* La sombra producciones presenta esta puesta en escena que ofrecerá temporada del 4 al 19 de noviembre, de jueves a domingo, en la Sala CCB
Ciudad de México.- El hombre elefante, bajo la dirección y actuación de Abigail Espíndola, es una puesta en escena que relata el primer caso de un paciente diagnosticado con el síndrome de Proteo, cuya apariencia nos demuestra que el mundo es un enorme espectáculo donde todos estamos deformes.
La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), a través de la Coordinación Nacional de Teatro y La sombra producciones, presentan la puesta en escena una breve temporada del 4 al 19 de noviembre, con funciones jueves y viernes a las 20:00 horas, sábados a las 19:00 y domingos a las 18:00 horas, en la Sala CCB del Centro Cultural del Bosque.
No se puede pensar en un aspecto de la vida de Joseph Carrey Merrick que no sea aterrador: Su transformación a temprana edad, la pérdida de su madre, el desprecio de su padre, la explotación laboral, las cirugías, las miradas, los dedos que apuntan, los azotes, las risas, las caras de asco. La soledad.
Este espectáculo unipersonal con títeres de papel, sombras y objetos está inspirado en los viejos teatros de juguete victorianos que reunían a familias y amigos para recrear historias en las salas de sus casas. A través de objetos encontrados y sombras, la intérprete de este monólogo rememora la biografía de Carrey Merrick, mejor conocido en su tiempo como “El terrible hombre elefante”.
Recordado como uno de los mayores ejemplos de valor y dignidad, este personaje sufrió una terrible enfermedad que deformó su cara y cuerpo y que hasta nuestros días no ha podido ser descifrada, por lo que aún se conoce como el único hombre elefante.
La creadora de esta puesta en escena, Abigaíl Espíndola, compartió su opinión acerca de este suceso: “Su sobrenombre de inmortal ‘el hombre elefante’ se repitió por mucho tiempo con miedo y asombro, pero el verdadero horror que envuelve se encuentra en la misma deformidad del alma humana: Cuando se observa su cara abultada, su cuerpo torcido y su mano informe, estamos viendo todo lo que nos desagrada de nuestro interior. Y como él, podemos y debemos aprender a querer.
“Carrey Merrick se convirtió en una metáfora de la soledad humana. Es un claro ejemplo del enfrentamiento con la sociedad y con su propia soledad. En su paso por el destierro del mundo social, aprovechó su aislamiento para viajar por su mundo interno. Reflexivo, sensible e inteligente se preocupó por acompañarse de lecturas, escritos, dibujos y maquetas. Buscó dentro de su propia oscuridad la luz que emana del arte y que nos enfrenta a nosotros mismos”, finalizó Espíndola.
La dramaturgia es de Mario Conde, el diseño y realización de Pop-up es de Ainé Martelli, la realización de teatrino estuvo a cargo de Leonardo Otero y Carlos Mendoza, la música es interpretada por La Orquesta de Juguete, mientras que el diseño de iluminación es de Vania Muñoz.