Por José Luis Camba Arriola (*)
Ciudad de México, a 29 de enero de 2017
Nuestros políticos se la pasan lloriqueando por las cosas que hace el señor Trump. La última, el muro fronterizo. Puerilmente, amenazan con levantarse de la mesa de negociaciones del NAFTA si continúa con sus planes de construcción. Uy, ¡qué miedo! A ver, si el que dijo que no quería el Tratado fue el propio Trump, de verdad ¿alguien cree que le van a hacer manita de puerco con eso?. En serio que harta escuchar tanta estulticia.
Hace años escribí que el trabajo de los gringos era cuidar la frontera de su lado y la de los mexicanos, del nuestro. ¿No se supone que la gran cantidad de armas que tienen los criminales entran clandestinamente a México? ¡Pues bienvenido el muro! Para que no entren. Hasta puede verse como un acto de cooperación contra el matadero en que se ha convertido este país. Con el muro construido, sólo por las aduanas van a seguir pasando armamento.
Dice el señor Peña o quien quiera que le escriba los discursos, que hay que tender puentes. Pues a construirlos. Para que las personas crucen ordenadamente. ¿Qué le molesta? Que la bola de jodidos que se producen sexenio tras sexenio, Partido tras Partido no puedan buscarse la vida en EE.UU. Pues a trabajar para que no tengan que emigrar. Para que no estén tan fregados que no les quede más que abandonar su país. México tiene casi los mismos años de ser país independiente que nuestro vecino. Incluso, teníamos más territorio que ellos. ¿Por qué seguimos estando tan mal? Ya no digo que los políticos hagan algo para que mejoremos. Conque no estorben es suficiente. Ojalá tuviéramos un Presidente que hiciera para México lo que Trump quiere para su país. Un Presidente que haya tenido que producir dinero con negocios propios para que no necesite el cargo para robar y con huevos para mandar a la chingada a los lambiscones.
Que no hay Tratado de Libre Comercio. Perfecto. Ese tratado se negoció en lo obscurito entre los que se beneficiarían de su existencia. O es que ¿ahora somos más prósperos que antes? No. Ahora, tal como durante la Segunda Guerra Mundial en que tuvimos que progresar para sustituir las importaciones que dejamos de recibir; debemos aprovechar la oportunidad de que papito americano deje de darnos de tragar para madurar y convertirnos en adultos responsables de nosotros. Ya basta de ser hijos de papi y depender de otros. ¡Bienvenido el muro! Con él, México empieza y termina en algún lado. Con él, ya no podrán culpar a otros de lo que nos pase.
Negociar con dignidad. ¿Cómo van a conseguirlo estando en el suelo viendo de abajo para arriba? Dejen de negociar y pónganse a trabajar. ¿Que nos va a costar trabajo y penurias? Claro, lo mismo que a cualquiera que se independiza de otro. Primero cuesta, pero cuando se consigue, jamás se quiere regresar a depender de nadie. Eso es dignidad. Se gana con esfuerzo y ganas de ser único.
Ya está bueno de ser cobardes. ¡Bienvenido el muro!
(*) Sociólogo y politólogo