Semillas del 2006
Porfirio Santibáñez Orozco
NOS ha llovido sobre mojado y el presente temporal ha dejado inundaciones, muertes y desastres, además de fallecimientos por otras causas en el estado, pero afortunadamente no todo han sido desgracias. Las cantidades de agua que hemos recibido en los Valles Centrales de Oaxaca podrían tener también un efecto benéfico si las sabemos aprovechar y han dejado experiencias como la que vivieron la noche del 4 de septiembre los habitantes de las colonias Miguel Alemán, Reforma Agraria y probablemente una buena parte de las asentadas en los márgenes del río Atoyac.
Ese sábado, poco después de las 10 de la noche, señales de preocupación empezaron a inundar los rostros de los habitantes de esas colonias: el río habitualmente seco empezó a crecer, crecer y crecer.
Es cierto que desde semanas anteriores empezó a fluir un caudal que no tenía, pero no pasaba de llevar barro café, basura acumulada, uno que otro árbol y nada más.
Es cierto también que los pasos a desnivel que se han construido en los márgenes del río quedaron inundados y no se podían utilizar desde varios días atrás.
Sin embargo, esa noche el caudal del río estaba creciendo más que en los días anteriores y no paraba de llover. Con preocupación, desde las primeras horas de la noche los vecinos empezaron a asomarse en los márgenes del río para comprobar si el nivel del agua seguía subiendo.
La situación llegó a un nivel de preocupación cuando varios vecinos de la colonia Reforma Agraria y de la Miguel Alemán verificaron que la corriente de agua había tapado las porterías de una cancha de futbol rápido llanero construidas en el margen oriente del río, que un jardín de niños de la Agraria estaba a punto de inundarse, que de algunas alcantarillas del drenaje de la Alemán empezaba a brotar agua y cuando integrantes de una brigada de Protección Civil les sugirieron a los miembros del FALP que invadieron un terreno cercano a la URSE que abandonaran el lugar porque de un momento a otro la corriente podría llevarse sus precarias construcciones.
En este contexto brotaron los indicios de una organización espontánea de esta parte de la sociedad, preparándose para hacer frente a la contingencia. Los vecinos se daban información unos a otros, el presidente de la colonia Alemán sugirió observar con atención lo que sucedía y en caso necesario dar la voz de alarma.
Otros vecinos sugirieron estar pendientes de la información que dieran los medios sobre el estado del tiempo, reunirse rápidamente en la escuela “Manuel Cabrera Carrasquedo” de la Alemán, convertir a la escuela en albergue para los habitantes de la colonia que lo necesitaran, dar cinco silbatazos para alertar a los vecinos si la situación se ponía más crítica, organizar recorridos por las calles para evitar el saqueo si las casas se quedaban solas. Surgían por un lado y otro las voces que proponían, proponían y proponían.
El agua no subió más, conociendo el pronóstico para las próximas horas, más calmada, la gente regresó a sus hogares a descansar pero todo el movimiento que se generó espontáneamente les hizo recordar a muchos lo que se vivió en el 2006 cuando se instalaron las barricadas y la gente tuvo que organizarse para enfrentar esa que fue otra contingencia. Abundaremos…