro de la atención y se ha mantenido alejada de intereses partidistas, personales o de grupo.
Tras señalar que las mujeres han desempeñado un rol central en la aplicación correcta de los apoyos sociales, reconoció el papel que las mexicanas tienen al frente de sus familias, pues con las transferencias económicas han demostrado ser capaces de sacar adelante a sus hijos y de trascender hacia mejores condiciones de vida.
Subrayó que los programas sociales tienen como eje de sus acciones al ser humano, a la familia y empodera a las mujeres, liderando un ejercicio de corresponsabilidad que ha permitido avanzar en la construcción de un país más justo y menos inseguro.
Calificó al programa Oportunidades como la columna vertebral de la política social, ya que este ha invertido en el desarrollo de 6.5 millones de personas, por lo que beneficia a uno de cada cuatro mexicanos.
Félix Guerra insistió que de 2007 a 2012 Oportunidades ha invertido 2.3 veces más que en el sexenio pasado, con el propósito de formar familias fuertes, con valor y con valores para enfrentar mejor la inseguridad y la pobreza.
Señaló que además de la corresponsabilidad en educación, alimentación y salud, Oportunidades tiene un cuarto pilar, vinculado a la bancarización de las transferencias económicas, una herramienta que abre múltiples posibilidades de desarrollo en las comunidades más apartadas.
