* Esta terapia médica beneficia a un mayor número de derechohabientes
* En el marco del Día Internacional del Linfoma, éste es el cáncer hematológico más frecuente
Ciudad de México.- El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) encabeza a las instituciones que más trasplantes de médula realizan en el país, beneficiando a mayor número de pacientes con Linfoma, señaló Luis Gilberto Silva Michel, jefe del Departamento de Hematología del Hospital de Oncología del Centro Médico Nacional Siglo XXl.
En el marco del Día Internacional del Linfoma, destacó que además el IMSS cuenta con otros tratamientos como la quimioterapia convencional y la inmunoterapia para atender a los derechohabientes que han sido diagnosticados con algún tipo de linfoma.
El linfoma es el cáncer hematológico más frecuente, por lo que un diagnóstico oncológico oportuno en el primero y segundo niveles de atención ha permitido intervenir a los pacientes con mayor agilidad en el IMSS, dijo.
Mencionó que en los últimos cinco años se ha visto un aumento en su incidencia en el Instituto, ya que paralelo al incremento poblacional, también se diagnostica con mayor oportunidad gracias a que el paciente detecta síntomas y acude a su Unidad de Medicina Familiar (UMF).
Luego de señalar que el linfoma es un tumor maligno originado en los ganglios linfáticos a partir de una alteración de los glóbulos blancos (linfocitos) encargados de combatir a los gérmenes que entran al cuerpo, explicó que hay diversos tipos, entre los que destacan: Hodgkin, no Hodgkin, agresivos o indolentes y por tipo de estirpe o tipo celular: B ó T.
Respecto a las causas que originan este tipo de tumores, indicó que se ha detectado que al igual que otras neoplasias, la exposición a radiaciones y químicos derivados del benceno, son factores predisponentes en un porcentaje significativo de pacientes.
“La célula afectada sufre una mutación genética que le permite sobrevivir y multiplicarse de forma descontrolada, lo que da origen al crecimiento de estos tumores”, añadió.
Silva Michel destacó que aunque no se tienen factores de riesgo bien establecidos, sí se ha observado una fuerte asociación en pacientes con estados de inmunosupresión previos primarios (inmunodeficiencias congénitas) o secundarios (medicamentos, enfermedades autoinmunes), así como la presencia de algunas infecciones crónicas: helicobacter pylori y algunos virus, entre ellos, de Epstein Barr y el de Inmunodeficiencia Humana (VIH).
En cuanto a los síntomas, apuntó que es característico el aumento no doloroso del tamaño de ganglios de axilas, ingles y/o cuello, así como pérdida de peso (más del 10 por ciento de peso en los últimos seis meses), diaforesis (sudores nocturnos) y fiebre. Para un diagnóstico definitivo se requiere necesariamente de una biopsia del ganglio o tumor.
En cuanto a los grupos más vulnerables a padecerlo, señaló que algunos tipos de linfoma se observan en grupos de edades, por ejemplo, el de Hodgkin, que es el cáncer más común diagnosticado entre los 15 y 20 años de edad y que su incidencia disminuye para volver a aumentar después de los 55 años, pero que es raro en personas mayores, en tanto que el Linfoma No Hodgkin es muy raro en niños.
El tratamiento para este padecimiento, igual que con otros tipos de cáncer en el IMSS, es básicamente con quimioterapia, radioterapia, inmunoterapia y en los casos que así lo requieren, trasplante de médula ósea.
El linfoma es una enfermedad muy heterogénea por los diferentes subtipos de linfoma existen agresivos e indolentes, curables y no curables solo controlables.
Ocupa el séptimo lugar en incidencia por tipo de cáncer y el noveno en cuanto a mortalidad, representando un tres por ciento del total de las muertes por cáncer.
En México, el 83 por ciento de quienes padecen linfoma, tienen la variante No Hodgkin; el 17 por ciento restante, Hodgkin. Del total, 76 por ciento son menores de 65 años y 24 por ciento, mayores. El 42 por ciento son mujeres y 58 por ciento, hombres.