La disputa por los recursos
Porfirio Santibáñez Orozco
NO hay necesidad de esperar hasta que el Congreso de la Unión inicie la negociación del presupuesto federal 2011 para que los diferentes partidos y gobiernos discutan, se enfrenten y finalmente resuelvan en función de sus habilidades y fortalezas quien se queda con la mayor parte del dinero público para ejercerlo en beneficio de su imagen pública y de la estimación que ganan ante sus clientelas.
Cuando dos o más grupos políticos o gobiernos se enfrentan por los recursos, aunque no lo parezca, afectan con cada movimiento y decisión a la parte de la sociedad que desafortunadamente se encuentra en el entorno de la decisión que se está tomando.
En otras palabras, al pelear por los recursos quienes lo hacen destruyen parcialmente lo que tienen más cerca y la parte de la sociedad que resulta afectada ve con impotencia que no cuenta con medios para intervenir y mitigar los efectos nocivos de este tipo de diferendos.
Lo anterior tiene mucho que ver con lo que está sucediendo en Oaxaca; roto el matrimonio de conveniencia entre el gobierno federal y el gobierno del estado que permitió, entre otras cosas, salvarle la cabeza al gobernador Ulises Ruiz Ortiz en el 2006, empezó el forcejeo.
Para imponerse, el gobierno federal simplemente cerró la llave de los recursos y el del estado tuvo que empezar a posponer la ejecución de programas independientemente de su importancia y de los tiempos que cada parte del plan tuviera para ser ejecutado.
De haber ganado las elecciones del 4 de julio, a partir del día siguiente los priístas hubieran emprendido una feroz campaña para reclamar la entrega de los recursos detenidos, pero como perdieron los invadió la parálisis y una especie de revancha pasiva; asumieron una actitud con la cual prácticamente le dijeron a la ciudadanía: por tu culpa perdimos las elecciones y como los recursos que nos iban a entregar eran en tu beneficio ái arréglatelas como puedas.
En los últimos días se ha hablado de los resultados más evidentes de esa situación: un secretario, Carlos Torres Avilés, que se queja de que hay un subejercicio del 90% porque los recursos federales no han llegado, programas sin ejecutar, una clase política que no se pone de acuerdo para que los periodos de transición administrativa no afecten a la sociedad como lo están haciendo y una parálisis económica en cascada que no solamente está afectando a comunidades sino que llega hasta las empresas y comercios cuya clientela fundamental es el Estado desde sus niveles más altos hasta las poblaciones más pequeñas. Abundaremos…