AVISO DE INTERÉS GLOBAL
Al Pueblo de México
A las comunidades indígenas y campesinas del país
A las organizaciones sociales independientes y honestas
A los pueblos conscientes del mundo
Al os medios de comunicación alternativos
A la Unión Europea
A la República Federal de Alemania
VUELVE LA BIOPIRATERIA A NUESTRAS TIERRAS
DISFRAZADO DE COOPERACIÓN AL DESARROLLO
EN LOS ASTILLEROS DEL CONSERVACIONISMO INSTITUCIONAL
SE CONSTRUYE UN ACORAZADOICBG ALEMÁN
“Ganaron una batalla, pero no van a ganarnos la guerra.”
Dr. Overton Brent Berlín, tras anunciarse el 30 de octubre del 2001 la cancelación del proyecto de bioprospección gringo ICBG Maya
A diez años de la caída del ICBG Maya y a uno de concluir su periodo el grupo que por el fraude se hizo con el poder de la República en México, sin esperanzas de continuidad política su jefe (el presidente del país) amarra, o intenta amarrar, la pieza clave de la economía verde, la razón que para él, sus aliados multilaterales y sus mandos trasnacionales, soporta y valida a todas las demás razones de la agenda ambiental: los negocios basados en la biodiversidad, el acceso a los codiciados recursos genéticos endémicos, el alfabeto con el que, elucubran, se escribirá el futuro industrial de la humanidad.
El pasado 30 de agosto, el mismo día en que la Marina-Armada de México botó su navío de guerra más grande que bautizó con el nombre de “Montes Azules”, el titular de la oficina federal de Medio Ambiente y Recursos Naturales (la SEMARNAT) informó en un comunicado (386/11) que el Ministerio de Cooperación y Desarrollo de la República Federal de Alemania había despachado un proyecto para México en materia de acceso a recursos genéticos y distribución de beneficios.
La formalización del proyecto se daría, dijo, este mes de noviembre, contaría con un financiamiento de seis millones de euros (110 millones de pesos mexicanos, aprox.) y tendría un plazo de duración de cinco años, iniciando operaciones a principios del próximo año en los astilleros de la SEMARNAT, la CONABIO (Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad) y la CONANP (Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas). La Agencia Alemana de Cooperación Internacional para el Desarrollo Sustentable (GIZ) se ocupará, a su vez, de dirigir y supervisar el proyecto.
El funcionario recalcó que el propósito de este proyecto es hacer efectivo el Protocolo de Nagoya (firmado en esa ciudad japonesa en octubre pasado y ratificado en Nueva York en febrero de este año) a través del establecimiento de mecanismos legales y administrativos que garanticen la consolidación de los territorios indígenas, el acceso a los recursos genéticos de la biodiversidad nacional y la implementación de protocolos bioculturales que legitimen el proceso. Apoyar iniciativas para la conservación de zonas ecológicamente prioritarias, dijo, constituye también otro de los propósitos.
Traducido a lenguaje franco, se trata de lo mismo de hace trece años, un caso de biopiratería trasnacional solo que ahora blindado. La histórica cancelación del proyecto estadounidense ICBG Maya (octubre 2001) probó que en territorios indígenas mexicanos es muy riesgoso ir al robo directo.
Los ladrones (las potencias capitalistas y sus empresas dedicadas a los bio negocios) y sus cómplices locales (el Estado mexicano a todos sus niveles) aprendieron la lección y esta vez cimentarán, primero y por los cuatro costados, el paso previo (que el proyecto estadounidense ICBG Maya despreció): el aseguramiento integral del terreno (jurídico, institucional, físico y social).
Una vez consolidada esta formidable cabeza de playa con la que, ahora sí, esperan “garantizar” el acceso y disposición de la biodiversidad nacional, procederán entonces a su saqueo. El plazo de cinco años (que coincide con el establecido en el proyecto ICBG Maya) basta y sobra, en sus cuentas, para afianzar, primero, el multifacético blindaje previo y, después, para desatar las acciones propias de saqueo hasta su embarque.
Aunque es una antigua costumbre del poder, el silencio en los datos de “localización” hace parte también de este regreso. A diez días de concluir el mes señalado para la formalización del proyecto, el gobierno mexicano no ha dicho si lo ha firmado ya o aún no, mucho menos ha revelado los lugares, los pueblos o los aliados en esta aventura corsario de navíos renovados.
No se trata de un proyecto “por la humanidad”. Es decir, ya no, focalmente, de una nueva iniciativa de conservación (servicios ambientales de impacto regional, captura de CO2, frutales) pero tampoco de impulsar las compensaciones/distracciones laterales de negocios verdes para los pueblos indígenas (ecoturismo, miel, plantas ornamentales). Esta vez se trata de la plusvalía global, de un negocio estratégico. Por eso Alemania llega ahora como lo hicieron los estadounidenses en 1998, como potencia industrial, porque tratándose de negocios duros no hay vecinos ni socios, sólo competencia.
Para eso ha venido invirtiendo en conservación de biodiversidad en la última década. Encubierta de Cooperación al Desarrollo, Alemania como Estado es, después de los Estados Unidos, el país que más inversión destina para la conservación de recursos biológicos en diversas regiones del mundo caracterizadas por su biodiversidad significativa pero también por mantener gobiernos antidemocráticos y (“naturalmente”) proclives a la privatización de sus sectores estratégicos y de sus bienes comunes.
Pero conservar para redimir de la pobreza a las poblaciones locales o por afecto místico a sus florestas plenas de vectores infecciosos y riesgos, no es lo que animó al Estado Alemán a invertir en nuestras tierras. Ni siquiera para mantener la sustentabilidad de los servicios ambientales de impacto regional.
La captura del CO2 excedente en la atmósfera, tampoco, no al menos en México, pues las masas forestales de hojas anchas del país son verdaderos relictos en el mar de selvas amazónicas y ni qué decir en el conjunto de las selvas tropicales globales; y el capital de los servicios ambientales, por cierto, no es nada, ni nadie, frente a la magnitud del capital de los bienes industriales (y si alguna economía en el mundo se haya soportada en ese axioma de la acumulación esa es la “asegurada” economía alemana).
Alemania no tiene petróleo ni empresas petroleras, no compite en ese sector. Alemania en cambio es el país industrializado que más recursos botánicos importa para su industria fitofarmacéutica, la más grande en todo el mundo, y ha desarrollado procesos y tecnologías de última generación en el sector de los bionegocios. Los nuevos campos de extracción, los sitios megadiversos del planeta, no se han consolidado aún bajo el poder de ninguna potencia. La extraordinaria coyuntura fiscal de sus competidores más cercanos (los Estados Unidos, Inglaterra y Francia) le despeja el horizonte y la pone a la delantera en la carrera por convertirse en la potencia matriz de este nuevo sector.
Para ello (y por ello) Alemania ha invertido en la conservación de biodiversidad en nuestras tierras latinoamericanas, para cosechar en muchas, pero en muchas veces más, cada euro aportado, en efectivo, en equipos o en técnicos. “Es un asunto de interés estratégico, no solo comercial” apuntaba el 7 de octubre del año 2001 el encargado de negocios y comercio de la embajada estadounidense en México, Carl Schönander, a un par de asesores del COMPITCH tratando de revivir las posibilidades del proyecto de biopiratería ICBG Maya.
Para eso fue su proyecto “Protection of natural resources and regional development in South-East Mexico” (febrero 2004 a enero 2008), llevado adelante en la Reserva de la Biosfera Calakmul, el área natural protegida de bosque tropical más grande con que cuenta el país, bisagra entre la selva del Petén y la selva Lacandona, y en la que en septiembre del 2004 el gobierno mexicano, en curso el proyecto alemán, expropiara a sus habitantes 150 mil hectáreas porque, dijo (punto tercero de su exposición de motivos), sólo así podía garantizarse plenamente la preservación del área natural, dando a entender que dejarla al leal saber y entender de los pueblos que la habitaban era asumir un riego fatal connatural a su rol histórico de campesinos.
Para eso y no para otra cosa su proyecto denominado Selva Maya aprobado el 10 de octubre del 2010 en El Salvador, que destina 8 millones de euros para preservar los recursos biológicos y la conectividad de las tres grandes selvas tropicales protegidas que conforman la Selva Maya: el Petén guatemalteco, Calakmul en Campeche y Montes Azules en la Selva Lacandona.
Para eso, también, fue el proyecto PRODESIS (2004-2007) patrocinado y dirigido por la UE, para reordenar ambiental y productivamente los territorios “en derredor de la Reserva de Biosfera Montes Azules” (Ecosur, informe de salud 2006), en el cual los “técnicos” alemanes y franceses encabezaban y aprobaban todo (lo importante).
El acicate de entonces fueron los mercados de plantas medicinales (ofertados en el 2005 al COMPITCH por un “técnico” alemán desde la Subregión Palenque) o las patentes blandas (presionadas por un “técnico” francés para el centro de herbolaria construido en el ejido Jerusalén, cuenca baja del río Santo Domingo).
Y para eso, finalmente, un mes y medio antes de comunicar públicamente el titular de la SEMARNAT el proyecto sobre recursos genéticos y reparto de beneficios, el ministro alemán de Relaciones Exteriores Guido Westerwelle viajó a la Reserva de la Biosfera Montes Azules “selva de gran relevancia por su gran biodiversidad”, reportó entonces el sistema de noticias de la embajada de Alemania en México.
El gobierno mexicano no está cruzado de brazos. También ha hecho, y hará su parte en esta obra mayor de ingeniería trasnacional en servicio del capital bioindustrial alemán.
Paralelo a los “generosos” aportes a la preservación de las selvas tropicales mexicanas hechos por la República Federal de Alemania, o en compensación a ellos, el gobierno mexicano inició el año 2008 una consulta denominada “Consulta Nacional a Pueblos Indígenas de México Sobre los Mecanismos de Protección de sus Conocimientos Tradicionales, Expresiones Culturales, Recursos Naturales, Biológicos y Genéticos.”
La Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CONADEPI), a través de sus centros coordinadores desplegados en diversas zonas del país, sirvió de enganchador de individuos que hablaran alguna lengua indígena y a quienes, por ese solo hecho, en la consulta se les atribuyó el grado de “representante de un pueblo indígena”.
En el caso de Chiapas, integrantes del paragubernamental Consejo Consultivo de esa CONADEPI, familiares de funcionarios de la estatal Secretaría de Pueblos Indios (asignados al área de medicina tradicional) y dos campesinos, uno de la Sierra y otro de la zona del Pacífico, fueron los únicos invitados. De la zona Altos, Norte y Selva, nadie.
Durante los tres años que duró la consulta, estuvieron presentes, siempre, funcionarios de la Secretaría de Salud (el director de Medicina Tradicional, Alejandro Almaguer), de la SEMARNAT (la Subdirectora de Recursos Genéticos, Patricia Tovar), de la CONANP, de la CONABIO, de la Secretaría de Relaciones Exteriores, de la Secretaría de Gobernación, del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, de la Oficina de Derechos de Autor, entre otras, aunque su presencia era “de palo” pues nunca hablaban de los temas de sus áreas (recursos naturales, biodiversidad, genes, patentes, derechos de autor), de nada vaya, sólo paraban la oreja; y nunca proporcionaron a los consultados apuntes o guías, mucho menos se discutieron nunca, ni en las mesas ni en plenaria, esos temas, aunque esos eran también, y al centro, los temas de la consulta.
El pasado mes de junio la consulta llegó a su fin. No habiendo ningún otro proyecto (visible) en el país en materia de acceso a recursos genéticos, puede afirmarse que la “cooperación “alemana cuenta ya, obsequiado por un gobierno espurio, con un espurio acero social para iniciar el armado del blindaje que, espera, garantice su biosaqueo.
Lo que falta.
Dos servicios más, igualmente espurios, aguardan en la fragua que forjará la segunda parte del blindaje: la “consolidación de los territorios” y los “protocolos bioculturales”. Dos procesos de tortuoso fastidio a requisita por los inversionistas, aunque poco en verdad si se considera la magnitud de la riqueza en juego y la capacidad de nuestros Estados neoliberales para acorralar a los pueblos y sus territorios objeto.
La Consolidación. El significado socio-político del término aplicado en países bajo regímenes semejantes al nuestro (como Colombia, Chile o hasta hace poco Perú) y en donde, además, el gobierno de Alemania ha ido a hacer más o menos lo mismo que ahora intenta hacer en el nuestro, tenemos que de lo que se trata es, en síntesis y sin ambages, de realizar todas las acciones necesarias por parte del Estado que lleven al fortalecimiento de la intervención institucional para recuperar o “consolidar” el control (estatal o privado) de los procesos de gestión de los territorios indígenas elegidos.
los Protocolos bioculturales, impulsados y aceptados por el Estado mexicano y la cooperación alemana. No son otra cosa que los términos y condiciones que sobre sus territorios, recursos y cultura los pueblos indígenas “elegidos”, conciben, discuten, aprueban y redactan …con mano ajena (que no es otra que la que instruyen-sugieren los acreedores de los contratos de acceso), para establecer lo que más convenga a “sus intereses”.
Y no es temeridad lo que decimos, basta con volver a la historia reciente. A principios del 2007 el actual gobierno de Chiapas convocó a una “consulta” estatal para definir el Plan de Desarrollo 2007-2012 para los Pueblos Indios. Y aun cuando se trataba de un asunto interno, reservado a la decisión de los pueblos indígenas, el gobierno designó como coordinador de “la consulta” al doctor Dieter Paas, un curtido emisario de la Unión Europea para programas de conservación.
A su correo electrónico, un correo alemán, debían comunicarse los grupos indígenas consultados y desde ese mismo correo se enviaron “sistematizados” los resultados de la consulta a algunos de los consultados (porque los otros fueron excluidos). En el borrador final enviado desde ese correo lo propuesto y acordado por los participantes en la consulta no apareció salvo lo seleccionado como relleno de todo lo ya previamente definido, acaso en algún lugar de la República Federal de Alemania.
En el capítulo de recursos y tierras indígenas de ese borrador final se establecía una consigna que solo podría habérsele ocurrido a un nazi pero que da cuenta de por dónde está caminando el Estado mexicano y sus socios alemanes cuando hablan de establecer protocolos bioculturales: “el ordenamiento de los territorios, para ser efectivo, debe incluir ordenamientos sociales y culturales (sic)”.
Finalmente.
Al hablar sobre otros propósitos del acorazado proyecto alemán el Secretario del medio ambiente federal señala que también buscará apoyar iniciativas para la conservación de zonas ecologicamente prioritarias. Preguntamos: ecológicamente prioritarias para quién, y ecológicamente prioritarias para qué.
AL ESTADO ALEMÁN Y A SUS LACAYOS LOCALES
POR LO CLARO LES DECIMOS: NO NOS VAMOS A DEJAR. La tierra y sus recursos que el Estado Alemán ambiciona, son tierra comunitaria de los pueblos indígenas y bienes comunes de todos los mexicanos. Lo que el poder codicia en una región, crece y se reproduce en muchas otras, en algunos casos incluso más allá de nuestras fronteras; y los conocimientos que sobre ellos posee un pueblo indígena se poseen también en otros.
Los territorios, recursos y culturas que para el Estado Alemán y nuestros gobiernos neoliberales son riqueza global en manos muertas, para nosotros son pan de vida comunitaria en manos de quienes los han preservado y multiplicado desde tiempos inmemoriales: los pueblos indígenas, sus gestores originarios.
Luchar por la tierra es ya una costumbre de nuestros pueblos y de cualquiera otro en el mundo que tenga claro qué es la tierra. No sabemos cómo es que en Alemania viene la historia pero por acá la costumbre es pelear hasta el fin.
Pensamos que tal vez en Alemania se les dificulte entenderlo porque por allá la tierra sea, para algunos, sobre todo para los de arriba, sólo una mercancía en tráfico o un ser estratégico al control de otros pueblos, pero para nosotros la tierra es el ser más querido, el que abriga el camino comunitario de nuestros muertos y el que da los frutos más generosos que dios puso, sin reservas, para todos, incluidos ustedes.
Calculan mal si creen que nos cansaremos o entraremos en componendas. Nunca por la tierra, ni por sus frutos, ni por su herencia.
Señores del gobierno Alemán y vasallos del nuestro que le allanan el camino a su aventura, tengan presente, no se les vaya a olvidar: luchar contra el abuso y el engaño, contra el saqueo y la venta de lo que Dios dispuso para todos, es espíritu que nace en cada hombre y mujer que camina en estas tierras. Hagan recuento.
En unos días más, el 28 de noviembre de 1911, hará cien años que un grupo de campesinos mexicanos del Estado de Morelos, ante el despojo de sus tierras y el saqueo de sus recursos, resuelto, inició la primera revolución popular del siglo veinte en contra de los dueños del dinero y del mal gobierno que entonces, como hoy, salvaguardaba sus intereses. Ese grupo defendió, pidió y se fue a morir para todos, porque no había más opción, y ganaron.
Hace ya casi dieciocho años que en estas tierras surorientales desde donde escribimos, un levantamiento indígena, bajo el nombre de aquellos otros que en el centro del país décadas atrás pelearon, les recordó a todos que la palabra comunidad, tierra y dignidad es semilla viva en la memoria de los pueblos, y así, luchando para todos, se detuvo el saqueo y el despojo y la desintegración, al menos por estas tierras.
Y también les recordamos, tengan presente, no-se-les-va-ya-a-ol-vi-dar, que hace 13 años el gobierno estadounidense, en complicidad con el nuestro que por entonces untaba sangre indígena en sus altares de guerra, intentó en golpe directo y artero, bajo un proyecto idéntico al suyo, imponer el saqueo de nuestros recursos biológicos y el de sus saberes tradicionales asociados.
Pero se topó con la decidida resistencia de las comunidades indígenas, de sus médicos tradicionales organizados y el empuje solidario de la sociedad civil que se volcó en apoyó de aquella lucha en servicio de todos, porque para todos fue y es que alzamos nuestra voz y caminamos entonces aquella lucha, y el proyecto gringo, señores alemanes y lacayos que los acompañan, finalmente se canceló.
Señoras y señores del Estado Alemán y cómplices locales que les franquean el paso: detengan su proyecto de saqueo y engaño, entiendan que el modo suyo no es el modo de los pueblos ni, en agonizante prescripción, el que nuestra constitución general establece para que los hombres y mujeres de nuestra nación sean uno, cuando haya que serlo, con los hombres y mujeres del mundo.
Nacimos dotados con una singular fuerza para pelear y también destreza, pero no anhelamos hacerlo, porque la comunidad es un espacio de paz. Pero entiendan que nuestra paz no es ni puede ser una paz sometida; nuestra paz, señores que administran el Estado Alemán y vasallos locales que le acomodan el camino, no es paz en la guerra. Nuestra paz tiene que ver con el sustento y abrigo que, sin cobrarnos por ellos, nos da la tierra, nuestra tierra, y no con la codicia de quien la toma para despojar a unos y someter a tantos cuantos más se pueda.
AL PUEBLO ALEMÁN
Alemanes. Es a su Estado, o a su gobierno, al que denunciamos y prevenimos de no continuar con su proyecto de biosaqueo y confrontación comunitaria, no a ustedes.
Nosotros iniciaremos nuestra lucha para defender lo que es nuestro y común. Pero en ustedes reside también la responsabilidad política de detenerlo porque es su gobierno quien concibió y encabeza este saqueo y engaño. Algunos alemanes pensarán de la manera en que piensa y actúa su gobierno, pero creemos que la mayoría no. Prueba de ello es que la prensa en Alemania no ha publicado nada sobre este proyecto ni se hace mención alguna en los sitios web de GIZ o en el del Ministerio de Cooperación.
Los recursos y saberes que su gobierno y empresas buscan con trampa en nuestras tierras para luego hacer negocio con ustedes y privarnos a nosotros de su uso o dividirnos, los puso Dios para todos, son medicinas y alimentos que crecen así nomás en las montañas, recursos que nosotros cuidamos y utilizamos, pero que también ustedes pueden usar para sus necesidades porque ustedes y nosotros estamos hechos de la misma sangre, ustedes y nosotros nos podemos alimentar y curar de igual manera con esos recursos y usar por igual, ustedes y nosotros, esos conocimientos que dios nos dio.
Esos recursos que son montañas, como así llamamos a todo lo que crece en la tierra pero que nosotros no lo sembramos, no los cuidamos ni defendemos, señores alemanes, sólo para nosotros. Si ustedes u otras personas en el mundo, quien sea pues, necesita de ellos pues se los damos, y no le vamos a cobrar por dárselos o por darle a conocer para qué sirven porque el Dios que los puso ahí y nos dio el don de saber cómo usarlos no nos cobra a nosotros por usarlos ni por iluminarnos con esos conocimientos ni sólo para nosotros es que los puso en estas benditas tierras donde vivimos sino para cualquiera que tenga necesidad de ellos están ahí. No importa si es chaparrito o gordito o tiene otra creencia o vive lejos de nuestros pueblos. Se los damos, son suyos y nuestros, de todos pues.
Pero en lo que no estamos ni estaremos de acuerdo es en que alguien se apropie del alma de las cosas (ch’ulel le llamamos nosotros o genes como les llaman ustedes), sean recursos o conocimientos, o que les ponga un precio, porque el alma de los seres y de las cosas que puso Dios en el mundo está para el servicio de todos y nadie puede apropiárselo, y en nuestras creencias de pueblos eso es algo sagrado y lo sagrado para nosotros, hermanos y hermanas de Alemania, no tiene precio. Si ustedes en sus pueblos no manejan así como nosotros sus recursos y sus conocimientos, si a puras patentes ustedes están acostumbrados, pues los respetamos. Pero así como nosotros respetamos sus caminos de ustedes también ustedes respeten el nuestro que desde hace muchos miles de años nosotros caminamos.
Nosotros no vamos a sus tierras de ustedes a coordinar sus planes de desarrollo según convenga a nuestros pensamientos ni a saquear el alma de sus montañas o la de sus conocimientos ni a dividir a su gente, como en nuestras tierras y culturas está haciendo su gobierno; ni siquiera por entregarles estos recursos y conocimientos que para nosotros son sagrados les pedimos a ustedes que nos manden algo, apenas que respeten y se reconozcan en el alma con la que se entregan, que no es otra que el alma de la tierra en que ustedes y nosotros vivimos.
El poder que administra el mundo de ustedes ha vuelto a nuestras tierras con su palabra de conquista. Resueltos como estamos a vivir con dignidad, asistidos de la razón de los pueblos y del proyecto liberador que fundara el cáliz generoso de nuestra patria, a la memoria de los miles de indígenas y campesinos mexicanos que hace cien años cayeron para hacer posible el Plan de Ayala y en prenda de todo lo que no ha muerto, HOY REINICIAMOS PARA TODOS, sin distingo de fronteras, esta lucha por la defensa de la naturaleza colectiva de nuestros recursos y saberes comunitarios y no pararemos hasta que el Estado Alemán y sus lacayos domésticos se desistan de su empresa y los pueblos puedan, libre y democráticamente, apoyados por la nación, decidir y asegurar su camino en provecho solidario de la humanidad entera.
En consenso de Asamblea Extraordinaria, los representantes del Consejo de Médicos y Parteras Indígenas Tradicionales por la Salud Comunitaria en Chiapas, el COMPITSCCH
San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México, a sábado 19 de noviembre del 2011 Fecha: 22 de noviembre de 2011 13:13