Por Roberto López Rosado*
La semana pasada el senador Alejandro Encinas denunció un desvío de 500 millones de pesos de los programas sociales federales en Veracruz para distribuirse entre los operadores del Partido Revolucionario Institucional (PRI) con fines electorales.
Efectivamente, nuevamente el PRI está recurriendo a las prácticas añejas para “ganarse” la voluntad ciudadana. Esto ocurre en Veracruz, pero también en Oaxaca como también el Estado de México, en Chiapas, Hidalgo y en todas partes del país de diferentes formas.
Hace poco más de un año había entre los priístas un convencimiento de que en estas elecciones intermedias del 7 de junio, no tendrían que recurrir a esas viajas prácticas de la compra y coacción del voto; al acarreo de gente y al uso de recursos de diferentes dependencias para “convencer” a los ciudadanos para que voten por el PRI.
Estaban seguros que los resultados de las llamadas reformas estructurales iban a ser suficientes para que la gente se convenciera por sí sola que “valía la pena votar por el PRI” porque estaban experimentando mejoras en su economía familiar; que el sistema educativo se había renovado, y los niños, niñas y los jóvenes estaban recibiendo una mejor educación; que los padres de estos estaban encontrando sin problema alguno más y mejores empleos, bien pagados; que la economía del país estaría creciendo arriba de los tres puntos porcentuales.
Los hechos, la realidad se ha estrellado en la cara no sólo de los priístas que en la Cámara de Diputados se ufanaban de “éxito” de sus reformas estructurales, sino también del propio presidente de la República. La revista inglesa The Economist, calificó hace ya casi un año el desempeño de Peña Nieto como “mediocre” y vaticinó que el fracaso perseguiría al presidente de México, si no lograba hacer avanzar la economía de México antes de que finalice su sexenio. Al menos en lo que va de la administración peñista, la economía del país y de los mexicanos simplemente no avanza.
El problema de la inseguridad también persigue a este gobierno. El país ha sucumbido la violencia y la violación de los derechos humanos. Los y las jóvenes pareciera que no tienen futuro. Miles y miles no encuentran un espacio para continuar sus estudios en alguna preparatoria o Universidad. Quienes lo pueden hacer, es porque el poder adquisitivo de sus padres es muy bueno. Pero de estos, hay muy pero muy pocos ejemplos.
El problema del sistema de salud encuentra los mismos problemas de siempre. La gente aunque tenga acceso a un sistema de salud como el IMSS, el ISSSTE o si acaso el Seguro Popular, la atención que recibe, si es que la recibe, es increíblemente mala. No hay camas, no hay medicinas y las personas que requieren de una operación son programadas no en un corto tiempo, sino “para el año que entra”.
El fracaso de este gobierno es más que evidente y por ello, una de sus políticas que sí aplica, es la del control de los medios de comunicación para que la realidad no salga a flote; para que la gente no se entere de lo que realmente está pasando, y es por ello que quita de en medio a quien se ha atrevido a difundir lo que hay más allá de lo superficial aunque el costo político en un primer momento sea alto, no importa, dicen.
En suma los resultados de este gobierno son menos que magros. La gente no cree, descalifica a este gobierno. Por eso, seguramente es interesante ver que en los espectaculares, en los volantes, en la propaganda de los y las candidatas del PRI, el logo de este partido, lo hicieron chiquito, muy chiquito, prácticamente no se ve. Los y las candidatas del PRI no se refieren -porque no tienen qué presumir- a los logros de este gobierno. A la propaganda que se está difundiendo en la televisión, la gente no le cree. Al contrario se burla de ella.
En varias partes del país ahora los del PRI se visten de verde; ahora son ecologistas. El “orgullo de ser priístas” no lo encontramos por ninguna parte. Es evidente que están desesperados porque están percibiendo que en las elecciones del 7 de junio van a recibir un fuerte descalabro.
Por ello, el PRI vuelve al expediente de las viejas prácticas de la compra y coacción del voto; al acarreo de gente y al uso de recursos de dependencias como la Sedesol que en Oaxaca están corriendo como ríos caudalosos.
A Oaxaca y a otros estados han llegado los operadores más experimentados del PRI, los mapaches electorales, porque saben que la elección si fuera limpia la van a perder; porque están claro que lo hecho hasta ahora por Peña Nieto no les va a ayudar en nada, por el contrario, Peña los va a llevar a la derrota. El factor Peña Nieto es una piedra muy pero muy incómoda en el zapato del priísmo.
* Diputado federal del PRD por Oaxaca