Amigas y amigos:
En primer lugar, muchas gracias de todo corazón por participar en esta asamblea, en la cual trataremos un asunto de suma importancia para el pueblo de México y la nación.
Ahora más que nunca, adquiere relevancia lo que decía el presidente Juárez: “con el pueblo todo, sin el pueblo nada”.
Debo decir también que no celebramos este acto en el Zócalo porque, como sabemos, allí se están manifestando, en defensa de sus derechos, los maestros del país, a quienes expresamos nuestro respeto y solidaridad.
El tema principal de esta asamblea es el ponernos de acuerdo y aprobar un plan de acción para impedir, con la movilización ciudadana pacífica, la privatización del sector energético nacional y los aumentos a los impuestos.
Desde hace muchos años, con argumentos y de manera consecuente, hemos venido luchando en contra de la política económica que se impuso en nuestro país, desde hace treinta años, y se definió, con mayor énfasis, durante el gobierno corrupto y entreguista de Carlos Salinas de Gortari.
Hasta hoy, el resultado de esa política ha sido un rotundo fracaso. En vez de avanzar en el terreno económico, social, moral y político, hemos retrocedido. Aunque, debe quedar en claro que este supuesto nuevo paradigma, como le llaman, fue diseñado y puesto en práctica con el único fin de favorecer a una pequeña minoría de políticos corruptos y de traficantes de influencias, a costa del sufrimiento de la inmensa mayoría del pueblo de México.
En nuestro país, esta política fue aplicada, por primera vez, cuando la dictadura de Porfirio Díaz. Recordemos que, en ese entonces, se entregaron a particulares nacionales y, sobre todo, a extranjeros las tierras, las aguas, los bosques, las riquezas mineras, el petróleo. Y, para ello, se cancelaron los derechos políticos y las libertades de los ciudadanos. Inclusive, se fortaleció el viejo régimen colonial esclavista.
Por eso, aún cuando este modelo económico se ha venido implantando en otros países del mundo, para nosotros el llamado neoliberalismo, no es más que neoporfirismo.
No obstante, los promotores de la actual política económica, con el cinismo que los caracteriza, desde el principio hasta la actualidad, no han dejado de hablar de que se trata de lo nuevo, de la modernidad, cuando en realidad es un regreso al pasado, el volver a una de las épocas más siniestras de la historia de México.
Además, hay suficientes pruebas de que la política económica aplicada, desde 1983, ha provocado la ruina del país. Y no podría ser de otra forma, porque solo ha consistido en trasladar bienes y riquezas del pueblo y de la nación, a un pequeño grupo.
A estas alturas, conviene preguntar: ¿en qué se benefició el pueblo de México con la entrega de la banca nacional? Hoy, casi todos los bancos están en manos de extranjeros; han sido rescatados con el presupuesto público, con el dinero de todos los mexicanos; no cumplen con su función de otorgar créditos; cobran excesivos intereses y comisiones por encima de las tasas internacionales y, año con año, obtienen miles de millones de pesos de utilidades que transfieren a sus países de origen.
¿En qué se beneficiaron los mexicanos con la privatización del sistema de telecomunicaciones? ¿Qué no, acaso, el servicio de telefonía y del internet es de los más caros, atrasados y lentos del mundo?
¿Qué beneficios se han obtenido del monopolio de los medios de comunicación, cuyos concesionarios han recibido dinero a raudales del presupuesto público? Son guardianes del régimen corrupto con prácticas totalitarias que van desde la manipulación, el ocultamiento de la verdad, hasta el desprestigio y destrucción de opositores.
¿En qué se avanzó con la privatización de los Ferrocarriles Nacionales, si en 20 años las empresas extranjeras no han construido nuevas líneas férreas, eliminaron los trenes de pasajeros y cobran lo que quieren por el transporte de carga?
Una imagen de lo más dolorosa de este funesto retroceso, es el caso de La Bestia o tren de la muerte.
¿Cuál ha sido el beneficio para los mexicanos de la entrega de concesiones por 50 millones de hectáreas, el 25 por ciento del territorio nacional, para la explotación del oro, la plata y el cobre?
Los trabajadores mineros mexicanos ganan, en promedio, 16 veces menos que los mineros de Estados Unidos y Canadá.
Un dato: las empresas de este ramo han extraído en sólo 10 años el doble de la plata y del oro que se llevaron los españoles en 300 años, sin pagar nada de impuestos por la explotación de esta riqueza, con el añadido de la destrucción y la contaminación impune de nuestro territorio.
Y así podríamos seguir preguntando a estos políticos irresponsables y corruptos, sobre los beneficios en la privatización de otras empresas públicas, como las líneas aéreas, puertos, aeropuertos, carreteras, ingenios azucareros, complejos petroquímicos, plantas de fertilizantes y muchas más.
En realidad, nada bueno ha significado esta política para el desarrollo de México. En 30 años, ni siquiera en términos cuantitativos, hemos avanzado. En este tiempo nos hemos colocado, incluso, por debajo de Haití, en cuanto a crecimiento económico.
La constante ha sido, como se advierte en la actualidad, el estancamiento económico y la falta de oportunidades de empleo, que ha obligado a millones de mexicanos a emigrar o a buscarse la vida en actividades, consideradas como informales. Hoy, más de la mitad de los mexicanos trabaja de esa forma precaria y sin ninguna seguridad social.
Tampoco debemos pasar por alto que, por culpa de la actual política económica, es decir, por el abandono de las actividades productivas y del campo, por la falta de empleos y por la desatención a los jóvenes, se desató la inseguridad y la violencia que ha cobrado miles de muertes en nuestro país.
Por todo ello, resulta indignante e inaceptable que ahora, de manera descarada y prepotente, pretendan despojar a la nación del sector energético para cancelar por completo el futuro del pueblo y de las nuevas generaciones.
Aunque aquí ya se ha dicho y muy bien, de todas maneras conviene explicar, de manera sencilla, qué es lo que traman con la llamada reforma energética.
En primer lugar, como ellos mismos lo han señalado, quieren con la reforma al artículo 27 de la Constitución, otorgar contratos de utilidad compartida, es decir, pretenden que se compartan las ganancias del petróleo, que son del pueblo de México, con empresas petroleras extranjeras.
Téngase en cuenta que hoy los ingresos anuales, por ventas de petróleo y derivados, representan alrededor de 125 mil millones de dólares y el 90 por ciento es utilidad o ganancia.
Y esta gente, estos ambiciosos, estos enfermos de codicia, enajenados, tienen la intención de que las empresas extranjeras contratadas para la exploración y perforación de pozos, se queden hasta con el 50 por ciento de las utilidades, como lo aseguró Luis Videgaray, secretario de Hacienda, porque, según él, cito textualmente eso es lo razonable.
Todo ello con la mentira de que hay que sacar el petróleo de las aguas profundas y que no hay inversión ni tecnología, cuando lo cierto es que las reservas probadas de petróleo están en la costa del Golfo de México, en tierra y en aguas someras.
Asimismo, como aquí se ha dicho, desde la expropiación petrolera, los trabajadores y técnicos mexicanos, siempre han sabido hacer su trabajo, siempre han sabido cómo extraer el petróleo. En cuanto a la falta de inversión, baste decir que Pemex es de las empresas más rentables del mundo y que, desde luego, tiene recursos suficientes para autofinanciarse.
Pero además, se pueden liberar fondos, como lo propuse durante la campaña, con un plan de austeridad y combatiendo la corrupción que llevan a cabo funcionarios y contratistas de Pemex y del gobierno en general.
Es cosa, nada más de amarrarle las manos a los salinistas, a los panistas, como Fox y Calderón; a los discípulos de Montiel; a los gobernadores corruptos; a los líderes sindicales como Romero Deschamps; y cerrarle la llave del presupuesto a los dueños de los medios de comunicación.
Hay que reducir los elevadísimos sueldos y los privilegios de la alta burocracia, empezando por cancelar la compra por 7 mil millones de pesos, eso vale el avión de Peña Nieto, así como muchas otras extravagancias que ofenden a los mexicanos.
De modo que no hay ninguna razón para privatizar el petróleo. Se trata de un vil y descarado atraco, que significaría entregar de 30 a 40 mil millones de dólares anuales a las empresas extranjeras.
Y por si fuese poco, este desfalco a la hacienda pública, quieren taparlo aumentando los impuestos, lo que hoy por la tarde darán a conocer con la envoltura de reforma hacendaria.
Aquí abro un paréntesis para comentarles que sí es muy importante lo que todos hacemos, el que participemos y nos movilicemos; de acuerdo a la ley, se tiene como plazo para presentar el presupuesto del año próximo, el término legal es del 1 de septiembre al día 8.
Por este movimiento, de eso no tengo la menor duda, como yo iba a estar en la mañana, decidieron ellos presentar su propuesta hasta la tarde del día de hoy, el último día en que se vence el plazo, porque no querían que supiéramos lo que van a dar a conocer, como si fuese un misterio.
¿Qué es lo que van a dar a conocer dl día de hoy? Los aumentos a impuestos. Eso sí, bien envueltos. Así como manejaron la iniciativa de reforma energética, que utilizaron de manera vil e infame la imagen del general Lázaro Cárdenas, así a partir de hoy, con todos los medios de comunicación, desde luego con honrosas excepciones, van a decir que esa reforma hacendaria nos conviene a todos los mexicanos.
Cuando en realidad lo que quieren es tapar el hueco, el hoyo, que dejaría la entrega de las ganancias del petróleo a extranjeros, aumentando los impuestos a todos los mexicanos.
Hoy va a hablar Peña de este asunto, pero ya de una vez les adelantamos cuál es el propósito, que es lo que realmente están tramando, ya no van a volver a engañar al pueblo de México.
En esencia, van a proponer a los mexicanos que paguemos la factura por la entrega de las ganancias del petróleo a extranjeros.
Sí, está claro, van a entregar utilidades del petróleo, van a reducir los derechos que actualmente paga Pemex, para que las empresas extranjeras ya no paguen derechos.
De esta manera no se va a recibir la cantidad que actualmente entre Pemex a la Secretaría de Hacienda y ese déficit, ese faltante lo quieren llenar, tapar, aumentando los impuestos a todos los mexicanos.
Esa es en esencia la estrategia perversa que quieren imponer, pero hay algo más. Con la reforma al artículo 28 constitucional, están considerando privatizar la refinación del petróleo, la petroquímica, el gas, la industria eléctrica, el transporte y la distribución de los energéticos. Con lo cual, se dejará a nuestro país sin la posibilidad de utilizar, de manera integral, al sector energético como palanca del desarrollo nacional.
Es decir, dejarían al Estado mexicano sin ninguna opción para promover la industria nacional y para fomentar nuevas fuentes de energía, habría posibilidad para impulsar el desarrollo del país, para crear empleos y para reducir los precios de las gasolinas, el diesel, el gas y la luz, en beneficio de los consumidores y de las empresas.
Por eso, es sumamente grave lo que están queriendo imponer. Sin exagerar, es un acto de traición a la patria, de mayor o igual magnitud, que los consumados por Santa Anna, Porfirio Díaz o Carlos Salinas de Gortari.
De ese tamaño, de esa dimensión, es la traición que quieren consumar con estas dos reformas, con la llamada reforma energética y con la llamada reforma hacendaria.
Todo esto lo advertimos desde la campaña, desde el debate. Dijimos con mucha claridad que los que se creen amos y señores de México, buscaban imponer a Enrique Peña Nieto, como lo hicieron con la compra de millones de votos y traficando con la pobreza de la gente, con el único propósito de tener en la Presidencia de la República a un paniaguado, ignorante de la historia, frívolo, un simple personaje de escenografía.
Agréguese que si permitimos esta felonía, el país se seguirá hundiendo, desgraciadamente. No es cierto, como ellos sostienen, que ese es el camino hacia el crecimiento, el empleo y el bienestar. Si así fuera, ya se estarían viendo, ya estaríamos viendo los beneficios. ¿Qué a caso no llevan 30 años aplicando sus llamadas reformas estructurales, que sólo han dejado ruina, incertidumbre y violencia?
Lo que sí puede asegurarse es que, si hoy, la política antipopular y entreguista, ha dejado un saldo de 53 multimillonarios con 53 millones de pobres (un multimillonario por cada millón de pobres). Si se privatiza el sector energético, esta cifra de la ignominia y de la desigualdad obscena, monstruosa, pasaría, en tres años, a 63 multimillonarios con 63 millones de pobres.
Con el agravante, y esto lo subrayo, que van a entrar a escena nuevos actores económicos y políticos del extranjero que, con más dinero, influencia y poder, tratarán de imponerse durante mucho tiempo, por encima de nuestros derechos como nación libre, independiente y soberana.
Amigas y amigos:
Como se comprenderá, son tiempos de definición. O actuamos ahora o nos costará más, en todo sentido, retomar el camino de la honestidad, la justicia, el desarrollo, la paz, la democracia y la independencia.
Estoy convencido que si todos los que estamos aquí hacemos lo que nos corresponde, podemos impedir, con la movilización ciudadana pacífica, la privatización del sector energético y los aumentos a los impuestos.
Sí podemos lograrlo, depende de nosotros, tenemos la experiencia. Cuando era jefe de Gobierno y me desaforaron, ?quién me sacó a flote? El pueblo movilizado, porque el pueblo es mucha pieza.
En la democracia es el pueblo el que manda, va a depender de nosotros.
Todo depende que hagamos, antes que nada, el compromiso de que vamos a dedicar todo nuestra imaginación, nuestro tiempo y nuestro esfuerzo para salir victoriosos en este desafío.
Por eso, les pregunto si vamos a ir hacia adelante. ¡Vamos!
Ahora bien, les propongo una estrategia y dos acciones inmediatas. La estrategia consiste en reafirmar el compromiso y aplicar, en la práctica, en todos nuestros actos, el principio de la no violencia.
La violencia no destruye el autoritarismo, lo perpetua. Nuestro movimiento es, ha sido y seguirá siendo pacífico. Por eso, debemos evitar, por todos los medios, la provocación.
¿Está claro?
Cuidar, entre todos, que no haya infiltrados. No permitir que se introduzcan halcones del gobierno en nuestro movimiento, provocadores que se hacen pasar por radicales y extremistas, cuando en realidad están cumpliendo órdenes desde lo más alto del poder.
¿Está claro esto, verdad? Mucho ojo.
Tomando en cuenta, es muy importante el inicio de este movimiento y de esta lucha, en la defensa de la economía popular y del petróleo, tomando en cuenta lo que está en juego, propongo que nadie se tape el rostro, nadie, aunque en nuestro movimiento somos libres y está prohibido prohibir, es una recomendación que nos conviene también. En el entendido en que no estamos hablando de luchadores sociales que han decidido hacerlo para evitar la represión.
Pero en nuestro movimiento procuremos dar la cara, no tenemos nada que ocultar.
En cuanto a las acciones, les propongo que a partir de ahora, de hoy, todos los órganos de dirección de Morena: el Comité Ejecutivo Nacional y los comités estatales y municipales, que están aquí, todos los jóvenes, los consejos, convoquen a la unidad a todos los ciudadanos de los distintos sectores sociales, económicos y políticos, para lograr, con la unidad, entre todos, detener las llamadas reformas energética y hacendaria.
Aquí quiero poner énfasis en que debe convencerse, persuadirse y llamar a participar en la movilización ciudadana pacífica a integrantes de las clases medias y del sector empresarial que también, sin ninguna duda, resultarán afectados.
El diseño de las reformas energética y hacendaria fue hecha en el extranjero, para beneficio de las empresas extranjeras, es un compromiso que adquirió Peña con las empresas petrolera extranjeras, tanto en Inglaterra como en Estados Unidos, y estos nuevos actores a los que hacia referencia se van a llevar las ganancias y no les va a preocupar perjudicar al comercio, a la pequeña y mediana empresa nacional. Van ellos a saquear y a terminar de destruir la empresa nacional.
Por eso no podemos descartar la participación de todos los ciudadanos, de todas las clases sociales, porque este golpe es contra México, es contra la mayoría del pueblo de México.
Por eso tenemos que convocar a todas y a todos.
Específicamente, pongo a consideración de ustedes que el domingo 15 de septiembre, el domingo próximo, en todas las cabeceras de los municipios del país, así como en las delegaciones del Distrito Federal, se lleven a cabo asambleas informativas, desde 10 de la mañana hasta las 6 de la tarde, y que en esas asambleas se informe a la gente, porque hay mucha falta de información, se desconocen muchas cosas.
Ustedes ya conocer cómo está el control casi absoluto de los medios de comunicación, en nuestro país no se garantiza el derecho a la información; por eso tenemos que hacer una labor de información, de orientación y de concientización entre todos, en las plazas públicas.
Ahora con la participación de moneros, de caricaturistas, se ha hecho un folleto, donde se explica de manera sencilla en qué consiste este intento de despojar al pueblo del petróleo y cómo quieren también aumentar los impuestos.
Vamos a buscar la forma de editar esa historieta para que se distribuya y si es posible, además de las plazas, ir casa por casa informando, orientando y despertando a la gente. Esta es una labor muy importante.
También les propongo que nos volvamos a congregar en 15 días, el domingo 22 aquí en la Ciudad de México, para llevar a cabo desde las 10 de la mañana, de una vez estamos convocados y avisados todos, una manifestación del Ángel de la Independencia al Zócalo de esta ciudad.
Aquí quiero pedirles de manera especial que todos ayudemos, que todos invitemos, que todos convoquemos a esta manifestación, en el entendido que lo único que puede parar estas medidas contrarias al interés del pueblo, contrarias al interés del pueblo, es la movilización ciudadana, es lo único.
O ustedes creen que se va a poder detener esto en la Cámara de Diputados o en la Cámara de Senadores? es con la gente, es con el pueblo, no hay otra opción, otra alternativa.
En suma, pregunto a ustedes: ¿Se aprueba que actuemos pacíficamente, que convoquemos a los ciudadanos a luchar juntos, que hagamos en las plazas reuniones informativas el 15 de septiembre y que celebremos el domingo 22, aquí en la ciudad de México, una gran marcha nacional en defensa de la economía popular y del petróleo?
No escuché bien, levanten la mano.
Muchas gracias de todo corazón.
Sé que muchos, muchos, vienen de lejos, haciendo un gran esfuerzo para venir aquí, de Chetumal, de Tijuana, de Chihuahua, salieron desde el viernes para estar aquí.
Sé que todo esto significa un gran esfuerzo, pero también sé que es un deber comprometernos y aplicarnos a fondo. Además, esto es apenas el inicio. Si Peña dejó su anuncio para la tarde, es porque estaba pensando que nada más era este acto y ya, llenas y te vas.
No, aquí estamos y vamos a seguir estando, defendiendo el petróleo y defendiendo la economía del pueblo.
El día 22, en el Zócalo, vamos a definir lo que sigue. Pero que quede claro: en estos momentos, para que les quede muchas ansias de actuar y de trabajar, en estos momentos la tarea de todos es hacer crecer el movimiento.
¿Está claro? Tenemos que multiplicarnos a partir de ahora. Sé que lo lograremos, estoy optimista, porque en cada uno de ustedes hay un activista, un cuadro, un luchador social, un mexicano, una mexicana con decoro, dignidad y patriotismo.
Por eso estoy seguro que vamos a lograr frenar las reformas antipatrióticas.