Se buscan culpables
Porfirio Santibáñez Orozco
EL pasado 26 de julio, lunes, el secretario General del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Jesús Murillo Karam, dio a conocer los resultados de un estudio con base en el cual su partido se proclama triunfador en las elecciones del domingo 4 de julio, pues según él, ganó nueve de las 12 gubernaturas en disputa y gobernará a más de 26 millones de mexicanos, en tanto que los aliancistas que se le opusieron solo ganaron tres gubernaturas (Oaxaca, Puebla y Sinaloa) y apenas si gobernarán a poco más de 11 millones de habitantes de la República.
A pesar de que se trata de solo tres derrotas, nadie las quiere asumir como propias y, por el contrario, se han vuelto un motivo de litigio entre tricolores que se niegan a ver la parte de responsabilidad que les corresponde en el resultado.
El estudio presentado por Murillo Karam atribuye las derrotas en los tres estados mencionados a una sola equivocación: la selección de candidatos. ‘En los estados que perdimos nos equivocamos’, dijo claramente JMK luego de asegurar que la mejor forma de saber si se acertó o no en este aspecto es observar el resultado. El secretario General reconoció que al elegir a los candidatos se equivocaron, pero no aclaró quienes fueron los responsables de tal equivocación.
En un acto reflejo que confirma las carencias intelectuales que lo llevaron a la derrota, el candidato perdedor de Oaxaca y hoy dirigente estatal de su partido Eviel Pérez Magaña, calificó las declaraciones de su dirigente nacional, casi nada, como irresponsables, mal intencionadas y desalentadoras. Murillo Karam no señaló específicamente a los gobernadores como los causantes de las tres equivocaciones, pero Pérez Magaña develó el misterio al interpretar las declaraciones de su secretario General y, en un lapsus, comentó que la dirección nacional de su partido nunca cuestionó su candidatura. Esta defensa tardía de la selección de candidato para Oaxaca solo confirma, por si hiciera falta, que se trató de una candidatura impuesta por el gobernador Ulises Ruiz Ortiz.
Cuestionando los resultados del estudio del CEN del PRI, Pérez Magaña hace otra confesión no pedida al considerar que sería “muy bueno que Oaxaca (es decir, el grupo priísta de este estado) fuera tomado en cuenta para una evaluación objetiva y crítica” de los resultados del 4 de julio y atribuyó la derrota a la intromisión del gobierno federal por medio de una guerra mediática “contra Oaxaca y su gobierno”.
Al atribuir a un solo factor la derrota en las elecciones, tanto Murillo como Pérez hacen a un lado una rica y compleja realidad, desestiman la activa presencia de una sociedad en movimiento en la que los ciudadanos cuentan cada vez más porque están dejando a un lado su atávica pasividad. Este fue el factor que llevó al PRI a perder tres de sus bastiones más importantes y sus líderes, a pesar de sus divergencias, coinciden en no reconocerlo. El factor que los agarró por sorpresa y que todavía no toman en cuenta es que, después del desencanto generado por los magros resultados de una transición fallida, los ciudadanos están buscando nuevos caminos para expresarse y lo lograrán.
A estos dos dirigentes, nacional y local, del PRI les convendría leer o por lo menos ojear el libro ¿Que hacer?, pero no el clásico de Lenin en el que sugiere la formación de un partido de cuadros profesionales para tomar el poder sino el de Renward García Medrano que lleva como subtítulo Manual para priístas en desgracia en el que se da una serie de consejos sobre cómo actuar en la situación que empezó a vivir el país a partir del año 2000.
Los priístas derrotados el 4 de julio de 2010 no solo fueron los de Oaxaca, Puebla y Veracruz, sino todos, porque las tres derrotas y el método que siguieron los aliancistas para alcanzar la victoria van a ser revaloradas en poco tiempo para actuar en los comicios que se efectuarán en el 2011 y el 2012, que cambiarán la fisonomía del país.
Las quejumbrosas declaraciones de Pérez Magaña solo confirman que los priístas de Oaxaca están conscientes de que la dirección nacional de su partido los considera autores de su propia derrota, con lo que anticipa que lo más probable es que se quiera deshacer de ellos en la primera oportunidad que tenga. Abundaremos…