Diferencias
Porfirio Santibáñez Orozco

Como demuestran palmariamente el rescate de los mineros de Chile y las recientes declaraciones del ex presidente Vicente Fox Quezada hay de derechas a derechas.

En el Cono Sur se presentó una tragedia, la de que por un accidente 33 mineros quedaran sepultados a más de 600 metros bajo tierra, pero de inmediato afloraron dos de las reacciones que siempre deberían ocurrir de manera natural en este tipo de situaciones.

Hizo acto de presencia la solidaridad inmediata de familiares, amigos, compañeros de trabajo, sociedad; que fueron secundados por una solidaridad internacional, de medios y de redes, que estuvieron al pendiente y con ello ayudaron a sobrellevar los primeros momentos, difíciles, de la tragedia y coadyuvaron a que las autoridades se esforzaran para que el accidente tuviera un desenlace blanco y hasta festivo.

Estuvo también presente, hay que reconocerlo, la ética y la responsabilidad efectiva de las autoridades que asumieron un papel activo en la gestión de medios que permitieron montar un operativo de rescate que mantuvo contacto con los mineros atrapados y por fortuna culminó exitosamente.

Como ya lo han hecho notar diferentes organizaciones sociales de México: no sucedió lo mismo en la tragedia de la mina Pasta de Conchos de México, que se derrumbó en las postrimerías del sexenio de Fox; en ella, lejos de alentar la posibilidad de un rescate el primer gobierno federal panista desalentó toda esperanza desde el principio, no hizo el menor intento de conseguir medios extraordinarios para un rescate y ya con Calderón en el segundo gobierno federal panista le echó las últimas paladas de tierra a esa que fue una verdadera tragedia en la que no se hizo ni siquiera el intento de rescatar los cadáveres de los mineros sepultados.

Seguramente los codiciosos empresarios solo pensaron cuánto iba a costar ese rescate y tuvieron la suerte de contar con la complicidad de un gobierno proempresarial que a la hora de decidir sus acciones solo mira a una parte de la sociedad.

Vaya diferencia, tanto en intenciones como en resultados y seguramente en la formación. Los de Chile y México son dos gobiernos de derecha pero sobre ellos podríamos repetir lo que dice un dicho mexicano: aunque los dos están hechos del mismo barro, no es lo mismo bacín que jarro.

Y por si lo dudaban, el reciente desliz de Vicente Fox al felicitar al también escritor derechista Mario Vargas Llosa por haber obtenido el premio Nobel de Literatura 2010, vuelve a demostrar la ignorancia y la chabacanería de esos políticos que desgrciadamente para nosotros han tenido en sus manos el timón del país. Si no saben ni hablar con propiedad y se meten a opinar sobre asuntos que ignoran, ¿cómo podemos exigirles que sepan gobernar? Abundaremos…