EL CAMINAR DEL PADRE FRANS VAN DER HOFF HA HECHO UNA PAUSA PARA PROYECTARSE HACIA LA ETERNIDAD

Arturo García

Hay aún pocos personajes en el mundo que inspiran vida…

Conocimos a la Unión de Comunidades Indígenas de la Región del Istmo (UCIRI) en la segunda mitad de los 80s, después que habían pasado las grandes movilizaciones cafetaleras donde participamos con los estados de Chiapas y Veracruz.

En el denominado “cambio de terreno” nos propusimos apropiarnos de todos los eslabones del proceso productivo y comenzamos a beneficiar y exportar nuestro café.

En aquellos tiempos, cuando prevalecía el esquema de cuotas de exportación en el mercado mundial del café, solo la oficialista CNC podía hacerlo, y hasta vendía las cuotas a las cooperativas exportadoras de a deveras; y así confluimos en la Aric Nacional de Productores de Café, en donde hicimos alianza con la Unión de Ejidos “Alfredo V, Bonfil” de Guerrero y UCIRI en medio de las organizaciones oficialistas.

A partir de ahí nos convertimos en organizaciones hermanas.

En agosto de 1987, el entrante gobierno estatal encabezado por José Francisco Ruíz Massieu, en coordinación con la CNC.

El aparato federal y las fuerzas públicas incautaron las oficinas, bodegas y un beneficio seco de café que nunca se estrenó porque los cenecistas lo rapiñaron.

Teníamos la organización de la gente, compromisos de exportación de café, una Unión de Crédito por arrancar y apoyos internacionales en proceso, pero al quedarnos sin figura jurídica, estábamos huérfanos.

Entonces, ya cercana la cosecha 1987/88 apareció  el buen Frans en Atoyac, acompañado por un comprador holandés amigo cuya empresa se llamaba Douque Coffe; llegaron exclusivamente a expresar su solidaridad en lo concreto y amarramos una serie de contratos para lo cual nos proporcionarían un fondo revolvente y, como no teníamos cuentas de banco aún, nos depositaron a una cuenta particular y a la confianza nada menos que $454,000.00 de aquellos pesos, recuerdo que ya para retirarse, Frans se dio la media vuelta y nos preguntó si ya teníamos fax, y pues no teníamos; entonces sacó de su bolsa 500 dólares y nos hicimos del primer fax que hubo en todo Atoyac.

Desde mediados de 1980 se dio una gran creación de organizaciones cafetaleras contagiadas por el “cambio de terreno”, estaban dadas las condiciones para reiniciar un proceso de coordinación que apuntara hacia la gestión conjunta y el apoyo mutuo.

Así, apoyado por el buen Luis Hernández Navarro, quien en ese tiempo representaba en México a la Fundación Interamericana, nos propusimos iniciar un recorrido por todas las regiones cafetaleras del país; comenzamos por Oxolotán en Tabasco con la cooperativa “Amanecer del Pueblo”, en Palenque se unió el buen José Juárez de Chiapas, seguimos con Ocosingo recorriendo las diversas Uniones de Ejidos, Comitán, Margaritas, Motozintla y la selva chiapaneca.

De ahí endosamos el camino rumbo al Istmo oaxaqueño donde reencontramos a Frans y al buen Isaías quienes fueron muy receptivos en la propuesta de elaborar una plataforma y una estructura organizativa de los cafetaleros, para ese tiempo Frans nos bautizó como el equipo de los “chapingueros”.

Para no hacer larga la historia, nuestro recorrido continuó a otras regiones de Oaxaca, brincamos a Veracruz y terminamos en Puebla; para ese momento ya había un consenso que nos permitió construir una innovadora estructura en la cual participaban cafetaleros de distintas centrales pero unidos por principios comunes, fue así como nació (en Chapingo) a finales de los 80s la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras, misma que al día siguiente ya tenía una reunión concertada con el Director del INMECAFÉ , de ese entonces.

El buen Frans siempre estuvo pendiente y apoyando este proceso.

Su mérito fue similar, como lo hizo Mohamed Yunus en Bangladesh, para eliminar la pobreza mediante esquemas de ahorro y microcréditos, integrarse a la vida cotidiana de los cafetaleros indígenas y entender las causas de su explotación para junto con ellos encontrar soluciones.

Hecho esto, se fue a Holanda, su país de origen, para explicar a sus amigos intelectuales, universitarios, ONGs, eclesiásticos, empresarios con responsabilidad social y gobierno; prácticamente convenció a la sociedad holandesa de la necesidad de crear un nuevo esquema de consumo y de comercialización con justicia, el café fue la punta de lanza.

Junto con Nico Roozen y un equipo de voluntarios encabezados por Bert Beekman crearon la Fundación Max Havellar mediante la cual comenzaron a ampliar sus apoyos hacia otras organizaciones productoras del mundo pero también a fortalecer la campaña de lo que sería el concepto acuñado de COMERCIO JUSTO.

Siempre nos tomaban en cuenta y nos invitaban a Holanda y Europa para hablar ante universidades, iglesias y medios de comunicación; tengo muy presente cuando visitamos el palacio de la Reina Juliana de Holanda quien se tomó la “osadía” de declarar a los medios que ella consumía un café doblemente sano, porque era producido en condiciones que preservaban el medio ambiente y provenía de los pequeños productores.

Uno de los momentos máximos de este gran proceso es cuando logramos cohesionar a la mayoría de iniciativas europeas en la materia y las organizaciones de productores, en donde Max Havellar de Holanda y Twin Trading de Inglaterra fueron los principales promotores, nació así la Sociedad Cooperativa Internacional de los Pequeños Productores con sede en Londres y de la cual me tocó ser el primer Presidente del Consejo de Dirección y se integró con 1.5 millones de socios de 18 países.

Hasta aquí dejo esta parte de la historia de la cual el Padre Frans fue uno de los hacedores pero nunca separado del caminar diario de UCIRI.

Hay muchísima información en el internet y las redes, escribo algunas de mis vivencias y partes de la historia que poco se conocían, dejo un video, por cierto “chapinguero€”, que habla del antes de la llegada a México de Frans y pongo la portada de su libro que es parte de mi acervo cultural e histórico.

Para los representantes cafetaleros que convivieron con Frans, considero que el mejor homenaje es continuar con su legado, la “Aventura del Comercio Justo” debe arribar a una nueva etapa, la de organizar a los consumidores del mundo para construir esquemas de comercialización totalmente directa entre productores y consumidores.

Redacción

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