Entrelíneas
Miguel Ángel Schultz
El próximo fin de semana se realizará la evaluación docente en Oaxaca con la presencia de 10 mil elementos de las fuerzas federales, con lo que también se definirán las condiciones en las que se desarrollarán las elecciones del 7 de junio de 2016, cuando se elige gobernador, diputados locales y presidentes municipales. De estallar la violencia se seguirá el camino, sin duda, del endurecimiento de la política en Oaxaca, lo que determinará el perfil de los candidatos de los partidos contendientes -PRI, PAN, PRD, MORENA, entre otros-. Por ello en esta coyuntura los grupos fácticos están trabajando para que estalle o no la violencia, de acuerdo a su propia conveniencia, y no a lo que beneficie al pueblo de Oaxaca.
En estos momentos la Sección 22 del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE) se encuentra diezmada, su capacidad de respuesta se ha agotado, por la política de su dirigencia que la desbocó hasta reventarla con acciones que la alejaron cada vez más de la sociedad, aislándola gracias a repetir los mismos errores cometidos durante la revuelta popular del 2006 en Oaxaca, a merced de intereses ajenos a ella misma.
Hay que recordar el radicalismo que se presentó para iniciar la “primera revolución del siglo 21”, como le llamarón los grupos ultras. En realidad le pavimentó el camino a Felipe Calderón, candidato del PAN, para que llegara a la Presidencia, con la estrategia de calificar a Andrés Manuel López Obrador un peligro para México, por lo que el estallido social cayó como anillo al dedo para derrotar al tabasqueño en las urnas. Hoy a la distancia no se puede creer que fue casualidad la quema de camiones, edificios, barricadas, toma de estaciones de radio, enfrentamiento con las fuerzas federales y la cadena de encarcelamientos y asesinatos, que se registraron, y que aún, extrañamente, permanecen impunes.
El Movimiento Democrático Magisterial de Oaxaca está enfrentando tanto al secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer, como al grupo de poder que tiene en sus manos el gobierno de México, que preside Enrique Peña Nieto, por lo que ni sus “alertas máximas” de la 22 del SNTE, y menos el “petate del muerto”, de resucitar a la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), harán mella a la estrategia de aplastar al movimiento magisterial que ha sido minado desde dentro, a través de corromper a sus dirigentes hasta el tuétano.
Los dirigentes de la 22 no han tomado en cuenta que Nuño Mayer ha sido uno de los constructores del discurso y la política de Peña Nieto. Primero como encargado de Difusión y Mercadotecnia, durante la campaña presidencial y luego pasó a la coordinación de Educación en el equipo de transición presidencial y a partir de la toma del poder, el 1 de diciembre de 2012, despachaba como jefe de la Oficina de la Presidencia, a cincuenta pasos de la oficina del presidente de la República, quien le sugirió aceptar armar la propuesta del Pacto por México y le diseñó la campaña mediática “Mover a México”. Lo que le permite anunciar el envió de un ejército de elementos de las fuerzas federales.
Dentro de la 22 existen nueve corrientes sindicales, una de ella que emergió durante la crisis de septiembre del 2013, cuando se reunieron con el hoy senador Eviel Pérez Magaña, en una pozoleria, por lo que los bautizaron como los “pozoleros”, entre los que se identificaron a María del Carmen López Vázquez, coordinadora del Sector Ciudad; a Norma Cleyver Cruz Vázquez, secretaria de Asuntos Profesionales y al esposo de ésta, Othón Nazariega Segura -hoy detenido- representante del Sector Periferia.
Es altamente significativo que Pérez Magaña declare que habrá garantías para quienes se presenten a la evaluación, que Ciudad Administrativa sea convertida en un bunker y que el gobernador Gabino Cué, afirme que la evaluación “va porque va”.
@MiguelAschulz