Entrelíneas
Miguel Ángel Schultz
La ingobernabilidad sigue sentando sus reales en Oaxaca, ahora pegó de lleno en la ceremonia de “El Grito”, el último que encabeza el gobernador Gabino Cué Monteagudo, acto que se vio envuelto en hechos violentos, ante las protestas de los profesores de la Sección 22 del SNTE-CNTE, que arrojó un saldo de varios lesionados, tanto profesores como policías, y una rechifla monumental y el grito de asesino que cimbró -en un hecho histórico- el balcón del Palacio de Gobierno.
En la ceremonia, pese al protocolo, Cué Monteagudo agregó a los vivas a los héroes que nos dieron patria y libertad, un sentido grito, lanzado con todas sus fuerzas: ¡Viva la educación de calidad para las niñas y niños de Oaxaca!, ¡No más actitudes que lastimen a Oaxaca!, poco faltó que gritara: ¡Viva Aurelio Nuño y muera la CNTE!.
Este traspié histórico del Ejecutivo del Estado se inició con el desalojo simulado del Zócalo de la ciudad de Oaxaca, el domingo 11 a la una de la madrugada. Hasta ahí todo pintaba de maravilla. En el operativo participaron, unos 500 elementos, de la policía del Estado y del municipio de Oaxaca de Juárez, inspectores, policía vial y de protección civil; según lo consignó el boletín de prensa, que emitió la Coordinación de Comunicación Social del Gobierno del Estado.
De acuerdo al guion trazado, la hora elegida fue la perfecta, minutos antes de la una de la madrugada. Así la noticia podía parar las rotativas de los periódicos y llegar a todos los medios de comunicación, para que el domingo 12, fuera la nota principal.
El operativo policiaco mostró el músculo de la gobernabilidad, sin que se registraran incidentes, para lo cual se montó la escenografía, que fue vista en la película de “Oaxaca bajo fuego”, rodada en la también llamada “Verde Antequera”, en el año 1983.
En este desalojo, la dirigencia de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), no lanzó sus (misiles) cohetones, para convocar a todos y que se dejaran caer al lugar donde está el operativo policiaco represivo y tampoco hubo repique de campanas, ni mensajes telefónicos.
En el Zócalo se tuvieron que prender algunas llantas, troncos de árboles y destruir con patadas voladoras, de los policías equipados con equipos antimotines, las endebles estructuras de palos y carrizos, que fueron abandonadas a toda prisa por los vendedores informales, que anticipados del desalojo terminaron su vendimia a las 10 de la noche del sábado 10 y salieron a toda prisa del corazón de la ciudad.
El boletín de prensa que reseña “la recuperación de la rectoría del Estado sobre el Zócalo de la ciudad de Oaxaca”, precisa que “se retiraron alrededor de 150 puestos ambulantes y una veintena de tiendas de campaña, muchas de ellas vacías, que se encontraban en los portales de la fachada principal de Palacio de Gobierno, que se instalaron desde el pasado 15 de mayo”. Aunque en el lugar se habían podido contar hasta 600 puestos.
“A partir de las 02:00 horas de esa madrugada, personal del Ayuntamiento Capitalino realizó acciones de limpieza en la plancha y vialidades del Zócalo, apoyados por nueve vehículos recolectores de basura, un trascabo, cuatro pipas con capacidad de 10 mil litros cada una, así como una cuadrilla de 70 trabajadores de limpieza de la Secretaría de Servicios a la Comunidad del Municipio de Oaxaca de Juárez”.
Saldo blanco difundió el aparato de prensa del Gobierno del Estado y para que se escuchara bien y fuerte, había varios representantes de medios de comunicación invitados especiales, ese fin de semana, traídos a la ciudad de Oaxaca “casualmente”, para que cubrieran el evento la mañana del lunes 12 y dieran fe del relanzamiento de 10 Rutas Turísticas Económicas.
Sin embargo, algo falló la noche del 15 de septiembre, cuando un grupo de maestros integrantes de la Sección 22 del SNTE y de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), luego de realizar una marcha, pretendieron avanzar al Zócalo para dar “El Grito Alternativo”, como lo han venido haciendo desde el 15 de septiembre del año 2006.
El reducido grupo de manifestantes fue parado en seco en la primera calle de Guerrero, que desemboca al Zócalo, por elementos de la policía estatal, suscitándose un zafarrancho, que de acuerdo a un video se ve un fogonazo que sale del lado del contingente de la policía, al disparar una granada de gas lacrimógeno, apuntada hacia la multitud, por lo que resultó herido el profesor, Carlos Leoncio Luria Martínez, que hoy se sabe perderá el ojo izquierdo.
Al respecto, Cué Monteagudo declaró que hasta donde está enterado, los policías no lanzan cohetones, ni arrojan piedras. Vaya manera de eximir a los policías de toda responsabilidad. Igual sucedió el 19 de junio en Nochixtlán (Ayer se cumplieron tres meses de la masacre perpetrada en ese municipio mixteco), cuando el mandatario en conferencia de prensa dada la noche de ese trágico día declaró que ni toletes llevaban.
Aun así el saldo de la masacre de Nochixtlán fue de ocho muertos y unos 200 heridos. ¿Se imaginan si hubieran llevado toletes?. Por ello la imagen del mandatario estatal sigue siendo lastimosamente la de un gobierno de la ingobernabilidad, por los hechos del 15 de septiembre y por la ocurrencia de su aportación a la ceremonia de “El Grito”.
@MiguelAschulz