Entrelíneas
Miguel Ángel Schultz
La violencia política en Oaxaca corre a la par que la proveniente de la delincuencia, prueba de ello es el asesinato de Francisco Javier Reyes, ex candidato a diputado local por el Partido Social Demócrata (PSD), cometido por sicarios que penetraron a su casa, ubicada en la agencia de Santa Rosa Caxtlahuaca del municipio de Santiago Juxtlahuaca, la madrugada del sábado pasado.
De acuerdo a una cifra conservadora desde el inicio de la presente administración, que encabeza el gobernador Gabino Cué Monteagudo, se llevaba un recuento de por lo menos 530 personas que han sido asesinadas por conflictos políticos, sociales y agrarios en Oaxaca; lo que rebasa en mucho, los registrados en los gobiernos anteriores.
Francisco Javier, pese a su juventud -28 años de edad- tenía una larga militancia en organizaciones de izquierda al haber militado en el Movimiento de Unificación y Lucha Triqui (MULT); el Frente Nacional Indígena y Campesino (Fenic); el Partido de la Revolución Democrática (PRD); Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y en la víspera de las elecciones locales, cuyos comicios se iniciaron el 8 de octubre del 2015, se afilió al PSD.
Junto con Paco -como era conocido- fue lesionada su esposa, Herminia Ramírez González, quien resultó herida, por lo que fue internada para su atención médica en un centro de salud de Juxtlahuaca, que pese al riesgo que corre, no ha sido trasladada fuera de la zona, ya que al ser la único testigo, corre el peligro de ser asesinada por quienes ejecutaron a su conyugue.
El atentado fue de tal magnitud que las autoridades ministeriales encontraron en la escena del crimen, 20 casquillos percutidos calibre 9 milímetros. De acuerdo a información que trascendió, pareciera que todo se debió a un problema personal, según lo han filtrado los investigadores de la Fiscalía General de Oaxaca.
Sin embargo, estás versiones siempre son adelantadas por las autoridades judiciales encargadas de las investigaciones de los crímenes, con tintes políticos, pareciera para descalificarlos como asesinatos con móviles políticos. También es común que se hagan correr versiones que las muertes de este tipo, tiene implicaciones con actividades delincuenciales.
En tanto, la dirigencia estatal del PSD anticipó que buscará que la investigación sea atraída por la Procuraduría General de República (PGR), a fin de garantizar una indagación a fondo de este acto de ajusticiamiento, además de considerar que el móvil reviste intereses políticos y que se utilizaron armas de uso exclusivo del Ejército.
Otro ejemplo de asesinatos con móviles políticos, sin que hayan sido aclarados, es el del anarcopunk Salvador Olmos García, el pasado 26 de junio, por policías municipales de Huajuapan de León, que es gobernado por Luis de Guadalupe Martínez Ramírez, del Partido Acción Nacional (PAN), donde fue muerto el también locutor de la radio comunitaria Tuu Ñuu Savi, quien fue detenido por los municipales, al estar realizando pintas en las calles en favor del rechazo de los integrantes de la Sección 22 del SNTE a la Reforma Educativa.
El activista luego de ser aprehendido -según versión de las autoridades- se escapó y en la huida fue accidentalmente atropellado por una de las patrullas que lo perseguían. Otra dice que fue torturado e incluso le cortaron las rastras que usaba en su cabellera. Estos hechos nos hacen ver que en Oaxaca no sólo la represión y la violencia es masiva, como los hechos de Nochixtlán, del 19 de junio, sino también se dan de manera individual.
@MiguelAschulz